21 de noviembre de 2016

Semana de lluvias


El hombre del tiempo anuncia lluvias. En este asunto los tiempos han cambiado poco, conforme se profundiza en el otoño,  de una manera u otra la naturaleza se rebela y trae los fríos, la niebla, la lluvia, la nieve ... y en Zaragoza, hasta el cierzo. Quienes andan más atentos a estos pronósticos ya nos advertieron sábado y domingo que la lluvia iba a protagonizar casi toda la semana. Ya de madrugada, el sonido del agua ha acompañado nuestros sueños como seria advertencia del clima con el que nos toca ahora convivir.

Conozco a más de uno a quien le gusta la lluvia, algo que envidio. Yo me limito a aceptarla como voluntad que viene de arriba y, sin duda, como acontecimiento beneficioso para quienes tanto dependen de que el cielo sea generoso, espléndido con el agua. De paso, aprovecho la coyuntura para aprender y beneficiarme de las ventajas de la lluvia, a descubrir que con ella el calor del hogar aumenta su valor, y aunque la vida urbana lo que ofrece no es más que calefacción central y alguna estufa, la imaginación es capaz de transportarte a una cálida chimenea. Con la lluvia el paisaje adquiere un aspecto y un colorido especial, con ese toque poético, sus ecos románticos y hasta cierto ambiente de inquietud. Y con la lluvia, las lecturas adquieren más encanto, las conversaciones más contenido y la vida otro ritmo.

Hoy, en pleno lunes, me preparo para enfrentar esa semana lluviosa que promete -¿por qué no?- belleza, calor humano y hasta novedades.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Es usted un hombre extraordinario, Modestino. Hasta cuando llueve.


:)