15 de agosto de 2010

Requiem por los gorditos

Nuestra Ministra de Sanidad prepara una ley encaminada a controlar lo que comen nuestros niños, así parece que se van a prohibir en los colegios determinados productos, como la repostería industrial y las bebidas carbónicas: seguro que se trata de una medida conveniente, y no hay que ser en exceso experto en la materia para saber de lo poco saludables que son esas pastas envueltas en plástico con un cabello de ángel medio artificial o una crema para nada apetitosa, de la misma manera que las bebidas con gas aportan muchas más calorías y miasmas que vitaminas.

Pero, al mismo tiempo, no puedo dejar de pensar que estamos ante una nueva manifestación de dirigismo estatal; pasados cuarenta años de la revolución de Mayo del 68, donde se escribieron por todas las calles de París frases tan imaginativas como esa de "Prohibido prohibir" hemos derivado en un "Papá estado" que nos veta cada vez más cosas.

El deporte, la vida al aire libre, las actividades que cultivan el cuerpo y el espíritu y la convivencia social son cosas que benefician a quienes se encuentran en fase de formación, de la misma manera es evidente que a ésto ha de añadirse una preocupación porque la alimentación sea sana, nutritiva y equilibrada, pero al mismo tiempo uno no puede dejar de recordar con nostalgia entrañable las "cristinas" o "bollos de leche" con chocolatina Nestlé que mi madre me compraba de pequeño en la calle Canfranc, o los bocadillos de chorizo, salchichón o queso manchego que me llevaba al colegio y que crecían de tamaño conforme uno pasaba de curso, de la misma manera que no entendería mi infancia, ni la de mis compañeros de viaje, sin las formidables meriendas que, sin balanzas ni guías sanitarias, nos ofrecían nuestra madres con ocasión de cumpleaños u otras celebraciones, incluyendo Fantas y gaseosas, tartas llenas de glucosa y mantecados que subían su prestigio conforme se acreditaba que habían sido "hechos en casa" o esas magdalenas cuya mejor presentación era "ser de pueblo".

En mis tiempos las madres se enorgullecían de que sus hijos estuvieran bien hermosos, algo que era señal de salud y hasta de prosperidad, y aunque bienvenidas sean las medidas para que la infancia de hoy sea alimentada con criterio, no permitamos que los niños y niñas que nos cuidarán en nuestra vejez no disfruten, a su escala, de la buena mesa ... y bien orgulloso estoy del día en que mi sobrino nº tres, con motivo del banquete originado por el bautizo de su hermano pequeño, se me cepilló en un descuido las patatas que componían la guarnición del entrecot: de casta le viene al galgo.


3 comentarios:

veronicia dijo...

Modestino, la comida es tan complicada.

Todos tenemos prohibido a mis sobrinos darles cualquier bebida que no sea agua; coca-cola totalmente prohibida hasta los 18 años jajaja.
Hay que decir que la mayor tiene 5 y lo llevamos a rajatabla.

Educar en la alimentación es muy complicado... si una familia no tiene buenos hábitos alimenticios sus hijos no los tendrán.

En las guarderías establecen claramente qué es lo que un niño lleva para la merienda, un yogurt, fruta troceada, pan, jamon york troceado... imaginas que les pusieran en la mochila bollería industrial y gusanitos? claro que a los niños les gusta más el azúcar...

En que momento un niño toma competencias sobre su alimentación? ¿cuando dice "no me gusta"? "pues no me lo como..." y tan tranquilo come otra cosa...

Si para esto se necesita un ministerio, para qué están las APAS; si tan preocupado está el gobierno por la salud de los jóvenes que se preocupe de porque consumen drogas, alcohol, abandonan los estudios, o un largo etc...

tomae dijo...

Coincido con Veronicia en lo de educar en la alimentación es complicado...

En mi caso a mis princesas de 5 y 7 años les aplico una regla gramatical, no les permito conjugar el verbo Gustar en primera persona precedido de adverbios de negación...

Así comen de todo y aprenden gramática.

A quien les da caramelos le pido unos euros para el dentista.

Ah! no tengo reparos en que prueben la cerveza y el café, mi señora tampoco.

Modestino dijo...

Es complicado educar en la alimentación ... y en bastantes cosas más. Unos hábitos alimenticios adecuados son una bendición ...y un chollo para el futuro.