22 de julio de 2015

Elogio de la mesura


No creo que pueda presumir de persona mesurada; por naturaleza he sido siempre primario y ha habido temas -los nacionalismos, algunas actitudes políticas, ciertas formas de ser y planteamientos personales ... y, por supuesto, algún que otro evento futbolístico, me han  conducido a reacciones a veces excesivas de las que he solido arrepentirme pronto y avergonzarme al cabo del tiempo. Pero también es cierto que con el correr de los años, el arraigo de las canas y las experiencias vitales acumuladas, uno termina aprendiendo, aunque sea parcialmente, a moderar instintos y respuestas así como a tomarse las cosas con la calma necesaria.

No se si la mesura es producto de temporada, imagino que no, aunque aún si así fuera me temo que no andamos precisamente en momentos propicios a aquélla. Observo en la calle, en  lugares bien diferentes de encuentro, en los sitios donde el personal opina y hasta en algunas instituciones ... o más bien en algunos que las representan, una clara tendencia al exabrupto, la sal gorda, los planteamientos radicales y las posturas revanchistas. Los deseos de cambio suelen ir unidos a las buenas intenciones, a ganas de mejorar las cosas, pero si se aparcan la moderación, las formas y posturas que exigen el respeto, el consenso y la conciencia de que en este mundo no parece que quepa encontrar poseedores exclusivos de la verdad absoluta ni de la razón completa, terminamos convirtiendo el clima en insoportable.

Cada vez me rechinan más las afirmaciones rotundas, las enmiendas a la totalidad del pasado, el actuar como quien ha descubierto un nuevo continente, con la inocencia -o la torpeza- de creerse portador de decisiones sublimes o piedras filosofales ... al fin y al cabo, quien pierde la mesura, quien no sabe contener impulsos, odios y ambiciones es posible que no termine consiguiendo más que frustraciones y alguna que otra úlcera de estómago.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiados personajes publicos meten la pata de tal manera que les cuesta el cargo por sus expresines en las redes sociales. No conocen la mesura ni reflexionan sobre lo que escriben y termina por costarles el cargo.
Un claro ejemplo es los disgustos que les da twitter o el faceboock... Algo de mesura si deberían aprender aunque sólo fuera por su propio interes.

Modestino dijo...

Lo de la mesura en las redes sociales .... uffff, casi misión imposible. Estamos en una sociedad que a veces se muestra gritona y maleducada ...