Hace unas semanas asistí a Misa a la Capilla de la Ciudadela de Jaca, dedicada a la Inmaculada Concepción, patrona del arma de infantería. Preside el retablo un cuadro de la Purísima, pintada según me contaron por un antiguo coronel apellidado Topete y que, aún siendo algo "cromete" luce en el lugar principal de la iglesia. La pintura, además, ha sido restaurada recientemente, lo que trae como consecuencia que aún quede más bonito todo el altar en conjunto.
Durante la celebración de la Eucaristía -ya se sabe que las personas tendemos a la dispersión- me fijé que en torno a la Virgen aparecen un notable número de angelotes, de esos que los italianos llaman "putti" y se suelen dibujar con cara regordeta; muy especialmente me llamaron la atención dos de los ángeles ubicados a la derecha de la imagen, pues su cara era de color negro. Inmediatamente y por ese automatismo que tenemos las personas, me vino a la cabeza la figura de Antonio Machín, el legendario cantante de boleros nacido en Cuba y fallecido hace más de treinta años; Machín, ya entrado en años -nació en 1903 en la localidad cubana de Sagua la Grande- se paseaba por los platós televisivos y los teatros españoles en tiempos de mi infancia -creo recordar que actuaba junto a personajes tan míticos como Juanito Valderrama, Dolores Abril y la Niña de la Puebla- interpretando canciones tan populares como "El Manisero" o "Dos gardenias", si bien su gran éxito fue "Angelitos negros", un bolero en el que el cantante reprocha a los pintores que nunca pinten ángeles de su raza. Hubo quien llegó a decir que el tema, basado en un poema del escritor venezolano Andrés Eloy Blanco, fue la primera canción protesta aparecida en España. Machín, que en los años 60 ya era un intérprete superado por la nueva música pop, se benefició de la moda de la música camp surgida en los inicios de los 70, revival que hizo sonar de nuevo voces olvidadas como las de Jorge Sepúlveda, Pepe Blanco o Bonet de San Pedro.
Queda claro que los tiempos han cambiado, y esa sensibilidad que reclamaba el simpático cantante cubano parece haberse convertido en algo habitual en los artistas, de manera que esos "putti" negritos me llamaron la atención porque suelo tener una imaginación más bien "chusmeta" y me vienen fácilmente a la cabeza recuerdos remotos y curiosos, no porque hoy sean inhabituales. Eso sí, me parece que no había angelotes indios, ni orientales, ... incluso alguien me dijo que los había de pelo castaño, rubio y hasta rojizo, pero no de pelo negro: todo se andará.
4 comentarios:
No deja de ser gracioso que el poeta venezolano que, según dices, reivindicaba "angelitos negros" se apellidara "Blanco".
No había caído ... está bien: paradójico¡¡¡
Preciosa canción de Machín, Modestino. Me emociona siempre escucharla. Ángeles de todos los colores...como las personas. Me ha gustado tu post. Por asociación de ideas me ha recordado al respeto, a la Paz... a la armonía de la humanidad... a las palabras del Papa el día de año nuevo.
Un saludo, jurisconsulto.
Pues la entrada estaba programada desde bastante antes de Año Nuevo. Le has sacado excelente jugo.
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