"El alma de la ciudad"
Jesús Sanchez Adalid
Planeta. Barcelona. (2007)
646 páginas
Resumen: En plena Edad Media, la Reconquista avanza, a pesar de la fuerza del imperio Almohade. El rey Alfonso VIII funda, en un paraje idílico de los amplios territorios de la Trasierra, la populosa ciudad de Ambrosía (nombre griego que sonaba a pagano en la Edad Media y que se transformó en Plasencia, que significa lugar placentero para vivir). El joven Blasco Jiménez, la mano derecha del prelado, conoce a una bellísima mujer, que le iniciará en el amor y en los misterios de la Kabalah. Dos realidades entran para él en pugna: la fidelidad al espíritu de la ciudad recién fundada y su propia libertad. Después de su paso por la Escuela de Toledo, Blasco terminará siendo partícipe de un misterioso secreto en Coria, donde se guarda algo que le hará descubrir, casi por casualidad, la luminosa explicación a los apasionantes sucesos de su vida.
Ya había leído un par de libros de Sánchez Adalid y sabía que era garantía de seriedad y entretenimiento. "El mozárabe" me pareció una formidable descripción de la Córdoba musulmana y de un personaje tan atractivo como Almanzor, mientras "El cautivo" tiene trazos de aventura apasionante, aunque aún falta de pasar por mi mano su segunda parte, "La divina puerta". "El alma de la ciudad" me había sido fuertemente recomendada y tras terminarla he comprendido las razones ello: una excelente novela histórica, sin ningún genero de duda.
El los últimos años se ha producido una auténtica invasión en materia de historia novelada, con la consecuente aparición de auténticos pufos, es decir, libros escritos sin más intención de que aprovechar la moda y colocar el mayor número de ejemplares posibles. Por eso es de agradecer el rigor de Sánchez Adalid, que nos cuenta una historia perfectamente ensamblada con los hechos reales, a la vez que consigue que en ningún momento perdamos ni un ápice de interés. Y ello, sin que deje de haber ese punto de ficción que hay en toda novela, pues el respeto a la historia no es incompatible con la imaginación, e incluso con situaciones tan aventuradas como poner a San Francisco de Asís en plena peregrinación a Santiago de Compostela.
El libro lleva un apéndice en el que cuenta las circunstancias históricas y sociales de tiempo y lugar en que se ambienta la novela, aportando datos y demostrando que se trata de una novela histórica bien documentada, a la vez que añade al lector cierto baño cultural. El autor se recrea en el ambiente de Castilla y Extremadura y nos da una visión excelente de la importancia de las ciudades en la época a la vez que aparecen momentos tan importantes -y con signo tan distinto- de la reconquista como la batalla de Alarcos y las Navas de Tolosa. Emerge la figura del rey de Castilla, Alfonso VIII, aunque también hay espacio para eld e León, Alfonso IX, los Papas Celestino III e Inocencio III y el califa de los almohades Abu Yacub y Yusuf, aunque los grandes protagonistas son de ficción: el clérigo Blasco Jiménez y el Obispo Don Bricio, el mercader musulman Abasdu El Waquil o el traidor Hermesindo. La historia atraviesa lugares tan atractivos como Plasencia, Coria, Ávila, Toledo, Trujillo y Ciudad Rodrigo y consigue meternos perfectamente en el ambiente de la España de la segunda mitad del Siglo XII.
Sánchez Adalid también nos hace pensar, siendo notables y llamativas las frecuentes referencias a San Agustín, y en concreto a "La ciudad de Dios", con una visión muy ortodoxa de la fe cristiana y un respeto que es de agradecer, aunque en ésto habrá opiniones para todos los gustos, reflejadas por ejemplo en la negativa crítica que corre por internet y que en su día publicó el suplemento cultural de "El Mundo". Yo valoro que el escritor extremeño, a la vez que no nos oculta las miserias que afectan a los miembros de la Iglesia, no incurra en la cierta tendenciosidad en que caen algunos.
4 comentarios:
Lo tengo pendiente en la mesilla...
Gracias como siempre, Modestino
Pues te aconsejo que no tardes en comenzarlo.
Tengo sentimientos encontrados respecto a las novelas históricas y el motivo es que en nuestros estudios primarios o secundarios deberíamos haber tenido una mínima formación, una base, sin ella nos cuelan de todo...
Un ejemplo: cuando leo una novela histórica que es un pufo, es como si en una película del oeste viese postes de la luz, me diese cuenta y el descarado del autor dijese que es una "licencia artística"(y en el fondo es verdad)...
Lo malo es que la formación histórica o la puerta de entrada a la misma depende de autores de novela y el equilibrio entre novela-historia y crear opinión es dificilísimo; hay que ser realmente bueno para hacer una entretenida, apasionante, verosímil y enriquecedora novela histórica.
Un saludo Modestino!
Hay novelas históricas excelentes: "La marcha Radetzky", de Joséph Roth, "El nombre de la rosa", de Umberto Eco, "Yo Claudio", de Robert Graves, ... yo creo que Sanchez Adalid es un autor riguroso.
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