En Francia, como en el resto de Europa tenemos ya suficientes problemas como para que la opinión pública se entretenga demasiado en las aventuras amorosas del presidente de la república; no obstante el hecho de que François Hollande haya sido sorprendido con las manos en la masa, pillado en plena escapada nocturna -al parecer en una Vespa- para visitar -y algo más- a una joven actriz francesa es algo que sin duda tiene su morbo, su moraleja y puede dar sin duda alguna bastante jugo. A lo mejor alguien pensaba que las veleidades amorosas, los ejercicios de conquistador, eran habilidad exclusiva de estirpes monárquicas o algunos altos políticos norteamericanos, pero demostrado queda que también en la vieja y adelantada Francia sus más altos jerarcas se dedican a algo más que a consolidar su "grandeur". Mientras en España andábamos pendientes del encuentro del presidente del gobierno con Barak Obama, de la última pantomima de Arturo y de las "hazañas" de algunos jóvenes encapuchados con afán revolucionario, en el país vecino han pasado una semanita entretenida con los despistes de bragueta de su máxima autoridad.
Lo primero que le viene a uno a la cabeza es que cada cual tenemos nuestra vida privada y también a los políticos en activo habría que reconocer el derecho a llevar la suya sin que tengan que estar sometidos al juicio público, evidentemente siempre y cuando lo que hagan no perjudique al interés general. Pero no es menos cierto que a quien mas poder tiene se le debería exigir mayor ejemplaridad, y vamos a considerar sin ánimo der se políticamente incorrectos ni ejercer de "carcas", que alternar, en toda su extensión, con persona distinta de aquélla con la que seconvive no es actitud loable, máxime si, como cuentan es el caso, se hace con nocturnidad y engaño. También me asalta el planteamiento de que teniendo las autoridades públicas el deber, firme e ineludible, de administrar su poder y sus atribuciones -incluida la gestión de los fondos públicos- con honestidad, fácilmente nos puede entrar la sospecha de que no lo haga precisamente así quien no es capaz de mantener la mínima fidelidad admisible en su relación familiar.
Tengo cierta curiosidad por saber los efectos que podrá tener una situación así en los resultados de las encuestas de voto y popularidad por lo que a Hollande se refiere, aunque intuyo que no habrá excesiva incidencia pues las preocupaciones populares suelen ir por otros derroteros. Además, a la vista de lo que observamos en la sociedad europea donde vivimos, a nadie debería extrañar que también los grandes prebostes sean tan poco contantes en sus amoríos.
8 comentarios:
Además la mujer con la que vive tampoco es su esposa. Creo que el hombre es mayorcito ya para tanto lío. Un beso.
En realidad el planteamiento puede que sea el contrario; en Francia y en el resto del mundo tenemos que entretenernos con las aventuras amorosas del presidente porque tenemos demasiados problemas.
Seguro que hay algun estudio sobre la relacion entre escandalos amorosos y crisis económicas, si la atencion se pone en el escandalo no se centra en el verdadero problema.
Por no hablar de la seguridad de una figura pública de tan alto nivel. Si es cierto lo que aparece en prensa, si un simple fotógrafo fué capaz de acercarse tanto al presidente para inmortalizar sus escapaditas con la seguridad personal limitada al mínimo, imaginemos las posibilidades que podría haber de un atentado integrista o un secuestro de todo un presidente de una potencia nuclear. Es correcto que todo el mundo tenga derecho a una intimidad privada pero esta historia es lamentable y debería pasarle factura política porque si gestiona de esta forma sus temas personales no quiero imaginarme qué otras cosas podría llegar a hacer, llegado el caso.
Un saludo
Si Susana, y tampoco estaba casado con la anterior, Segolaine Royal ... pero al menos que sea serio con la pareja ...
Evidentemente si se habla de estas cuestiones no se habla de otros temas más graves. Muchos hemos visto la célebre película "Cortina de humo".
En Francia como España parece que últimamente los políticos llegan al gobierno más por deméritos de los anteriores que por propia valía amigo Hereje.
Para mí, la explicación de lo que le ha pasado a Hollande es mucho más sencilla, amigo Modestino: todos los hombres somos prisioneros de nuestro "pito" (con perdón), y no hay nada que podamos hacer para evitarlo. A veces tratamos disimuladamente de luchar contra ello, pero es casi siempre una batalla perdida.
Es una historia, la del "pito" o la bragueta, que siempre se acabará repitiendo mientras exista el mundo.
Otra cosa más discutible es que, tratándose del Presidente de Francia, vaya circulando por las calles de París a lomos de una simple "Mobilette" en busca de su amada (aunque la escena queda bastante romántica, todo hay que decirlo).
Salud!
Que se lo digan a los ingleses, que llevan seis siglos de cisma por el pito de Enrique VIII ...
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