28 de noviembre de 2013

Entre otras frases


«Más que como expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza que resplandecen en una vida fiel al Evangelio»

Acaba de salir a la luz la exhortación apostólica «Evangelii Gaudium» (La alegría del Evangelio), primer escrito oficial redactado de puño y letra por el papa Francisco. Son más de 200 páginas y leyendo las primeras informaciones de prensa parece quedar claro que tiene mucho de innovadora, que toca muchas teclas y que más de una afirmación va a dar lugar a todo tipo de opiniones y polémicas. Como ni siquiera he comenzado a leer el escrito, cualquier valoración será arriesgada, aunque creo en el Espíritu Santo y estoy seguro que en cada momento tenemos el papa que necesitamos, y desde luego lo que reflejan los titulares de prensa entiendo que son cuestiones importantes y necesarias en los tiempos que corren.

Pero no puedo evitar entresacar una frase que me ha gustado; cuando la he leído he pensado, y esto es una idea mía, de esas que surgen de repente y que espero nadie incluya en la nómina de las herejías, que en el fondo el papa nos está diciendo que suena mucho mejor lo que aparece escrito en el Evangelio que la música contenida en normas, criterios y reglamentos. La fe no la podemos convertir en una larga autopista llena de señales de prohibición y de peligro, porque de ser así se corre el peligro de terminar entre saturado y agotado, ... o nos volvemos flexibles o corremos el riesgo de acercarnos a la fosilización.

Así, a vuela pluma, sin profundidades, observo la exhortación como un auténtico compendio que invita a la entrega y al servicio a los demás, sin duda un documento para reflexionar, para asimilar y para poner en práctica.

6 comentarios:

Hereje dijo...

De las declaraciones, escritos e ideas que parecen partir del nuevo Pontífice se perfila una senda de cierto cambio con respecto a tiempos anteriores. Parece que se intenta reformar/cambiar ciertos aspectos de la Iglesia y acercarla más a quien de verdad y en su origen iba dirigida, los más desfavorecidos. Me parece muy loable ese cambio de timón, si además va unido a una mayor transparencia, una mayor austeridad, una mayor capacidad de diálogo y como dije antes, una mayor cercanía con la gente corriente y no con los centros de poder político y económico. Ojalá, y lo deseo fervientemente, que todo no se quede en una simple operación de maquillaje. Las dificultades y las reticencias las tiene en su propio seno y espero que tenga la suficiente firmeza y claridad de ideas para llevar a buen término esos cambios.

Un saludo

Modestino dijo...

Yo me conformo con que siga el Evangelio.

dolega dijo...

A ver si es verdad, Modestino.
Por ahora parece que va removiendo cosas, estoy con Hereje a ver si lo logra.
Sobre todo traer una sonrisa, una sencillez y naturalidad de la que estaba escasa ultimamemnte.
Estoy totalmente de acuerdo con él, el mejor evangelio es la propia vida.
Besazo

Modestino dijo...

Lo que pasa es que me temo que cada cual -me refiero a periodistas y "expertos"- interpreta parcial y subjetivamente las frases del Papa, y hay que leer este escrito -tiene más de 200 página- y asumirlo en su conjunto.

A mí lo que dice Francisco me lleva a rectificar más de unc riterio, postura, ...

interbar dijo...

El ataque fácil a la sociedad de mercado en tiempo de crisis no debe hacer olvidar una serie de "verdades": el mundo de mi infancia, y de la tuya, tenía 3500 millones de habitantes y hoy en día hay 7200 millones de personas. Es un éxito biológico tremendo, hecho en un mundo globalizado y de mercado. Exacerbar el sentimiento de culpa respecto a la crisis, echar la culpa de la inmigración ilegal a los occidentales, hablar tontamente, y falsamente, de un incremento de la pobreza por culpa del mercado no hará recuperar ninguna posición a la Iglesia Católica.

Modestino dijo...

Tambien es cierto que todo puede ser muy interpretable.