11 de enero de 2011

Bajito, feo y malo

Cuando oí hablar por vez primera de Edward G. Robinson ya fue con su cliché de actor especializado en papeles de "hampón" y "villano"; pero tan cierto como ésto es que las tres primeras veces que le ví actuar en algún film fue en películas muy alejadas del género negro: "Los diez mandamientos" (1956), de Cecil B. DeMille, donde Robinson encarnaba a Datán, un judío colaboracionista con los egipcios que acaba liderando la rebelión contra Moisés en el desierto construyendo un becerro de oro, "Cuando el destino nos alcance (Soylent Green)" (1973), una aventura futurista de Richard Fleischer en la que el actor realiza el último papel de su vida, el de Sol Roth, compartiendo protagonismo con Charlton Heston y "El oro de Mackenna" (1969) un western dirigido por J. Lee Thompson de la que hablé no hace mucho en la que desempeñaba un breve papel de ciego que se unía a Gregory Peck por la codicia de encontrar oro. No parece que ninguno de ellos fueran los mejores trabajos de este gran actor nacido en una familia judía de Bucarest y que durante su infancia vivió en una comunidad Yiddish -su verdadero nombre era Emanuel Goldenberg-.

Además de las tres citadas, solamente recuerdo haber visto tres películas que incluían a Edward G. Robinson en el reparto, aunque de estas tres sí que puedo dar fe de que se trataba de films extraordinarios. El primero que viene a mi memoria es "Cayo Largo", una película mítica que dirigió John Huston en 1948 cuya cabeza de cartel la formaban nada menos que Humphrey Bogart y Lauren Bacall y en la que Robinson se encuentra como pez en el agua en el personaje del jefe de los gangsters que se alojan en el hotel a donde llega Humphrey. Como Johnny Rocco Edward. G. Robinson borda uno de los mejores villanos del cine, con momentos tan magistrales como la escena del pánico del gangster ante la inminente tormenta, la maldad con la que trata a su pareja -una espléndida Claire Trevor, que ganaría un Oscar por su actuación- o su desesperación final en el barco.

Uno de esos films que ví por la tele hace muchísimos años -estaba en los inicios de mi carerra universitaria- fue "La mujer del cuadro" (1944), una película dirigida por Fritz Lang en la que Robinson no hace un papel de malvado, sino que encarna a Wanley, profesor de psicología de la Universidad de Gotham que se obsesiona con la mujer que aparece en un retrato y acaba pasando un auténtico calvario cuando se la encuentra en la realidad y se ve involucrado en un crimen. En esta ocasión el actor brilla reflejando la angustia y el terror que sufre un despistado profesor al verse metido, sin comerlo ni beberlo, en una situación delictiva que le es completamente ajena.

Hace unos días, al hablar de Barbara Stanwyck hacçía referencia a "Perdición" (1944), la película de Billy Wilder que se había convertido en una de mis asignaturas pendientes; ya ha dejado de serlo, y además de confirmar que se trata de una obra maestra, quedé impresionado por el trabajo de Edward G. Robinson que vuelve a estar inmenso como investigador de la compañía de seguros donde trabaja Walter Neff, un Fred Macmurray convertido en un criminal por la perversidad de la Stanwyck. Aquí Robinson no es ni un villano malvado ni un profesor agobiado, sino un hombre dinámico, imaginativo y con un activismo espectacular; otro trabajo formidable.

Como he dicho al principio, Edward G. Robinson, que murió dos meses antes de recibir un Oscar honorífico -nunca había sido ni siquiera nominado-, ha sido siempre considerado el mejor intérprete de "malos-malísimos"; queda claro que mis lagunas en la filmografía del actor son enormes, pues de las películas citadas tan sólo hay una en las que interpreta a un gangster. por esta razón he hecho un elenco de nuevas asignaturas pendientes con Robinson de protagonista: "Hampa dorada" (1931), de Mervyn LeRoy, "Ciudad sin ley"(1935), de Howard Hawks y William Wyler, "El lobo de mar" (1941), de Michael Curtiz, "Perversidad" (1945), de Fritz Lang, "El extraño" (1946), de Orson Welles, "Odio entre hermanos" (1949), de Joseph L. Mankievicz "El premio"(1963), de Mark Robson, "Cuatro gángsters de Chicago" (1964), de Gordon Douglas y "El rey del juego" (1965), de Norman Jewison: seguro que no están todas las que son, pero sí son las que están.


11 comentarios:

paterfamilias dijo...

Yo también lo he asociado siempre a los gangsters. Sin embargo, la película que más recuerdo es "La mujer del cuadro". Me encantó

Tommy dijo...

También era conocido como coleccionista de arte. De hecho, en los títulos de crédito de "El loco del pelo rojo", la fantástica película de Vincente Minnelli sobre la vida de Vincent Van Gogh (es curioso, dos artistas superlativos que compartían un mismo nombre), hay un agradecimiento especial a Robinson por su cooperación. Y ya que hablamos de Minnelli, podríamos añadir a la lista de pelis de Robinson que ha hecho Modestino "Dos semanas en otra ciudad", una nueva vuelta de tuerca al mundo del cine hecha por algunos de los responsables de "Cautivos del mal" (y con ésta ya he citado tres films de Minnelli protagonizados por Kirk Douglas), pero cambiando Hollywood por la no menos glamourosa Cinecittá.

Por cierto, Modestino, ¿no te parece que en "Los diez mandamientos" Edward G. hacía su papel un poco como si estuviera volviendo a interpretar a alguno de sus mejores gangsters como Little Caesar o Johnny Rocco?

Modestino dijo...

Pue tienes razón, Tommy, podemos hablar de un mafioso judío infiltrado en el Egipto de los faraones.

sunsi dijo...

Si no te importa Modestino, lo único que me sale comentar esta vez es... qué poco agraciado es este señor. Y cómo algunos son afortunados y llegan lejos gracias a sus caretos. Tantos actores , además de su profesionalidad, deben parte de su gloria a la madre naturaleza.

Un saludo.

Te he visto a través de la cajita...

Modestino dijo...

Ya sabes que los feos tienen un encanto especial, el hombre, como el oso ...

Anónimo dijo...

Eso era antes

Modestino dijo...

Es cierto, ahora hay metro-sexuales, etc, etc ... pero yo en la época de Edward G. Robinson aún regían esos parámetros ;).

Anónimo dijo...

Pues no creo que este señor,fuera una"latin lover"

Modestino dijo...

En ese tema no tengo ni idea, aunque intuyo que los "feos" que tenían éxito eran otros, ya lo dice el chotis: Agustín Lara, Frank Sinatra, el propio Humphrey ...

Anónimo dijo...

Por ahi ,por ahi ...

veronicia dijo...

Guapo no era pero sabía rodearse de bellezas, como se puede comprobar en los repartos por las actrices con las que compartió cartel, empezando por Glenda Farrel