10 de julio de 2012

El vicio de desgastar palabras

En los últimos tiempos escucho con frecuencia la palabra "emprendedor", es como un sonsonete cuya intensidad y frecuencia ha aumentado de manera notable conforme han ido pasando los últimos años. Parece bastante razonable que en tiempos de crisis y de necesidad de encontrar líderes que en muchos aspectos sean capaces de comandar la reacción social ante tanto problema, se postule la importancia de que haya personas con iniciativa, dispuestas a asumir riesgos, con capacidad de gestión y laboriosidad, afán de crear riqueza, de aportar ideas nuevas y crear puestos de trabajo; lo que ya no se si es tan aconsejable es que se pueble el mapa de fantasmas y vendedores de humo. Cada día estoy más convencido de que la verdadera valía está muy alejada del protagonismo social, la habilidad para ponerse medallas y la pedantería de quienes gustan de pregonar por todos los lados sus enormes capacidades para hallar soluciones, su liderazgo y su genialidad. Estoy harto de escuchar la palabra "emprendedor", pero no porque considere que no necesitamos gente que "emprenda", sino porque me temo que aquélla se ha convertido en una etiqueta tópica y vacía y su abuso puede acabar ahogando la valía de quien realmente es un emprendedor en el mejor sentido de la palabra.

Qué sí, que hay personajes a los que se les llena la boca con palabrejas que parece que por sí solas encumbran a unos y desmontan a otros; y es que al final te cansas de tanta conversación de móvil tan aparente como vacía, del exceso de portátiles -cada vez más pequeños- en el AVE, en Atocha y hasta en algún restaurante, de tanta seguridad en uno mismo, con la paradoja de que se es demoledor con la actividad de terceros a la vez que se está plenamente encantado de la propia. Y no se trata solamente de parecer que no se tiene abuela, porque los hay que se prestan también a actuar como abuela propia y de sus amigos, por vestir de gala a algunos, como cuando los niños hacían la primera comunión de almirante, como si la apariencia terminara siendo más que el sacramento.

El liderazgo no puede ser una insignia que nos colgamos, un carnet de identidad reservado a cuatro elegidos, un código de barras que viene de fábrica, un certificado extendido por un expendedor de gloria; el liderazgo se lo ha de merecer cada uno día a día, sin hacer ostentaciones de nada, casi sin ser consciente de ello ... uno no entra en su trabajo con el sombrero de "number one", un título con el que se sale cuando te lo has ganado a pulso ... con el añadido de que los verdaderos líderes son los que predican con el ejemplo, no alardean de nada y han perdido el hábito de darse importancia.

Todo mi respeto a tanto autónomo que las está pasando canutas, que no vive de una nómina y se ha convertido en triste y negativo protagonista de esta crisis maldita, a quienes han levantado su empresa, su comercio, su despacho, ... piedra a piedra con el sudor de su frente. Mi admiración a quien sabe nadar contra la corriente de desánimo y pasividad que traen estos tiempos y mis mejores valoraciones para tantos españoles que dan mucho más de lo que reciben. Pero ya vale de fantasmas que parece sólo quieren pescar en río revuelto y mirar por encima del hombro.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo un familiar que después de 25
años trabajando en Carrefour,lo que supone hacer guardías, trabajar festivos, trabajar más horas que un reloj para que la visita de turno (ejecutivos) lo encuentre todo a su gusto,al cumplir 50 años lo llaman al despacho y le dan la carta de despido. Con su sueldo ahora pueden contratar a tres jóvenes.

En vez de amargarse y cobrar los 2 años de paro, se ha arriesgado y ha puesto en marcha un pequeño comercio en el barrio donde vive.

Creo que se le puede aplicar el calificativo de "emprendedor"

Modestino dijo...

Por supuesto, esto no es un alegato contra los emprendedores, sino unos pensamientos sobre el abuso de términos y conceptos.

Susana dijo...

Un emprendedor de verdad es el que lleva el negocio doce horas al día. Otra cosa son los que sólo invierten pero no participan. Un beso.

Modestino dijo...

Yo más bien pienso que lo de emprendedor es un concepto artificial que algunos utilizan para ponerse medallas y teorizar un rato.

Personas admirables como la mencionada por el Ánónimo del primer comentario las ha habido siempre, y no necesitan que las pongan etiquetas.

Un maletín negro dijo...

...Sr Modestino, un emprendedor de nombre Agapito me envía por aquí no sé por que asunto, dice que usted sabrá custodiarme sin levantar sospechas y darme coordenadas precisas en el lugar donde tengo que presentarme.

Estaré atento a sus instrucciones.

veronicia dijo...

Dice la RAE que emprendedor es el que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas...
Hay gente resuelta que no se rinde ante los desafíos, que por más crisis que haya busca soluciones, que son expeditivos... pero sobre todo optimistas, no posponen y tienen claro que no importa si caes sino como te levantas...
Es una cualidad del carácter que tiende a la acción.
Los que lo son, lo saben y no andan dando clases magistrales más que nada porque igual que se meten en proyectos exitosos tienen que salir de meteduras de pata mayúsculas y eso quieras que no da humildad

Modestino dijo...

No dudo, Veronicia, que se trata del tipo de gente que necesita un país en estos tiempos difíciles, pero tú lo has dicho: que lo sean de verdad, no voceros, charlatanes ni papanatas.

Modestino dijo...

Agapito más que emprendedor ... mejor me callo. Yo creo que esta semana los maletines deben de ponerse en fila.

Dolega dijo...

Estoy totalmente de acurdo contigo. Hay mucho autosuficiente que va por ahí dando lecciones de lo que no sabe.
El verdadero emprendedor, que hay millones,no tiene tiempo de esas zarandajas. Pero es que hoy esas cosas visten mucho.
Es como el que se pone con el movil a gritar para que le escuchen la conversación. Saludos

Modestino dijo...

Bienvenido por aquí, efectivamente hoy abundan los que se creen el moro Musa ;)

Anónimo dijo...

Hay quienes emprenden a palos, y otros aprenden a palos. Los verdaderos emprendedores no aparecen como tales pues no tienen tiempo de darse autobombo. El verdadero emprendedor aprende con los palos y los que no lo son se dedican a dar palos, ya que en su vida han dado con un palo al agua. ¿qué opinión te merece la palabra liderazgo? ¿y montaña?

Modestino dijo...

Liderazgo y montaña me suena a Vuelta Ciclista ....en el Tour de Francia lle van el maillot a topos rojos, no?.