9 de diciembre de 2009

"La diligencia" (1939)

Sinopsis:Diferentes personajes se reunen en una diligencia para un largo y duro viaje. Entre ellos, un fuera de la ley en busca de venganza, una prostituta a la que han echado del pueblo, un jugador, un médico, la mujer embarazada de un militar, un sheriff... Las relaciones entre un grupo tan variopinto serán difíciles y tensas. El momento de máximo peligro será cuando en medio de una llanura sean atacados por una partida de indios apaches.

El lunes por la noche volví a ver "La diligencia", creo que es la cuarta vez que lo hago pero tengo intención de que no sea la última; una vez más volví a reiterar mi admiración hacia esos antiguos directores de cine, capaces de hacer una joya cinematográfica con pocos medios y de sacar el máximo partido a todos y cada uno de los actores que tiene a sus órdenes. "La diligencia" no es un simple western de aventuras, es mucho más: tiene romance, intriga y, por encima de todo, un fuerte análisis social que va aflorando conforme se muestra la amplia y magnífica galería de personajes que conforman el argumento.

John Ford se nos muestra como una formidable director de actores; los personajes de "la diligencia" tienen casi todos un sello antisocial: la prostituta, el borracho, el jugador, el presidiario, ... pero a la vez, todos ellos son capaces de sacar su lado bueno y se convierten en auténticos héroes; es una película que carga contra el maniqueísmo latente en bastantes argumentos literarios y cinematográficos. El guión de Dudley Nichols sabe atrapar cada detalle, cada mirada, cada emoción, cada frase; a destacar, por otra parte, escenas formidables como el ataque final de los indios, las conversaciones y relaciones entre los viajeros en el interior del vehículo y el climax final de Ringo Kid en Lordsburg buscando a los hermanos Plummers, asesinos de su padre y hermano y que pueden acabar también con su vida.
Gran trabajo de los dos actores principales, un John Wayne que nunca estuvo tan bien como cuando trabajó con John Ford y una Claire Trevor magnífica en su papel de prostituta expulsada por un coro de gallinas cluecas que paliaban su evidente falta de atractivo bajo la excusa de la moral pública; la Trevor destacó sobre todo en sus papeles de "villana" en películas de cine negro, y llegó a su zenit al ganar el Oscar a la mejor actriz de reparto en 1948 por su trabajo en "Cayo largo", de John Huston. Pero, desde mi punto de vista, hay dos actores que completan un trabajo excepcional, dos secundarios míticos que demuestran que el cine es mucho más que estrellas y divos; por encima de todos se eleva la figura de Thomas Mitchell en el papel de Doc Boone, el médico borracho que viaja en la diligencia en busca de un nuevo destino; Mitchell se llevó el Oscar al mejor secundario por este papel y a fe que se lo ganó a pulso escena a escena; este actor nacido en New Jersey intervino en películas tan míticas como "Lo que el viento se llevó" (1939), donde encarnaba al padre de Scarlett O'Hara, "Caballero sin espada" (1939), de Frank Capra y "Las llaves del reino" (1944), haciendo el papel de alcalde en "Lo que el viento se llevó" (1952) y de Tío Billy en "¡Qué bello es vivir!(1946). También excelente el papel desempeñado por Donald Meek como un medroso comerciante de whisqui; la cara de este actor escocés nos recuerda mil papeles inolvidables: "El capitán Blood" (1935), "Vive como quieras" (1938), "Las aventuras de Tom Sawyer" (1938), "Tierra de audaces" (1939), "La llama sagrada" (1942) y "Escuela de sirenas" (1944). Meek había trabajado como acróbata de circo, perdió el cabello como consecuencia de la fiebre amarilla y falleció en 1947 durante el rodaje de "Ciudad mágica".

Otro personaje interesante es el de Hartfield, un antiguo soldado confederado, hijo de un célebre juez del sur, que ejerce de jugador y tahúr, lo encarna John Carradine, padre de David, Bruce y Keith Carradine, y que desarrolló una amplia carrera como actor, alternando en géneros bien diversos, desde varias películas con John Ford ("Las uvas de la ira (1940), "El hombre que mató a Liberty Valance" (1962), ...), otros western ("Johnny Guitar" (1954)), films de aventuras ("La vuelta al mundo en 80 días" (1956), "Las aventuras de Huckleberry Finn" (1960)) o super producciones ("Sinuhé el egipcio" (1954) o "Los Diez Mandamientos (1956), donde hizo el papel de Aarón). Buena nota también para Andy Devine en el papel de Buck, conductor de la diligencia, sin olvidar a George Brancroft , como el sheriff Curly Wilcox, Louisse Platt, como Lucy Mallory, una señora bien del sur casada con un oficial de caballería y Berton Churchill como el banquero Edmund Gatewood.

La película contiene un mensaje evidente; aquellos que se consideran superiores a otros simplemente por su riqueza y educación, se verán obligados a aceptar la ayuda de aquellos a los que desprecian (un médico borracho, una chica de vida alegre, un pistolero) para defender sus vidas: la de la niña a cuyo parto ayudan un médico recién salido de una borrachera a base de litros de café, y una chica de moral dudosa -según las premisas de las autoconsideradas personas de buena moral- que se desvelará por cuidar de una niña inocente y de su estirada madre.

La película ganó también el Oscar a la mejor banda sonora.



2 comentarios:

Tommy dijo...

Ahora que la Academia de Hollywood ha vuelto a elevar a diez el número de films candidatos al Oscar a la mejor película, ya que habían quedaron reducidas a cinco en 1946, un crítico recordaba la gloriosa, difícilmente superable, cosecha de las nominadas del año 1939. Tomar nota:
- La diligencia, brillantemente comentada por Modestino en este post.
- Amarga victoria, extraordinario melodrama sobre una mujer (y qué mujer, Bette Davis) que padece una enfermedad incurable.
- Caballero sin espada, ¿quién no recuerda a James Stewart recitando la Constitución americana para no perder el turno de palabra?
- Ninotchka, o cómo la unión de los talentos de Wilder y Lubistch sólo podía producir una obra maestra de la comedia.
- Adiós, Mr. Chips, se entiende la buena, la que era blanco y negro, la que hizo llorar de emoción a miles de espectadores, la que le valió a Robert Donat el Oscar al mejor actor que parecía cantado para Clark Gable.
- El mago de Oz, el musical hecho maravilla o viceversa, ya fuera más allá o más acá del arco iris.
- Cumbres borrascosas, la mejor adaptación (con permiso de los Abismos de pasión de don Luis Buñuel) de la novela de Emily Bronte, y que lo seguiría siendo aún sin la imponente presencia de Laurence Olivier.
- Tú y yo, la de blanco y negro (aunque la de color con Cary Grant también era estupenda), con Charles Boyer y con Irene Dunne.
- La fuerza bruta ("Of mice and men"), la primera adaptación de la famosa novela de Steinbeck "De ratones y hombres".
- And the winner was...
Lo que el viento se llevó. ¿Qué decir de esta peli? Vamos a ser incorrectos: la violación dentro del matrimonio más gozosa (inolvidable la cara de gusto que pone Scarlett al despertarse la mañana siguiente tras ser forzada por Rhett) de la historia del Cine.

Modestino dijo...

Magnífica aportación Tommy, esto de las películas va a ser como los libros: cuantos más lees, más te quedan pendientes de leer.