Unas cuantas veces me lo han preguntado, e incluso a veces me lo he cuestionado yo mismo; estando ideológicamente más próximo a la COPE que, por ejemplo, a la SER, nunca he seguido los comentarios de Federico Jiménez Losantos; creo que la última vez que entré voluntariamente en su programa fue la madrugada siguiente al 11-M, y desde entonces ha llovido mucho: el color del gobierno ha cambiado, Nadal ha llegado al número 1, España, algo entonces impensable, es campeona de Europa de fútbol, Alonso ha ganado dos mundiales de Fórmula-1 y el Zaragoza -maldición¡¡¡- está en 2ª División. Desde entonces solamente algún taxista de Madrid y algún amigo con quien he ido de copiloto han conseguido que escuche al periodista en cuestión.
Ya de entrada, me parece que en el mundo de la comunicación, y en especial en el de la Radio existe cierta tendencia a crear mitos, a fabricar dioses intocables: Luis del Olmo, José María García, Antonio Herrero, Iñaki Gabilondo, José Ramón de la Morena, Jiménez Losantos, Carlos Herrera, .... todos ellos excelentes profesionales del medio, con un alto nivel periodístico, pero que tal vez han alcanzado, al menos algunos en algunas ocasiones, un excesivo poder, como si se hubieran convertido en oráculos infalibles, y eso no me gusta.
Pero además, he comprobado en varios buenos amigos cómo escuchar el programa de Losantos genera "mala castaña", y no estoy dispuesto a llegar cada día "cabreado" al trabajo; las críticas repetitivas, de una intensidad constante y progresiva me parece que no hacen ningún bien, y si uno siente cierta conexión con el sentido de las mismas puede acabar artificialmente identificado con los excesos: ni es bueno que te agríen de buena mañana el carácter ni que corras el riesgo de que te manipulen tus tendencias de opinión.
Me parece, por otra parte, que desde la cabina del turolense todas las noticias se dan en una misma dirección y con un parecido tono; es algo que también me ocurre si me doy un garbeo por la web de Libertad Digital: cualquier evento, hecho o suceso es interpretado en clave política y en sentido crítico unidireccional: impera el "yoyalodijismo", el "así nos va" y el "una vez más" y se tiende a la reiteración y el monotema. Por ejemplo "El País", con cuya línea editorial no me identifico en absoluto y que en el tratamiento de algunas noticias me parece algo sectario, creo que es un periódico muy bien hecho y que uno puede leer sin alterarse en ningún sentido, al igual que "El Mundo", que en algunos momentos creo peca de "amarillismo", pero que ofrece artículos de opinión excelentes y un cultural formidable, el ABC, con todo lo que haya podido perder en influencia y lectores, ofrece también cierto pluralismo, aunque sea relativo. Pero "La Mañana" de la Cope tiñe casi todo del mismo tinte.... casi como cuando Guille, el hermano pequeño de Mafalda, culpaba al Gobierno del enorme bochorno veraniego.
El tono de las críticas, repito que he escuchado el programa muy pocas veces y siempre parcialmente, me parece intolerable. La crítica no es que sea buena, es necesaria: al ciudadano hay que explicarle lo que pasa, y los servidores públicos tienen que asumir que la crítica se incluye en el sueldo, pero ésta no puede convertirse en insulto, en desprecio ni en ensañamiento, y lo ha habido, con el Presidente del Gobierno, con el Alcalde de Madrid, con el Fiscal General del Estado y, más recientemente con el líder de la oposición .... seguro que hay motivos para poner a todos ellos en la picota, pero hay frases, palabras y comentarios que exceden de la raya, de lo permisible.
Tampoco me quiero convertir en un defensor del juicio por los atentados del 11 de marzo de 2004, a mí me dejó insatisfecha la sentencia, pues no se consiguió la condena de todos los culpables y quedaron puntos oscuros sin resolver, pero tampoco tengo duda de que desde algunos ámbitos no se informó bien, se pusieron intereses ideológicos por encima de la búsqueda de la verdad y se dieron por ciertas afirmaciones que no eran más que simples elucubraciones; triste también el ensañamiento con personas como el Juez Instructor y la Fiscal del caso y con medios, como el encono hacia el diario ABC.
Me temo que unos cuantos amigos y conocidos, si leen esto, se van a molestar: lo siento, pero he llegado al convencimiento de que nunca vale todo.
Fotos: Crónica de Cantabria.index; blogs.periodistadigital.com
8 comentarios:
Te felicito por tu valentía, Modestino. En tu entorno vital y doméstico, no debe de resultar nada cómodo pronunciarse con tanta claridad y contundencia sobre ese loco visionario. También yo le he escuchado de forma esporádica, pero siempre he terminado por cambiar de dial enseguida. Para colmo, resulta que el tío no sabe pronunicar la 'R', y eso me pone de los nervios (¿por qué se dedica a la radio si no sabe pronunciar las letras? ¿Me dedico acaso yo a pintar, si resulta que soy daltónico?).
Lo peor de todo es que, según me consta, todo el 'aparato' del PP le tiene pánico, pavor o temor reverencial: algo parecido a lo que ocurría hace años con el tal José Mª García, que ejercía sobre el mundo del deporte una forma de dictadura o tiranía implacable y vergonzosa (ríete de los gobernantes de Corea del Norte). Harían bien los políticos del PP si dejaran de escucharle, pero me temo que les falta valentía (la que a ti te ha sobrado al escribir este 'post').
Yo, que soy adicto a la radio desde niño, escucho RNE y Radio-5 y me considero muy bien informado. Y, cuando de deportes de trata, sintonizo la SER, que está a siglos-luz de la información deportiva de las otras cadenas; en especial, en comparación con la COPE, que no tiene ni idea de tratar el deporte: qué desastre de emisora. Y qué antigua y obsoleta suena: hasta los anuncios y las musiquillas o 'cortinillas' que ponen tienen reminiscencias del pasado y de lo añejo (añejo casposo, añado).
¡Salud y buena radio, amigo!
CRV
P.D. Ya he colocado 'la estelada' en mi balcón y no la pienso quitar hasta Santa Tecla (sic).
La única bandera que en mi balcón hace tiempo que ondea es, a media asta y con crespón negro, la del Real zaragoza, ese equipo al que unos cuantos indocumentados han llevado a la semiruina.
Hoy es el día de los de la camisa marrón y el corazón pequeño: ya llegará mañana.
A Fedeguico le escucho y lo intercambio con Carlos Herrera, La verdad es que es cierto que cabrea y que va pasado de frenada.
Pero me divierte, lo mismo que Herrera.
Él mismo se ríe de sus excesos. Y creo que en el fondo es un actor que representa un papel.
Cuando deje de estar en La COPE veremos otro Federico, y ese no va a gustar a muchos de sus fans
Lo de que se hacen divos, es verdad.Se saben escuchados por el poder , manejan hilos en los partidos y se les teme.
Leí, no hace mucho, su libro "La ciudad que fue"; en el narra sus vivencias estudiantiles en la Barcelona de los 70. Es realmente curiosa su evolución, pues en aquellos tiempos militaba en la extrema izquierda, Bandera Roja sí no recuerdo mal.
La COPE es una cadena a la deriva, que incluso en su línea editorial - línea cope - habla de las condenas judiciales de Losantos como parte de un contubernio organizado.Cualquier jurista independiente sabe que son sentencias impecables cargadas de razón.La realidad es que muchos católicos nos sentidos avergonzados -literalmente -del tremendismo de la cadena y en especial de ese estilo exagerado que tiene a Zapatero y al PSOE en su diana de manera permanente, como formando parte de un lobby que quiere volver a "cortar el bacalao".No hay otra explicación.Sin que eso signifique que no se pueda criticar al gobierno de turno.
He dicho
she.
Siento no estar deacuerdo con lo que decís. Es cierto que Federico es excesivo, exagerado,...,...
Pero, a cambio, es inteligente, clarividente, valiente, líder de opinión y llama a las cosas por su nombre, aunque vaya en contra de sus intereses.
España no soporta la inteligencia.
Yo no comienzo el día sin escucharle. Imposible.
Por supuesto que Federico es inteligente, no niego que pueda ser clarividente, pero el tono de determinados ataques me parece sencillamente intolerable.
No pido tibieza ni medias tintas en la información, pero sí respeto ... hay que dejar siempre una puerta abierta al contrario...
Bienvenida al blog, María.
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