28 de marzo de 2012

Un Chelsea con menos ínfulas



Hace pocos días saltó la noticia del cese de André Villas-Boas, el jovencísimo entrenador portugués -34 años- que el todopoderoso propietario del Chelsea Roman Abramovich había elegido para conseguir lo que lleva años intentando sin éxito, ganar la Liga de Campeones. Desde que en 2003 el magnate ruso compró el club londinense no ha regateado dinero alguno en hacerse con los mejores técnicos y jugadores: desde José Mourinho a Carlo Ancelotti para el banquillo, pasando por figuras indiscutibles como Terry, Lampard, Drogbá, Joe y Ashley Cole, Ballack, Hernan Crespo, Robben, Essien, Gallas, Makelele, Malouda, Deco, Carvalho, ... toda una galaxia espectacular que lo máximo que ha conseguido, triunfos nacionales aparte, ha sido perder la final de la "Champions League" en 2007 por culpa de ese tan célebre como lamentable resbalón de John Terry en la tanda de penaltis. El cese de Villas-Boas no es más que la enésima certificación de un fracaso, una nueva demostración de que el dinero no lo es todo en el fútbol.

Mi primer conocimiento del Chelsea se remonta a unos cromos de fútbol internacional que vendían en un kiosco ubicado frente al Teatro Principal de Zaragoza, si bien no tuve plena conciencia de la importancia del club del célebre barrio londinense hasta que se enfrentó al Real Madrid en la Final de la Recopa de 1971: hacía mucho tiempo que un equipo español no se comía una rosca en Europa y parecía la oportunidad de que los blancos reverdecieran oxidados éxitos. El Madrid, que había eliminado en semifinales a un entonces no demasiado conocido PSV-Eindhoven, no tenía una plantilla excesivamente brillante, en el equipo que se enfrentó a los ingleses en la Final jugada en el Estadio "Georgios Karaiskakis" de Atenas, aún figuraban seis jugadores que habían ganado su última Copa de Europa al Partizan: Pirri, Zoco, Amancio, Grosso, Velázquez y un veteranísimo Paco Gento, mientras el resto del equipo estaba formado por jugadores tan poco relevantes como el meta Borja, los laterales José Luis Peinado y Zunzunegui y el extremo argentino Miguel Pérez, que años después luciría cierta barriga en el Zaragoza, amen del duro central Benito, que entonces comenzaba a destacar en el Bernabeu.

El Chelsea de entonces era bastante menos "galáctico" que el de la última década; su plantilla la formaban jugadores exclusivamente británicos y ninguno de los grandes internacionales ingleses de la época -Bobby Charlton, Bobby Moore, Martin Peters, Geoff Hurst, Alan Ball, ...- militaba en sus filas. Su gran figura era el ariete Peter Osgood, un delantero alto y poderoso que marcó 150 goles en sus 380 encuentros con los "blues". Osgood, que falleció víctima de un ataque al corazón en 2006, era todo un play boy, y además de casarse tres veces fue un asiduo en las fiestas de King’s Road, que reunían a lo más selecto del mundo de la moda, la música y el cine: no era extraño ver al delantero del Chelsea codearse con personajes tan insignes como Mick Jagger o, muy especialmente, con Raquel Welch, de quien se cuenta que a los pocos días de bajar tras un encuentro al vestuario del equipo, se presentó en público ataviada con una sencilla camiseta con el elocuente mensaje ‘I scored with Peter Osgood’.

Posiblemente el jugador más célebre del Chelsea fuera el meta Peter Bonetti, apodado "the cat" y que fue el eterno suplente de Gordon Banks, el portentoso guardameta del Stoke City que fue titular del equipo que venció la final de Mundial de Inglaterra de 1966; Bonetti jugó casi veinte años en el Chelsea y disputó nada menos que 729 encuentros. Otro jugador destacado era el interior derecho escocés Charlie Cooke; a Cooke le volví a ver en los célebres partidos Escocia-España de clasificación para la Eurocopa 1976, cuando junto a Billy Bremmer, Jordan, Hutchison y Lorimer formaban una selección escocesa temible. Cooke era hábil y rápido, una auténtica pesadilla para cualquier defensa. Otro miembro destacado de la plantilla fue el central irlandés John Dempsey, que fue internacional en 19 ocasiones con su país, sin olvidar a los centrocampistas Alan Hudson y Keith Weiller que llegaron también a la internacionalidad con Inglaterra.

Todos confiábamos que el Real Madrid impusiera su veteranía y la calidad de sus internacionales, aunque a la hora de la verdad los londinenses fueron un equipo dificilísimo, con la brega y la verticalidad propia del fútbol de las islas; los merengues notaron la ausencia de un goleador, pues Grosso era un falso ariete, Amancio y Miguel Pérez jugadores ratoniles y Gento un extremo al que le pesaban los años. En el minuto 58 Osgood adelantó a los ingleses y el mister español, Miguel Muñoz, decidió introducir a Sebastián Fleitas, un rápido y oportunista delantero paraguayo que había llegado del Málaga tras pelearse por él Madrid y Barça. La presión blanca fue tremenda y con el partido prácticamente concluído el medio defensivo navarro Ignacio Zoco marcó el típico gol de la furia española. En la prórroga no hubo más goles y, como entonces no se tiraban penaltis, hubo de disputarse a los dos días un nuevo partido.

En el segundo encuentro el entrenador merengue sacó del equipo al veterano Gento y al ineficaz Miguel Pérez dando la oportunidad al citado Fleitas y a Manolín Bueno, un sevillano que fue el eterno suplente de Gento. El Madrid incoó mucho peor el encuentro y en el descanso ya perdía 2-0, con un nuevo gol de Osgood y otro de Dempsey. En el segundo tiempo el equipo español apretó de lo lindo, y un gol de Fleitas a falta de un cuarto de hora para el final nos hizo soñar con una nueva igualada, cosa que no se produjo y la Recopa se fue, con todo merecimiento, a las islas británicas. El Chelsea de entonces era menos brillante que el del siglo XXI, sus nombres no eran tan sonoros como los actuales, pero consiguió lo que le ha sido regateado al actual: un título europeo.


6 comentarios:

paterfamilias dijo...

Es cierto, el dinero no lo es todo en el fútbol, pero como en la vida real, ¡ayuda tanto ...!

Quizá no haya ganado títulos europeos, pero nadie duda de que el Chelsea -aún en horas bajas- es un grande de Europa. Prueba de ello es que es un asiduo a los cuartos de final y semifinales de la Champions.

Sigo con emoción (y alegría) la remontada del Zaragoza. Espero que acabe bien. (Jiménez, ¡qué coj.... tienes!)

Modestino dijo...

Lo del Z>aragoza sigue muy difícil ... esperemos acontecimientos.

Brunetti dijo...

Dicen que el barrio de Chelsea, en Londres, está habitado por personas mayoritariamente pudientes.

Vamos, que hay mucho rico suelto por allí.

También dicen que abundan los apartamentos cuyo precio puede oscilar desde el millón a los cinco o seis millones de euros.

Pura calderilla.

Lo digo de oídas, puesto que nunca he estado allí y su equipo de fútbol no es precisamente de los que me apasionen.

Si tuviera que elegir algún club londinense, me quedaría con el Arsenal, el del archifamoso gol de Nayim.

Aunque siempre me cayó bien, creo que me hice un poco más aún de los "gunners" después de leer "Fiebre en las gradas", de Nick Hornby, del que seguro que guardas un excelente recuerdo.

Salud!

Modestino dijo...

Yo también tengo entendido que Chelsea es un barrio de ricos. Excelente libro el que citas.
Por cierto, en la Recopa que el Zaragoza se impuso al Arsenal, nuestro rival en semifinales fue precisamente el Chelsea.

veronicia dijo...

Yo del Clesea lo que recuerdo es el gol que marcó Iniesta y clasificó al barcelona para la final de la Champion... de alguna manera siempre confié en la final del Mundial en su capacidad de repetir... y repitió!

Por cierto no tenía ni idea de que antes en caso de empate repetían el partido, yo que voy descontando partidos me da algo si los tienen que jugar dos veces!

Modestino dijo...

Dos veces, por lo menos!