Estuve cenando el otro día con unos amigos; como creo haber contado en otras ocasiones tienen una peña caracolera y cada mes se reunen a cenar, con presencia de moluscos, en un establecimiento de Zaragoza. Como no conviene abusar de comilonas y el viaje de regreso a Huesca se suele hacer duro en invierno y a mitad de semana, mi asistencia a estos "banquetes" es poco frecuente, pero de vez en cuando acudo a una de las citas porque es gente agradable y es bueno mantener contacto. En esta ocasión el lugar escogido fue "Casa Pasgón", un antiguo restaurante de la Calle San Blas, cerca del Mercado Central. Y allí tuve ocasión de vivir el momento nostálgico de la semana, pues dado el vino peleón que acompañaba la pitanza se hizo aconsejable recurrir a la gaseosa, y ante mi sorpresa comprobé que las botellas que aparecieron sobre la mesa eran de la marca "Konga", todo un clásico de hace más de 40 años. Cuando han aparecido el "Sprite" y el "Seven-up", cuando la mítica "Casera" casi ha traspasado la barrera de la sofisticación, cuando uno lleva a un chaval a un bar y te pide un "Nestea" o un "radical de naranja", al menda casi se le saltan las lágrimas al descubrir sobre la mesa la tradicional botella de "Konga".
Recuerdo haber pasado unas cuantas veces por la Fábrica de "Konga" cuando en la primera mitad de los años 70 iba a jugar al fútbol en los campos que tenían los Escolapios de Zaragoza en el barrio de la Almozara; concretamente estaba ubicada en la Avenida Pablo Gargallo y buceando por internet, en un foro dedicado a modelos de camiones, he descubierto que dicha empresa la fundó un individuo natural de Campo, un pueblo de la provincia de Huesca, llamado Tomás Mascaray. A finales de los 90 la entidad compró un manantial en Jaraba (Zaragoza), llevándose la embotelladora a dicho pueblo. Más recientemente Konga quedó integrada en el grupo de empresas "La Zaragozana", la fábrica de cerveza aragonesa por antonomasia.
Eran tiempos en los que no había ni móviles, ni play-station, ni viajes de fin de primaria, ni becas "Erasmus", ni ordenadores, ni "tuenti", ... con lo que las series infantiles de la tele, las sesiones continuas de los cines de reestreno y una botella de gaseosa eran suficientes, cada cosa en su momento, para hacernos felices. Y puestos a hablar de gaseosas y de los años 60, también me queda el recuerdo de las gaseosas "Rosa-Mary", igualmente fabricadas en Zaragoza, que también tenían versión en botella individual y eran vendidas en un cochambroso kiosko de los campos deportivos de la Almozara que he citado y que podías mezclar con cerveza en unos porrones de plástico con base y tapón de colores que estaban descoloridos por el humo de cien batallas. También se exhibían en supermercados y tiendas de ultramarinos las gaseosas "la Pitusa", que llevaban el dibujo de la típica niña con coletas de aire absolutamente de la época.
Eso sí, el icono fue siempre "La Casera", nunca hubo duda de cual era la gaseosa por antonomasia y en mi casa siempre fuimos fieles a la empresa que aunque ubicada ahora en Madrid, tuvo sus orígenes en Barcelona. Cuando se celebró el Mundial de fútbol de 1966 en Inglaterra, "La Casera" regalaba cromos de jugadores, que aparecían en el tapón, enganchados por el alambre del mismo, de manera que había que pegarlos en el álbum tras quitarles las arrugas; gracias a la célebre gaseosa tuve mis primeros conocimientos de auténticos fenómenos del balón como Garrincha, Oscar Mas, Lucien Muller, José Augusto y Jimmy Greaves. También tuvo "La Casera" un equipo ciclista que dirigió el mismísimo Federico Martín Bahamontes y donde corrieron ciclistas importantes como Mariano Díaz, Miguel María Lasa, Jesús Manzaneque o Joaquín Galera.
Y aunque ya me he desviado del tema, voy a terminar regresando a las gaseosas para evocar aquellas gaseosas comercializadas en polvos que venían en sobrecitos distribuidos de dos en dos dentro de una caja; había que mezclar el contenido de dos sobres en un vaso de agua para que se formara el producto. En los comercios de entonces se podían comprar en este "formato" las gaseosas "La Samaritana" -todo un título significativo y las "Armisen", que aún se ven en algunos establecimientos; también se venden ahora las gaseosas "El Tigre", ideales para atemperar las digestiones difíciles y cuya antiguedad desconozco. No obstante, he descubierto pruebas de que las marcas de gaseosa se acercaban a la infinitud, como lo demuestra el enlace que ahora dejo:
http://www.antiguedadesrusticas.com/almacen.php?fam=12
Recuerdo haber pasado unas cuantas veces por la Fábrica de "Konga" cuando en la primera mitad de los años 70 iba a jugar al fútbol en los campos que tenían los Escolapios de Zaragoza en el barrio de la Almozara; concretamente estaba ubicada en la Avenida Pablo Gargallo y buceando por internet, en un foro dedicado a modelos de camiones, he descubierto que dicha empresa la fundó un individuo natural de Campo, un pueblo de la provincia de Huesca, llamado Tomás Mascaray. A finales de los 90 la entidad compró un manantial en Jaraba (Zaragoza), llevándose la embotelladora a dicho pueblo. Más recientemente Konga quedó integrada en el grupo de empresas "La Zaragozana", la fábrica de cerveza aragonesa por antonomasia.
Eran tiempos en los que no había ni móviles, ni play-station, ni viajes de fin de primaria, ni becas "Erasmus", ni ordenadores, ni "tuenti", ... con lo que las series infantiles de la tele, las sesiones continuas de los cines de reestreno y una botella de gaseosa eran suficientes, cada cosa en su momento, para hacernos felices. Y puestos a hablar de gaseosas y de los años 60, también me queda el recuerdo de las gaseosas "Rosa-Mary", igualmente fabricadas en Zaragoza, que también tenían versión en botella individual y eran vendidas en un cochambroso kiosko de los campos deportivos de la Almozara que he citado y que podías mezclar con cerveza en unos porrones de plástico con base y tapón de colores que estaban descoloridos por el humo de cien batallas. También se exhibían en supermercados y tiendas de ultramarinos las gaseosas "la Pitusa", que llevaban el dibujo de la típica niña con coletas de aire absolutamente de la época.
Eso sí, el icono fue siempre "La Casera", nunca hubo duda de cual era la gaseosa por antonomasia y en mi casa siempre fuimos fieles a la empresa que aunque ubicada ahora en Madrid, tuvo sus orígenes en Barcelona. Cuando se celebró el Mundial de fútbol de 1966 en Inglaterra, "La Casera" regalaba cromos de jugadores, que aparecían en el tapón, enganchados por el alambre del mismo, de manera que había que pegarlos en el álbum tras quitarles las arrugas; gracias a la célebre gaseosa tuve mis primeros conocimientos de auténticos fenómenos del balón como Garrincha, Oscar Mas, Lucien Muller, José Augusto y Jimmy Greaves. También tuvo "La Casera" un equipo ciclista que dirigió el mismísimo Federico Martín Bahamontes y donde corrieron ciclistas importantes como Mariano Díaz, Miguel María Lasa, Jesús Manzaneque o Joaquín Galera.
Y aunque ya me he desviado del tema, voy a terminar regresando a las gaseosas para evocar aquellas gaseosas comercializadas en polvos que venían en sobrecitos distribuidos de dos en dos dentro de una caja; había que mezclar el contenido de dos sobres en un vaso de agua para que se formara el producto. En los comercios de entonces se podían comprar en este "formato" las gaseosas "La Samaritana" -todo un título significativo y las "Armisen", que aún se ven en algunos establecimientos; también se venden ahora las gaseosas "El Tigre", ideales para atemperar las digestiones difíciles y cuya antiguedad desconozco. No obstante, he descubierto pruebas de que las marcas de gaseosa se acercaban a la infinitud, como lo demuestra el enlace que ahora dejo:
http://www.antiguedadesrusticas.com/almacen.php?fam=12
29 comentarios:
A mí me traen muchos recuerdos las Mirindas. No sé si todavía existen. Un beso.
Yo creo que Mirinda era a Pepsi-cola lo que Fanta a Coca-Cola, y me parece que sigue existiendo.
También existía Orange-cruch, Dayli Tonic, ...
Una de mis bebidas favoritas desde que de pequeña hicimos en la Escuela una excursión a una fábrica de Gaseosa y a parte de enseñarnos la fábrica e invitarnos nos regalaron cajas y cajas.
Fuimos a los campos elíseos y tomamos toda la que quisimos que felicidad! el viaje de regreso en autobús estuvo lleno de paradas técnicas para hacer pipi
Está bien esa combinación de cerveza y Campos Elíseos, es como tomar gambas con mortadela ;)
Gaseosa La Casera!!!!!! que eramos menores de 14 años! y "mis" campos eliseos están mas cerca que Francia... Tomae sabe a cuales me refiero:)
Ahhhh¡¡¡¡, haber empezado por ahí ... a ver si lo averiguo.
Modestino en vez de cajon de sastre tu blog a veces debería llamarse,el baúl de los recuerdos
Sí, me temo que soy un nostálgico de narices:)
El diseño de los objetos cotidianos de hace 40 ó 50 años fascina y, en ocasiones, hace pensar que antes se vivía mejor.Indudablemente la nostalgia transtorna la percepción.
Sospecho que Veronicia se refiere a los "Camps Elisis" de Lérida.
Hombre, no tienen el mismo glamour que los Campos Elíseos de París, pero tampoco están nada mal.
Recuerdo que hace ya varios años asistí allí a la llamada "Festa del Cargol" (Fiesta del Caracol), muy popular en la vieja Ilerda, en la que se degustan estos simpáticos y pacíficos animalitos por cientos de miles, cocinados de variadas formas.
Ahora mismo me comería una buena ración para merendar.
Salud!
Ya he contado en otras ocasiones lo que me dijo un antiguo profesor: "con el tiempo todos los recuerdos se vuelven entrañables...", y lo decía como quien piensa precisamente en esa distorsión de la que hablas.
¿caracoles para merendar?, ¿con tomate o ali-oli?, mejor al mediodía y en fin de semana.
Me ha venido a la mente la frase que nos decía un profesor, cuando tras comenzar una nueva tarea con ahínco y perseverancia, la abandonábamos ante la primera mosca que osaba efectuar su trayectoria delante nuestra:
"¡Se os va la fuerza, como a la gaseosa!"
Símil popular donde los haya.
Todos hemos oído hablar del "efecto gaseosa", que se da por ejemplo en el fútbol, cuando un jugador entra en el campo a por todas y luego se difumina.
En el colegio, efectivamente, nos ocurría a veces que comenzabamos el curso con muchas fuerzas y más pronto que tarde perdíamos impulso.
Si Tomae son esos campos eliseos, a mi también me van bién los caracoles a cualquier hora.
En invierno cuando eramos muy pequeños mi padre cogía unos pocos caracoles y los ponía en la parrilla sobre las brasas y un poco de sal en un plato, entonces todos arremolinados esperábamos a que se fueran asando para que nos los diera uno a uno como si fuéramos pajaritos.
...si Veronicia, tengo a los Campos Elisios cerca de casa!!! :) y como dice Brunetti allí se celebra año tras año L'Aplec del Caragol, lo normal es comerlos a la "llauna" una plancha de aluminio donde se cocinan,y se presentan en la mesa.
A mí me gustan a la "gourmanta" tal como se cocinan en La Dolceta, aunque yo soy más de la Brasería Isidro de donde también aconsejo un "blanco y negro" ...
Dos cuestiones más Modestino, y ya que estamos en cuaresma
¿tú sabes si el caracol es carne?
Si venís a Lérida, paga Driver, antes de los caracoles podemos hacer un Vermuth en Bar Bodega Blasi, cerca de la Seo Vella, donde lo sirven con agua de Sifón..."con las botellas de antes"
...El fin de semana del 16 se celebra en los Camps Elisis, "La Cursa de Bombers", todas las categorías, participan mis hijas, y espero que corran como gacelas, vamos que le ganen de calle a cualquier caracol que se presente.
:), yo creo que no es carne, además no tienen hueso ...
Tras ver los tres goles de Messi, observo con asombro la espléndida generosidad de mi hermano Tomae con mi pecunio.
¡Caracoles!
...
¿Os habéis fijado que la palabra caracoles sirve lo mismo como sustantivo que como interjección?
Tomo nota de la Brasería Isidro, Tomae. No la conozco, pero como me gusta tanto la comida leridana (sencilla, sin pretensiones, con mantel a cuadros), investigaré.
Así tendré una buena excusa para volver pronto por esas tierras. Y como pagará Driver, la excursión será perfecta.
Salud y gracias por la referencia.
P.D. Los caracoles de La Dolçeta son exquisitos, pero, puestos a elegir, me quedo con los que hacen "a la llauna" en La Huerta o en ese restaurante que hay encima de la horrorosa Estación de Autobuses. Contra gustos.....
Como verás Modestino, los señores Tomae y Brunetti han emprendido una singular iniciativa, de índole gastronómica, coincidiendo de forma abrumadora y unánime en ciertos aspectos financieros que me atañen directamente.
¿Será un simple complot, una unión temporal de intereses tarraconenses, un ardid urdido en la más siniestra de las sombras tomaseras, una venganza trapera y atávica contra el Estado Centralista?
¡Que corran pues los caracoles!
(frase por cierto que encierra una contradicción en sí misma).
caracoles ... como caspita, pardiez o caramba ... son una forma fina y clasica de decir otras expresiones mas sonoras y menos elegantes.
Que corran cuanto antes!, y respecto a la estación de buses lleidatana, creo que desaparecidas las zaragozanas de Agreda, Teruel y Logroño y la de Pamplona, es la última reminiscencia cutre de la "autobuseria" hispana.
pardiez Modestino¡¡¡ (así con el punto de exclamación hacia arriba)
¿podrías sacar esas palabras tan odiosas para verificar los comentarios?
...se me hinchan las pelotillas cada vez que tengo que teclearlas¡¡¡
...perdona Brunetti, es el San Bernardo -El de la Estación de Autobuses- Son del mismo grupo empresarial que los de la Huerta... Y los caracoles del Isidro son del mismo estilo que La Dolçeta de hecho Isidro y su mujer, que regentan el local estuvieron trabajando mucho tiempo en ese lugar.
También hacen calçots y no están nada mal...
...cojoño!!! (palabro inventado por Driver para cumplir la ley de igualdad) ¿todavía esas palabras de verificación?
Recuerdo con cariño una anécdota de este último verano.
Estando en la famosa playa de La Larga, ocurriósele a mi hermano Tomae alquilar un patinete para recreo y solaz de su familia y la mía.
Navegando en el artefacto flotante, incurrimos en el error de dejar su gobierno y mando a las féminas más jóvenes del grupo, con resultado incierto y errático, tanto desde un punto de vista náutico como meramente organizativo.
Quiso el destino que nos barriera una potente ola mediterrámea, de tal suerte que la cubierta del artefacto quedó limpia de navegantes, damas y grumetes, siendo todos arrojados de forma impetuosa al Mare Nostrum, en un desafortunado revoltijo de marineros de agua dulce.
En medio de la confusión, Tomae acertó a gritar aquel famoso:
"¡Caracoles. nos vamos a pique!"
Frase que fue objeto de numerosos y jocosos comentarios por parte de loa bañistas allí presentes.
Pues no tengo ni idea de como evitar que salgan esas malditas palabrejasn
Así que Tomae y Driver resulta que son amigos (casi hermanos).
Acabáramos, córcholis.
Estamos rodeados, Modestino.
P.D. Mil gracias por tus explicaciones gastronómicas, Tomae. Ayer le eché un vistazo por Internet y ya me he propuesto como obligación enexcusable y perentoria visitar la Brasería Isidro a la menor oportunidad.
Yo trabajé en la Konga cuando el nombre de la empresa era COBECSA y después de hacer unos cursillos de ventas y prometernos ascensos de vendedor-conductor a los que superáramos estos cursos todo quedo en agua de borrajas para mi, no es por nada pero yo quedé como nº 1, al final tuve que marchar a lo que sería "Cervezas El Aguila".
Recuerdo de la Konga que las cajas eran de madera, 10 botellas por caja que pesaban bastante mas de 10 kilos cada caja cuando estaban llenas y que las manos las teníamos llenas de callosidades. En realidad no tengo malos recuerdos.
Yo trabajé en la Konga cuando el nombre de la empresa era COBECSA y después de hacer unos cursillos de ventas y prometernos ascensos de vendedor-conductor a los que superáramos estos cursos todo quedo en agua de borrajas para mi, no es por nada pero yo quedé como nº 1, al final tuve que marchar a lo que sería "Cervezas El Aguila".
Recuerdo de la Konga que las cajas eran de madera, 10 botellas por caja que pesaban bastante mas de 10 kilos cada caja cuando estaban llenas y que las manos las teníamos llenas de callosidades. En realidad no tengo malos recuerdos.
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