12 de diciembre de 2011

El viernes descubrí que la Torre del Oro también está en Madrid

El viernes pasado me fui con un par de amigos a Madrid; el AVE ha abierto muchas posibilidades si se trata de trastear y la posibilidad de ir y volver en el día desde Huesca a la capital del reino es una de ellas. La intención era recorrer alguna que otra librería, de esas que te dan la oportunidad de comprar bueno, bonito y barato. Conseguimos nuestro objetivo con la que era mi primera visita a "Estudio en escarlata", una librería especializada en novela negra ubicada en la esquina entre Guzmán el Bueno y Fernández de los Ríos, en pleno barrio de Argüelles; el establecimiento lo regenta un matrimonio encantador, de esos que queda claro que saben lo que haga falta de la materia: adquirí tres novelas de otros tres clásicos del género: Westlake, Jim Thompson y James M. Cain. Posteriormente acudimos a uno de los establecimientos que bajo el nombre de "Abaco" venden todo tipo de libros usados: es como un monumento al libro, con estanterías enormes en las que se apilan ejemplares de todo tipo de literatura y no literatura. Allí me sucedió lo que puede ocurrir en estas ocasiones: que hay tanto género que uno acaba perdiéndose y agobiándose ante la posibilidad de elegir, pese a lo cual me hice con un par de novelas de Simenon que no había leído agrupadas en un único tomo. La tercera visita fue a un quiosco de la Glorieta de Bilbao en el que tienen todo tipo de vídeos de películas, allí me hice con una versión de "Cyrano de Bergerac" emitida en un "Estudio-1" de los años 70 y protagonizada por dos clásicos de entonces ya fallecidos: Julio Núñez y Nuria Carresi, así como de un vídeo sacado en su día por "El Mundo" con el film "El león en invierno".

Pero he de confesar que, habiendo disfrutado de los establecimientos citados y del paseo por un grato y concurrido Madrid, el momento mágico del día llegó a la hora del aperitivo. Para la primera "entrega" optamos por "La Torre del oro", un tipiquísimo local ubicado en la Plaza Mayor, junto a la calle Fernán González que reune todas las características para ofrecerte esa felicidad temporal y mundana que de vez en cuando tampoco está tan mal. Había que reponer fuerzas y pienso que elegimos la mejor opción: una manzanilla y la tapa de la casa, que consiste en un pequeño caldito aliviado con unas gotas de Jerez y un mínimo plato de paella: todo estaba delicioso, con especial mención de un caldo absolutamente reparador. Pero junto a la calidad del producto también cabe destacarse lo clásico del lugar:camareros expertos y simpáticos, auténticos profesionales que atienden con gracia y cantan los pedidos y una decoración taurina, con tres o cuatro cabezas de toro y un número infinito de fotos que homenajean a "El Cordobés", "Paquirri", Bienvenida, "El Juli", Enrique Ponce, José Tomás, "El Viti", ... incluidas algunas viejas escenas de Franco en la Plaza de Las Ventas con todo su sabor añejo y, hoy en día, transgresor. La "Torre del Oro" es el típico lugar que uno se apunta para recordar, para recomendar y para volver, ya se ha convertido en uno de mis iconos madrileños y ya son unos cuantos.

Para la segunda campanada del aperitivo elegimos otro lugar castizo, la calle de Cuchilleros, donde se ubican las "Bodegas Ricla", cuyo origen se remonta a 1897 y se llama así por haber nacido su primitivo dueño en el pueblo ubicado en el Valle del jalón. Allí la tapa del día era una albóndiga buenísima en la que se notaba la presencia del eneldo. El establecimiento conserva el sabor antiguo, con una barra de aluminio que llena el lugar e una originalidad especial ... y por supuesto, estaba de bote en bote. Terminamos comiendo en el Mercado de San Miguel, del que ya hablé en otra ocasión,. lugar donde uno se encuentra incluso conocidos de otros lugares de España, que estaba abarrotado de gente y en el que, en medio del agobio del gentío, nos deleitamos con tapas de salmón ahumado, bacalao, arenque, morcilla, jamón, ... regadas con vino blanco y tinto. Hubo postre de dulce y un café en la terraza de la "Botillería del Café de Oriente", sita junto al Palacio Real y cuyo ambiente gratificaban unas estufas instaladas "ad hoc", no sin antes haber entrado a la Catedral de la Almudena, en cuyo interior he de confesar, no sin cierta vergüenza, que no había estado nunca. Después sólo quedó tiempo para regresar a Atocha tras cruzar la parte antigua, que incluyo la parada a por Lotería en la Plaza Mayor y el paso por la Plaza de Santa Ana, donde brillan la silueta del Teatro Español y los gratos olores de los establecimientos hosteleros de la zona.




15 comentarios:

paterfamilias dijo...

Vaya, día completito.

Me alegro que lo pasaras bien y encontraras esos libros

sunsi dijo...

Un saludo al mejor cronista de "pitanzas". Se nota que lo disfrutas, Modestino.

Modestino dijo...

Pitanzas y libros, amiga Sunsi .... ;)

Modestino dijo...

Por cierto, me encontré a Artur y su mujer en el Mercado de San Miguel: el mundo es un pañuelo.

Maireen dijo...

Ese recorrido significa que en cualquier momento podríamos coincidir o cruzarnos. Lástima que por el anonimato de los blogs no nos reconoceríamos.

Anónimo dijo...

El Mercado de San Miguel,es para volver siempre.Ahora creo que han abierto otro el Mercado de Atocha.
De todas maneras el mundo de los Mercados se merece una entrada propia.
El del Boqueria en Barcelona,el Mercado central en Valencia,etc,etc.

Modestino dijo...

Sí que se merece una entrada propia, pero he de confesar que no domino mucho el tema.
En Madrid también he oído hablar del mercado de San Antonio, que creo está por la calle del Barquillo.

Brunetti dijo...

Solo os faltó pasar por La Ventas y dar allí un par de capotazos.

Trastear por ahí, es lo mejor de la vida.

Un abrazo,

tomae dijo...

...cuando cuentas estas historias en las librerías pienso quién debe pasar mejor jornada, si los "libreros" o tú...Excelente recorrido Modestino!!!

Modestino dijo...

Los libreros, si sonj tales y no simples comerciantes o mini-empresarios, son un tipo de gente especial que disfruta tanto vendiendo que es difícil superarlos.

Driver dijo...

Tenemos cita pendiente.
La próxima a la c/ Del Prado 5, donde te espera sorpresa literaria de primer orden.
Los buscadores de libros antiguos y bien encuadernados, suelen perder allí la cabeza.

Modestino dijo...

Comprometido, Driver.

Peque dijo...

Un día para recordar. Los libros siempre son una buena compañía

Modestino dijo...

Una compañía única, Peque, unos excelentes compañeros de viaje.

sunsi dijo...

¿A Artur y a Raquel? Celebraban su primer aniversario de casados en los Madriles. Dientes largos, Modestino...