La semana pasada estuve de comida navideña con la gente de mi trabajo; no suelo fallar a estas citas y, como viene sucediendo cada año, tanto el lugar como la compañía fueron excelentes y disfrutamos con buen ambiente de una notable pitanza. Como suele suceder en estas ocasiones a la hora del café se pasó revista por si alguien deseaba desfragmentar adecuadamente la zona digestiva con una copa y fue en ese momento cuando caí en la tentación de experimentar, algo que empiezo a pensar que puede ser un error si de comer o beber se trata. Me vino a la cabeza entonces una grata noche de julio en una terraza de la Plaza Quintana de Santiago de Compostela, allí me llamó la atención el "pelotazo" que se tomó un compañero de tertulia nocturna, quien pidió una copa de balón con mucho hielo y Cointreau, a lo que se hizo añadir tres o cuatro granos de café, yo perseveré entonces en el gin-tonic pero tomé nota del antojo; en la comida citada recordé la situación y me lancé a pedir la novedad, tentación a la que arrastré a mi vecino de cubierto, quien por cierto es uno de los más prestigiosos colaboradores de este blog. La camarera puso cara rara, me pareció notar que de manera especial cuando comenté lo de los granos de café, pero al final las copas llegaron y, todo hay que decirlo, nos convertimos en el centro de atención momentáneo de la fiesta.
El "experimentó" creo que no resultó; al final de hecho no nos acabamos tomando más que un simple anisette de sabor dulzón al que los granos de café, por mucho que acabé incluyendo unos cuantos más de los previstos, no consiguieron dar ningún tipo de encanto especial. Sentí cierta frustración, además del remordimiento de conciencia de haber llevado al error a mi amigo, que seguramente hubiera disfrutado más con otro tipo de combinado. Yo siempre he recurrido al Cointreau cuando entre las ofertas del postre está el Helado de Crocanti, un producto que puedo asegurar que cuando es adecuada y ligeramente rociado de dicho licor se convierte en algo espectacular; de cualquier manera queda claro que a partir de ahora me limitaré a esta opción y a la hora de las copas volveré al dilema de siempre: o nada o lo seguro, que a estas alturas hay temas en los que queda poco por inventar.
El "experimentó" creo que no resultó; al final de hecho no nos acabamos tomando más que un simple anisette de sabor dulzón al que los granos de café, por mucho que acabé incluyendo unos cuantos más de los previstos, no consiguieron dar ningún tipo de encanto especial. Sentí cierta frustración, además del remordimiento de conciencia de haber llevado al error a mi amigo, que seguramente hubiera disfrutado más con otro tipo de combinado. Yo siempre he recurrido al Cointreau cuando entre las ofertas del postre está el Helado de Crocanti, un producto que puedo asegurar que cuando es adecuada y ligeramente rociado de dicho licor se convierte en algo espectacular; de cualquier manera queda claro que a partir de ahora me limitaré a esta opción y a la hora de las copas volveré al dilema de siempre: o nada o lo seguro, que a estas alturas hay temas en los que queda poco por inventar.
18 comentarios:
Yo siempre había oído decir que los experimentos se hacen con gaseosa.
La verdad es que no sabía ni que existía, aunque eso no significa nada que por no ser no soy ni amateur en la materia.
Incluso con gaseosa los experimentos pueden ser dañinos ... que hay quien le echa "La Casera" al Rioja ...
¿Cara rara? Di mejor que la camarera nos miró como si fuéramos gilipollas.
Es posible, aunque me pareció -ya sabes que soy algo neurótico para ésto- que nos estuvo mirando con cara como de asco toda la comida, y no digo a nosotros solamente.
Pues ahora que lo dices ,eran mas bien antipaticas.
Y eso que con la crisis ,agradecidos deberian de estar.
Hombre antipáticas, yo creo que solamente había una que parecía enfadada, a lo mejor tenía mal día.
De un tiempo a esta parte, cada vez de oigo o veo escrita la palabra "Cointreau", me acuerdo indefectiblemente de Fabio Coentrao, ese lateral zurdo portugués que pasó por Zaragoza con más pena que gloria y que ahora se lo han encolomado al club de Concha Espina, siendo evidente que el puesto le viene bastante grande.
Tanto uno como otro empalagan.
Como ando medio apartado del seguimiento del fútbol nacional no me constaba que Coentrao no esté triunfando en el Madrid: ya le viene bien para que se le bajen los humos, que el chaval andaba subidito.
Al menos te quitaste la intriga. Un beso.
Sí, Susana, intriga resuelta y opción descartada. Otro beso.
Yo descarto el alcohol porque me sienta fatal... alguien recuerda la cara que puso la primera vez que tomó alcohol... esa cara de "que no se note que no he bebido nunca puajjjjjjj; que amargo!" y cuando preguntan dices con lágrimas en los ojos "muy bueno, buenísimo" mientras buscas agua... pues así soy yo.
...Yo el Cointreu lo uso para el "Durruti"...sí, así lo llaman, un estupendo postre de zumo de naranja, helado de vainilla y una galleta tipo "barquillo", las "Rifacli" también quedan bien.
No entiendo como utilizaste ese licor para desfragmentar el estómago de esas pitanzas, si acaso estomacal Bonet ...aunque Brunetti (yo también) apuntaría al sugerente Chaurtrese -Amarillo-, y si en el local quedara alguna botalla de la antigua fabrica de Tarragona hubiera sido todo un descubrimiento.
Tiene muy buena pinta el Durruti ese. Chartreause es algo con código de barras tarraconi.
Hace tiempo probé el cointreur con zumo Dr piña.y no estaba mal
¿Chartreuse amarillo dices, Tomae?
Piensa que el amarillo está pensado más bien para los flojos o timoratos (solo tiene 48º). Nosotros nos mereceríamos un Chartreuse Verde, que alcanza la nada despreciable cifra de 56º de alcohol. Perfecto para romper cualquier etilómetro.
Aunque, puestos a elegir, me quedo con el Chartreuse Episcopal, que es una especie de mezcla perfecta y deliciosa del verde y del amarillo.
Un abrazo,
...sí, pero recuerda que las "pitanzas" de nuestro amigo Modestino, son de ligera fragmentación, ya sabes verduras y pescado azul.
En efecto, Tomae: de primero, verduritas o consomé; de segundo, pescado azul o, en todo caso, un pescadito a la plancha; y, de postre, una pequeña pieza de fruta bien cortadita (pera o manzana, no más). Y para rematar, un cortadito descafeinado con sacarina.
De bebida, agua con gas, por supuesto.
Hay que ver qué bien conocemos al gran Modestino.
No me coloqueis mala fama, que no ando todo el día en plan Gargantua.
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