Tal día como hoy hace 50 años John Fitzgerald Kennedy, presidente electo de los Estados Unidos, era asesinado en Dallas, capital del estado de Texas, en un atentado cuya autoría se atribuyó a Lee Harvey Oswald, un fanátioo antiamericano, aunque siempre ha habido una misteriosa nube oscura sobre conspiraciones, intereses ocultos e implicaciones a altos niveles. Curiosamente, el magnicidio de Dallas es uno de mis primeros recuerdos infantiles; era la víspera de mi quinto cumpleaños y estaba con mi madre en la cocina, no se si observando como preparaba la cena o cumpliendo ya de hecho con la tarea de alimentarme; en ese momento llegó a casa mi padre, se acercó a la cocina y con la crudeza propia de un aragonés claro y directo comentó: "se han cargado a Kénnedy". Curiosamente, aún en tan tierna edad, el nombre de John Kénnedy no me era desconocido y entre la lógica nebulosa de un recuerdo tan antiguo pienso que instantáneamente llegó a mi cerebro la imagen joven y moderna del entonces presidente. A un niño de cinco años estas noticias le pueden impresionar, pero el mundo de juegos, fantasías e ilusiones propio de esa edad hace que el impacto de las mismas dure más bien poco.
Kennedy fue un hombre idolatrado, su juventud, la imagen que ofrecía junto a su esposa Jacqueline y sus hijos Carolina y John John de la perfecta familia americana, el hecho de ser el primer católico que había llegado a presidente de los Estados Unidos y su imagen jovial, dinámica y elegante le convirtieron en un símbolo y provocaron que su muerte trajera frustración y desencanto al mundo occidental. Con el tiempo su imagen fue perdiendo prestigio, se le puso la etiqueta de mujeriego, se le atribuyeron amistades oscuras y peligrosas y se cuestionaron muchas de sus decisiones políticas. Es algo que suele pasar, y en este mundo rápidamente pasas de ejemplar a maldito, vete a saber cuanto de superficial y gratuito hubo en su ascenso al Olimpo y cuánto de cierto en los errores y vicios que le imputaron. De lo que no cabe duda es de que John Fitzgerald Kénnedy fue un personaje importante en su momento y que es una de las figuras clave de una época llamativa de la historia.
Ahora es tiempo de recuerdos, de profundizar en una época interesantísima de la historia del mundo, de saber escoger las fuentes donde encontrar datos, sucesos y opiniones. Parece que la de los Kénnedy es la historia de lo que puedo ser y las circunstancias impidieron que llegara a serlo.
6 comentarios:
..."la historia de lo que puedo ser y las circunstancias impidieron que llegara a serlo" ...
...ahora pensaba que esa historia nada tenía que ver con el "sueño americano"
Lo qué pasa es que nunca se sabe si conviene cambiar la historia, más bien pienso la historia se dirige siempre hacia dónde la Providencia la dirige, en ocasiones con la torpe colaboración de los hombres. Hace poco leí uno de los últimos éxitos de Stephen King en el que un individuo regresaba al pasado con la intención de evitar el asesinato de Kennedy pues pensaba que así el futuro hubiera sido mejor no habría habido guerra de Vietnam, etc ... aunque termina descubriendo qué en realidad la historia hubiera sido nefasta y tiene que deshacer el entuerto.
La imagen siempre fue perfecta, aunque no se correspondiera con la realidad.
somos una sociedad tan visual que seguimos optando por la mejor imagen sin profundizar en si se corresponde con la realidad o no...
Y ésta entrada me ha recordado dos peliculas JFK y Grey Gardens
Hablando de imágenes artificiales, elaboradas y poco reales no cabe olvidar a Barak Obama.
O a nuestro Z.P. Quizá el mayor legado de Kennedy sea haber inventado lo que yo llamo la Política de Marketing.
El problema de "nuestro ZP" no se si fue de marketing o de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado.
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