En esta vida todos tenemos nuestras ambiciones, y el mero hecho de tenerlas no ha de ser, de entrada, algo negativo y reprobable, en cuanto es legítimo pretender una mayor notoriedad profesional, aspirar a ganar más dinero o disfrutar de cierta posición de poder en algún lugar de la sociedad. El problema está en que a veces la forma de ejercer esas ambiciones, los medios que se utilizan para ello o los fines que se persiguen van más allá de lo que la ética exige, e incluso suponen perjuicio para terceras personas. Que nadie dude de que los "trepas" existen, en todas partes y a todos los niveles; suelen pulular, lógicamente, en torno a los lugares donde, de manera estable u ocasional,se ubica el poder, más bien alrededor de quien lo ejerce o representa.
Cuando uno se mueve en torno a personas real o interesadamente afines a quien llega al poder, puede comprobar como muchos de ellos van tomando posiciones para hacer valer sus aspiraciones. Ya dijo Alfonso Guerra que "el que se mueve no sale en la foto", todo un lema que se convierte en loa al afán de medrar, al deseo de pisar moqueta. A propósito de estas situaciones vienen a la cabeza las salidas de esas multitudinarias maratones, en las que el personal se da codazos para iniciar la carrera en buena posición, temeroso de perder paso a las primeras de cambio: los hay muy ágiles y veloces para estar siempre en el lugar oportuno y adecuado. Claro que en estas carreras no solamente es útil colocarse bien en la "pole position", pues también cuenta mucho la resistencia y hay que saber dar el tirón en el momento oportuno, reservar fuerzas en determinados tramos, esperar que se desfonde algún que otro rival excesivamente ansioso, ... toda una técnica la de quien quiere ascender, una forma de plantearse la vida que te convierte en observador, calculador y medidor de distancias.
La condición de trepa tiene sus momentos indigestos: hay que tragar sapos, ejercer el servilismo, hacer la rosca aunque no apetezca y estar dispuesto a que a ser utilizado, manipulado y hasta cosas mayores. Pero el trepa no se para en barras, para llegar donde quiere está dispuesto a la traición, el transformismo y la doblez más repugnante. Con frecuencia uno se pregunta porqué hay tanto mediocre que ha llegado lejos, y no hay duda de que muchas veces es más productivo -desde este punto de vista- saber hacer de meritorio, ejercer de camaleón y arrimarse al árbol más adecuado ... y que les quiten lo bailao.
Pero esto tiene su precio, porque el trepa no tiene amigos, la ambición de poder desgasta física y psíquicamente, la felicidad que alcanza es ficticia, incapaz de saciar y frecuentemente efímera y, no olvidemos a la Eve Harrington de Mankiewicz que inmortalizó Anne Baxter, que nos demuestra eso de que "quien a hierro mata ...", ... vamos que a todo tocinillo le llega su San Martín.
Cuando uno se mueve en torno a personas real o interesadamente afines a quien llega al poder, puede comprobar como muchos de ellos van tomando posiciones para hacer valer sus aspiraciones. Ya dijo Alfonso Guerra que "el que se mueve no sale en la foto", todo un lema que se convierte en loa al afán de medrar, al deseo de pisar moqueta. A propósito de estas situaciones vienen a la cabeza las salidas de esas multitudinarias maratones, en las que el personal se da codazos para iniciar la carrera en buena posición, temeroso de perder paso a las primeras de cambio: los hay muy ágiles y veloces para estar siempre en el lugar oportuno y adecuado. Claro que en estas carreras no solamente es útil colocarse bien en la "pole position", pues también cuenta mucho la resistencia y hay que saber dar el tirón en el momento oportuno, reservar fuerzas en determinados tramos, esperar que se desfonde algún que otro rival excesivamente ansioso, ... toda una técnica la de quien quiere ascender, una forma de plantearse la vida que te convierte en observador, calculador y medidor de distancias.
La condición de trepa tiene sus momentos indigestos: hay que tragar sapos, ejercer el servilismo, hacer la rosca aunque no apetezca y estar dispuesto a que a ser utilizado, manipulado y hasta cosas mayores. Pero el trepa no se para en barras, para llegar donde quiere está dispuesto a la traición, el transformismo y la doblez más repugnante. Con frecuencia uno se pregunta porqué hay tanto mediocre que ha llegado lejos, y no hay duda de que muchas veces es más productivo -desde este punto de vista- saber hacer de meritorio, ejercer de camaleón y arrimarse al árbol más adecuado ... y que les quiten lo bailao.
Pero esto tiene su precio, porque el trepa no tiene amigos, la ambición de poder desgasta física y psíquicamente, la felicidad que alcanza es ficticia, incapaz de saciar y frecuentemente efímera y, no olvidemos a la Eve Harrington de Mankiewicz que inmortalizó Anne Baxter, que nos demuestra eso de que "quien a hierro mata ...", ... vamos que a todo tocinillo le llega su San Martín.
14 comentarios:
Efectivamente, somos la consecuencia de lo que hacemos; el trepa no tiene amigos. Y en verdad, ha de sentirse ciertamente muy solo, fuera de contexto y sin la complicidad que pueda haber en el equipo.
Saludillos.
Creo que el trepa no necesita amigos, no en el trabajo por lo menos. Le basta con conseguir sus objetivos. Un beso.
Me ha gustado la palabra "complicidad".
El se lo pierde.
... a mi lo de "tocinillo" me suena demasiado fino ¿no es una aportación personal tuya para suavizar al que cae en esa situación? ... Si es así, Modestino es que das pie ha que el "cerdito" rectifique, me parece bien...
Es posible que me haya traicionado el subconsciente y estuviera pensando en los tocinillos de cielo ... auténticas bombas de azucar:)
Siempre me han llamado la atención las excepciones a las Leyes Universales.
Pongo un ejemplo.
Cuando te quieres cargar a alguien, ¿qué se supone que debes hacer?; pues parece lógico que empujarlo para abajo, como en la clasificaciones deportivas.
Surge la pregunta de porqué en ciertos ambientes, cuando se quieren cargar a alguien, lo que hacen es ascenderlo de puesto.
...
Sí, estoy pensando en ciertos sectores públicos-políticos, donde para quitarse de enmedio a un inútil, lo ascienden a otro puesto, de mayor nivel y lejano en el espacio.
Si podéis arrojar luz sobre el fenómeno, os lo agradecería.
Los caminos d ela política son inescrutables ... yo creo que muchas veces no es tanto que eleven a la gente para cargárseles, sino que hay demasiadas deudas con inútiles que se pagan aún a costa de darle responsabilidad a un besugo.
Mejor no seguir esa línea de razonamiento, porque...
Si las deudas inconfesables se pagan con dar responsabilidad a un besugo..., ¿cómo se pagan las deudas confesables?
¿Con favores inexplicables?
¿Con información no confesable?
¿Con dádivas no corresponsables?
...
¡Mejor me voy a ver al Madrí!
Allí los besugos dan espectáculo al menos, eso sí, cuando les interesa.
Para besugo, el míster...
Driver a esos que cuanto más alto suben desde mas arriba caen les pasa como al capón de navidad; engordar para moriír jajaja
(o eso quiero pensar)
De pequeño leía el cuento del gallo Kiriko, que iba a la boda del tío Perico.
¡Vaya Veronicia!
¡Lectora de arquitectura!
...
Eso está bien, chica.
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