1 de diciembre de 2009

Fallece el Boris Karloff español

El actor Paul Naschy falleció hoy en Madrid a la edad de 75 años; un cáncer ha acabado con la vida del que ha sido el más significado actor de cine de terror nacido en España. Naschy nació en Madrid el 6 de septiembre de 1934 y su verdadero nombre era Jacinto Molina; tal vez no sean muchos los que sepan que antes de dedicarse al mundo del celuloide el actor fallecido estudió arquitectura y fue campeón de España nada menos que de Halterofilia. Era un hombre de una constitución física impresionante, lo que facilitó que pudiera trabajar como extra en grandes producciones de Hollywood como "Rey de reyes" (1961) y "55 días en Pekín" (1963).

Paul Naschy fue un actor que monopolizó su carrera dedicándose a interpretar películas de terror; fue un auténtico experto y recibió numerosos galardones por ello: el premio "George Meliès" del Festival de Ciencia Ficción de París por "El jorobado de la Morgue" (1972), en el célebre Festival de Sitges por "La maldición de la bestia" (1975) y en el "Fantasporto" de la ciudad portuguesa de Oporto por "El retorno del hombre lobo" (1980). Naschy tenía una facilidad enorme para interpretar todo tipo de personajes "de miedo", como se demuestra con sus películas "Jack el destripador de Londrés" (1971), "El gran amor del Conde Drácula" (1972) y "La venganza de la momia" (1973); en todas ellas, por supuesto, a Paul Naschy le correspondía el papel de "monstruo protagonista".

No obstante, si hubo un personaje que interpretó hasta la saciedad Jacinto Molina fue el de hombre lobo, hasta convertirse en uno de los "peludos" más famosos del cine; su primera película fue "La marca del hombre lobo" (1968), donde encarno por vez primera su personaje mítico: Waldermar Daninsky, y posteriormente volvió a hacer de "licántropo" en muchas más ocasiones, destacando "Las noches del hombre lobo" (1968), "La noche de Walpurgis" (1971), con Leon Klimovski, uno de sus directores favoritos y "El Doctor Jeckyll y el hombre lobo" (1972).

Tras su etapa como actor, Paul Naschy dirigió un buen número de películas, todas ellas, por supuesto, dentro del género fantástico, con referencia destacada a films como "Inquisición" (1975), que supuso su debut como director, "La bestia y la espada mágica" (1983), en una co-producción hispano japonesa y "El aullido del diablo" (1987). Ninguna de sus películas pueden ser consideradas como mñíticas, pero en su conjunto constituyen yun trabajo serio y honesto que le convierten, junto a sus trabajos como actor, en auténtica leyenda del cine de terror en España.

En 1997 el actor publicó su autobiografía, cuyo título no podía ser otro: "Memorias de un hombre lobo". Gozó de la amistad y la confianza de personajes tan importantes como Quentin Tarantino y Christopher Lee y fue de los que solamente tuvo una mujer, Elvira Primavera. Otras películas significativas fueron: "Los ojos azules de la muñeca rota" (1973) de Carlos Aured, "El mariscal del infierno" (1974) de León Klimowsky, donde nació otro personaje importante: Alaric de Marnac, "El espanto surge de la tumba" (1973) de Carlos Aured, y "Latidos de pánico" (1983) de Jacinto Molina ... es decir, el propio Naschy.

El destino ha querido que precisamente estos días la XIII Muestra de Cine Independiente y Fantástico de Toledo rendía homenaje a Naschy, junto al recuerdo cinematográfico a Narciso Ibáñez Menta (1912-2004). Hoy ese homenaje se universaliza con el recuerdo de alguien que nos hizo disfrutar con el horror, ser felices a pesar del miedo.


2 comentarios:

Tommy dijo...

Contaba en sus memorias el cineasta Juan Antonio Bardem (de quien las nuevas generaciones sólo sabrán, como mucho, que era el tío de Javier-el-novio-de-Pe; que injusta es la vida) que durante una de las varias veces en que fue ingresado en prisión por su conocida militancia comunista, allá por "los tiempos del Generalísimo", pudo presenciar cómo los miembros de la banda terrorista ETA que también estaban presos en el mismo centro se dedicaban sistemáticamente a boicotear, mediante graves alteraciones del orden y destrozos en el mobiliario, cualquier película que se les proyectara en el centro penitenciario siempre y cuando fuera de nacionalidad española, expresando así su repulsa ante el país que, en su limitadísimo criterio, estaba invadiendo a su patria Euzkadi. Sólo una vez, decía Bardem, fueron capaces los etarras de tragarse una película española de principio a fin sin rechistar. Y se trataba de una de las más conocidas pelis de Paul Naschy: "La noche de Walpurgis". Puede pensarse, ya que los terroristas de ETA no sólo son asesinos sino que además son retrasados mentales, que creyeron que era un film extranjero porque el prota se llamaba Naschy y el director Klimovsky. Pero a mí me gusta contar esta anécdota porque, quizás al verse reflejados en la pantalla cuando salía el sanguinario licántropo, estos tipos ponían de manifiesto que, por encima de cualquier otra cosa, son unos salvajes que carecen de civilidad. Pienso que es así, como acabo de hacerlo, el modo en que hay que hablar de esta gentuza, y no limitarse a compararles con unos mamíferos roedores (repugnantes, eso sí) haciéndolo no desde el corazón sino de cara a la galería.

Modestino dijo...

Excelente anécdota y fina crítica a quién actúa -y trabaja- cara a la galería, con meros fuegos de artificio, a base de efectos especiales.