A primeras horas del pasado miércoles 30 de noviembre falleció tras larga enfermedad el torero sevillano Diego Puerta a la edad de 70 años. Para quien se crió entre frecuentes referencias a los toros allá por los años 60 el nombre de Diego Puerta tiene un sonido bien especial; en aquella época las ferias taurinas de Primavera y del Pilar de Zaragoza tenían permanentemente la presencia de Puerta, uno de los indiscutibles números uno de la época junto a "El Cordobés", Antonio Ordóñez, "El Viti", Paco Camino, Jaime Ostos, "Antoñete", Curro Romero y el torero local Fermín Murillo, entre muchos otros. Diego Puerta era uno de esos toreros valientes, capaces de enfrentarse cara a cara con los toros de las ganaderías más duras de la época: Eduardo Miura, Pablo Romero, ... aunque no era ese valor temerario e irracional de algunos, sino una valentía fundamentada en una excepcional preparación física y un poderío que le hacía dominar todas y cada una de las suertes y ser capaz de superar a rivales de más de 600 kilos de peso. A pesar de todo Diego Puerta tenía el cuerpo literalmente cosido a cornadas, más de cincuenta, alguna de ellas muy grave y la última en Zaragoza tres días antes de su definitiva retirada de los ruedos, cuando el toro le cogió por el mismísimo escroto; no fue gratuito el sobrenombre de "Diego Valor" con el que era conocido en el mundo taurino. Fue Puerta, además, un torero regular, que se mantuvo en los puestos más altos del escalafón a lo largo de sus 16 años de alternativa: llegó a matar más de tres mil toros, todo un record verdaderamente escalofriante.
He leído que Diego Puerta formó junto a Santiago Martín "El Viti" y Paco Camino el triunvirato de ases de los toreros de su generación, y posiblemente sea un diagnóstico acertado, pues gente como Ordóñez, "Antoñete" y Bienvenida eran ya algo mayores y Manuel Benítez "El Córdobés", auténtico fenómeno de masas entonces, se encontraba en otro estadio distinto, el de los tremendistas, el del toreo que rechazaban los "puristas". Diego Puerta tomó la alternativa en 1958 en Sevilla, teniendo como padrino a Luis Miguel Dominguín y a Gregorio Sánchez como testigo y lidiando toros de Arellano, mientras que la confirmó dos años después con Manolo González de padrino y Chamaco como testigo. Desde entonces el sevillano no bajó nunca el brazo e hizo de la regularidad y la profesionalidad bandera; significativa es la crónica del gran crítico de ABC Antonio Díaz Cañabate tras una tarde memorable en la Maestranza de Sevilla en 1960 con toros de Miura: "Hace tres horas que terminó esta corrida de otros tiempos. Aún estoy vibrando de una emoción que si desconocida por la mayoría de los espectadores que la sintieron en la plaza, para mí era un reverdecer de la que sentí en mi juventud. Cuando había toros de seiscientos kilos fieros y poderosos y toreros valientes como Diego Puerta, que no se impresionaban ante el poderío y la fiereza". Puerta poseía una técnica excpecional, y brillaba también por ese "pinturerismo" tan propio de la escela sevillana
Puerta era además un torero alegre; es de agradecer que en un mundo tan difícil como el de los toros, con la tragedia siempre rondando en el ruedo y la tensión en los callejones, el torero ahora fallecido mostrara siempre una sonrisa de oreja a oreja, algo que sumaba argumentos a su seguridad y su saber estar en la plaza. Diego Puerta era un torero de una pieza, sin trampa ni cartón, que lo daba todo en cada tarde y que, en medio de genios del arte de torear como Ordóñez, Camino, "El Viti" o Curro Romero supo estar siempre a su altura y ofrecer el complemento de poder y valor al arte de sus compañeros de profesión. El tiempo en que toreó el sevillano constituyó posiblemente la última época dorada de los toros en España, él supo aprovechar su momento y se ganó día a día, tarde a tarde, su prestigio y su lugar en la historia. Ahora, cuando tantos cuestionan la fiesta, Diego Puerta se encontrará, sin ninguna duda, con la gloria que como torero ya tuvo en la tierra.
He leído que Diego Puerta formó junto a Santiago Martín "El Viti" y Paco Camino el triunvirato de ases de los toreros de su generación, y posiblemente sea un diagnóstico acertado, pues gente como Ordóñez, "Antoñete" y Bienvenida eran ya algo mayores y Manuel Benítez "El Córdobés", auténtico fenómeno de masas entonces, se encontraba en otro estadio distinto, el de los tremendistas, el del toreo que rechazaban los "puristas". Diego Puerta tomó la alternativa en 1958 en Sevilla, teniendo como padrino a Luis Miguel Dominguín y a Gregorio Sánchez como testigo y lidiando toros de Arellano, mientras que la confirmó dos años después con Manolo González de padrino y Chamaco como testigo. Desde entonces el sevillano no bajó nunca el brazo e hizo de la regularidad y la profesionalidad bandera; significativa es la crónica del gran crítico de ABC Antonio Díaz Cañabate tras una tarde memorable en la Maestranza de Sevilla en 1960 con toros de Miura: "Hace tres horas que terminó esta corrida de otros tiempos. Aún estoy vibrando de una emoción que si desconocida por la mayoría de los espectadores que la sintieron en la plaza, para mí era un reverdecer de la que sentí en mi juventud. Cuando había toros de seiscientos kilos fieros y poderosos y toreros valientes como Diego Puerta, que no se impresionaban ante el poderío y la fiereza". Puerta poseía una técnica excpecional, y brillaba también por ese "pinturerismo" tan propio de la escela sevillana
Puerta era además un torero alegre; es de agradecer que en un mundo tan difícil como el de los toros, con la tragedia siempre rondando en el ruedo y la tensión en los callejones, el torero ahora fallecido mostrara siempre una sonrisa de oreja a oreja, algo que sumaba argumentos a su seguridad y su saber estar en la plaza. Diego Puerta era un torero de una pieza, sin trampa ni cartón, que lo daba todo en cada tarde y que, en medio de genios del arte de torear como Ordóñez, Camino, "El Viti" o Curro Romero supo estar siempre a su altura y ofrecer el complemento de poder y valor al arte de sus compañeros de profesión. El tiempo en que toreó el sevillano constituyó posiblemente la última época dorada de los toros en España, él supo aprovechar su momento y se ganó día a día, tarde a tarde, su prestigio y su lugar en la historia. Ahora, cuando tantos cuestionan la fiesta, Diego Puerta se encontrará, sin ninguna duda, con la gloria que como torero ya tuvo en la tierra.
8 comentarios:
Algo había leído de la noticia de su muerte, pero, la verdad, no sabía nada de él (como de la mayoría de los toreros). Gracias por la entrada.
Es una cuestión generacional, en los años 60 Diego Puerta era conocido por todo el mundo. Ahora parece que ser torero es para algunos una lacra, a mí no me lo parece así.
Como tú, el tipo tenía seis hijos, y a mí eso me dice mucho :).
En mi adolescencia, se me quedó grabado un cartel que, durante una larga época, se repetía muchísimo:
Diego Puerta;
Paco Camino; y,
Manuel Benítez El Cordobés.
Rara era la feria que se preciara en que no coincidieran los tres.
Si no me falla la memoria, Paco Camino también está en el cielo, por lo que, de ese tridente o "trivote", solo queda vivo mi paisano (mala hierba, nunca muere).
Buen (y largo) fin de semana, amigo.
Te equivocas, Brunetti: Paco Camino sigue vivo y colenado, aunque con la mala leche y el mal estilo que gastaba y lo aficionado que era al juego muchó tendrá que purgar para ir al cielo ;).
Pues yo lo daba ya por fenecido.
Por cierto, este Camino tenía un hijo, también torero, llamado Rafael. Un buen amigo entendido en estas lides me dijo en su día que el tal Rafi era malísimo, aunque carezco de criterio 'torístico' para corroborar o contradecir tal afirmación.
Lo que sí puedo asegurar es que, hace unos meses, no sé a cuento de qué, alguien me envió por internet unas fotografías de Rafi Camino en las que apenas se le reconocía, de lo que había engordado y de lo desfigurado que estaba el hombre.
Aun así, cuando se quede sin blanca, este es capaz de anunciar su vuelta a los ruedos. Al tiempo, si no.
El tal Rafi, efectivamente, se quiso hacer un nombre en la tauromaquia a costa de su apellido, incluso su padre reaparecio para darle la alternativa creo recordar que e Nimes y a la vez que el "Litri" se la daba a su vástago. Pero se ve que no tenía cuajo y ha dado más noticias a las revistas del corazón que a las taurinas. Si no recuerdo mal recientemente fue noticia por alguna denuncia de su ex por malos tratos.
En éste mundo de toreros soy una ignorante... lo poco que se de los toreros lo se por otro tipo de prensa y encima lo mezclo todo...
(El responsable mi abuelo que ponía los toros en la TV y nos hacia estar en silencio, y claro así no hay quien pille un concepto... aún le doy vueltas a que debe ser "el cosio")
El "Cossio" no es una suerte taurina, ni una zona de la plaza ni una parte del traje de luces, sino un monumental tratado taurino escrito por el escritor y poligrafo vallisoletano José María de Cossío.
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