6 de marzo de 2012

¿Y qué se entiende por enseñanza de calidad?



Durante estas semanas se han generalizado las protestas por parte de los estudiantes contra los recortes del Gobierno central y de las Comunidades Autónomas en materia de educación; no entraré a valorar en profundidad las circunstancias de estas "asonadas", aunque veo una violencia que no me gusta y un exceso de bilis y demagogia, por mucho que en materias como ésta ya me parece bien que se pidan esfuerzos cuando menos prioritarios respecto a otros temas de menor calado. En dichas manifestaciones se repetía, entre otros, un lema que me da mucho que pensar, ya que los estudiantes exigían una enseñanza pública y de calidad, petición que me parece no sólo legítima sino plausible, si bien me da la impresión de que el quid de la cuestión estriba en saber qué se entiende por enseñanza de calidad, aunque uno intuye que unos cuantos de los que la reclaman no saben muy bien porqué lo hacen. De cualquier manera, frente el clásico debate entre la enseñanza pública y la privada, me parece que es mucho más urgente y trascendente resolver, precisamente, el planteado respecto al concepto de lo que pueda entenderse por una enseñanza de calidad.

Comenzando con el humilde y sincero reconocimiento de no ser, ni de lejos, un experto en la materia, diré que me parece que muchos han cerrado los ojos a una realidad alarmante, y es el que la enseñanza en España ha tocado fondo. No se si es la vanidad de no reconocer errores anteriores, el enrocamiento en el manido debate "derechas/izquierdas" que me parece trasnochado y ajeno al fondo del problema o un preocupante desconocimiento de la realidad, pero da la impresión de que tras tanto reproche a los recortes hay más un afán de quedarse como se estaba, aún pagando el crudo precio de la mediocridad y la ignorancia, que de buscar un imprescindible cambio a mejor que es posible debería ser bastante radical.

A vuela pluma se me ocurre que para resumir lo que ha pasado con la educación en España en los últimos treinta años cabe hablar de una triste abdicación en la defensa del principio de autoridad, el predominio de los localismos que ha supuesto reducir la visión histórica, geográfica y social a lo propio, cierta caída en el peligro de controlarlo todo, mal endémico si entra en juego la excesiva intervención del Estado y el desprecio de la búsqueda de la excelencia, o dicho de otra manera, el haber tirado la toalla de la exigencia y la seriedad a la hora de pedir resultados, ... vamos, que uno termina no resistiendose a la tentación de pensar que hace ya mucho tiempo que en este país termina aprobando y pasando a la Universidad todo el mundo.

Y si de lo que sucede dentro de los colegios alguien que, como es mi caso, ni trabaja en la enseñanza ni tiene hijos no puede hablar sino en base a simples intuiciones, al menos sí puede llegar a conclusiones con fundamento en lo que ve en los demás, que respecto al tema que nos ocupa es una notable incapacidad para hablar en público con soltura y escribir con un mínimo de decoro -incluyendo errores sintácticos y faltas de ortografía-, la poca costumbre de leer más allá de best-sellers o libros con previo lanzamiento mediático, la total ausencia de sentido crítico y personalidad propia ante los medios de comunicación, algo que se agrava si pensamos que la inmensa mayoría de la gente se informa a través de la telebasura y algunos foros o chats de la red, ... por no añadir la cultura del lenguaje abreviado de los sms del móvil, el autismo propio de quien se pasa el día colgado a internet o funciona por la calle aislado con unos auriculares, el lamentable desconocimiento de nuestra historia, por no hablar de su conocimiento sesgado o de la incapacidad para debatir sobre ella con calma, respeto y argumentos, ...

No tengo ninguna duda acerca de la razón que asiste a quienes piensan que hace falta una enseñanza de calidad, algo que solamente será posible si abdicamos de la cabezonería de mantener un sistema que no ha funcionado y nos ha dejado a la cola de Europa y si asumimos que mucho más allá de imprescindibles medios materiales y económicos, sólo sera posible esa calidad si para sacar adelante unos estudios no hay más alternativa que la exigencia al alumno y el esfuerzo personal de éste, si se devuelve la autoridad al profesor y los padres aprenden a respetar sus decisiones y a enseñar a sus hijos el papel de educando y si se destierran de una vez la frivolidad y la demagogia en la elaboración de los planes educativos.

Queda aparte el debate entre la escuela pública y la privada; aunque pienso que la libertad de enseñanza exige que cada cual pueda educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones y valores y que donde hay demasiada intervención de la administración -sea cual sea ésta- se corre el peligro del excesivo entrometimiento y, con ello, restar precisamente libertad, no me parece que deba de ser ésta la cuestión principal. Es preciso un cambio radical, algo que debería pasar porque el Estado y las Comunidades Autonómicas dejen de lado su ambición unificadora para reforzar su carácter de servicio público y, en cuanto a la enseñanza privada, a lo mejor convendría poner los medios para desterrar es tufo elitista que destila a veces y aprender a combinar el derecho irrenunciable a la libertad de enseñanza con el de igualdad de oportunidades.




15 comentarios:

Anónimo dijo...

Los profesores están AGOTADOS.
Deben enfrentarse a los alumnos exigiendo más trabajo por su parte.
Se enfrentan a los padres cuando según las notas de sus hijos piden mejores resultados,y ellos son incapaces de controlar el tiempo que pierden con el ordenador y la televisión.
Pelean cada día con direcciones inútiles, al servicio del consejero de turno, que en vez de apoyarles ante un conflicto, solo hacen que cuestionar su trabajo, por lo que es mejor no plantear ningún problema.
Dedican más tiempo a rellenar papeles,que a preparar clases o hacer cursos de reciclaje, todos los institutos quieren pasar la auditoría de "calidad".
Para rematar, todas las tertulias concluyen con que los profesores son unos privilegiados tienen tres meses de vacaciones. Ante la sociedad, ellos son los culpables de todo.
Por otro lado, los alumnos que pese a todo y con mucho esfuerzo han conseguido sacar una carrera, se encuentran con que no tienen futuro.
Realmente es una situación muy triste.

Modestino dijo...

Muchas gracias por tu aportación, verdaderamente interesante.

Discrepo en una cosa: al menos yo no tengo la sensación de que la sociedad culpabilice al profesor, más bien pienso que sigue existiendo esa admniración hacia lo que antes se llamaba el "maestro", lo que habría que conseguir es recuperar el respeto, algo imposible sin la colaboración de los padres.

En cuanto a la cómoda crítica de los tres meses de vacaciones: siempre hay cabezas cuadradas que no ven más allá de planteamientos rígidos.

casilda madrigal dijo...

Tengo dos hijos en la enseñanza pública y suscribo todo lo que dices.La situación desde luego es insostenible y el problema se agrava porque el profesorado (y que no se ofenda nadie pues hay excepciones)deja en ocasiones bastante que desear. Al final te queda la sensación de que nos están tomando el pelo y que aunque suene a demagógico de esto se salvan los que puedan costearse una educación a este paso en el extranjero.
Mientras tanto los que más se tendrían que esforzar azuzados por políticos lamentables salen a la calle a pedir una educación de calidad que de ser instalada en serio lo primero que haría sería poner a un gra número de alumnos y profesores de patitas en la calle.
En fin Modestino que tu blog de hoy da para un gran debate.
Un saludo

Modestino dijo...

En cualquier caso creo que el problema no es la enseñanza pública en concreto, sino la enseñanza en general. Y efectivamente, no tengo claro que muchos de los que piden una enseñanza de calidad sepan bien lo que piden.

Mariapi dijo...

Modestino, el tema que tocas hoy es la piedra angular para la transformación social que tanto necesitamos. Es un tema complejo y no quiero caer en medias verdades siempre engañosas. Mi experiencia personal es que toda la enseñanza en este país, en especial la pública ha ido a peor.
Ojalá se iniciase una reforma en profundidad, se van a necesitar varias generaciones para lograr un cambio.
Muy interesante, gracias.

veronicia dijo...

No tengo ni idea de lo que es una enseñanza de calidad; tampoco tengo hijos (si hermanos que disfrutan de la enseñanza) y lo que puedo decir a estas alturas es que pronto cuando preguntemos a un estudiante si ha leido los clásicos, piense que me refiero a los clasicos Disney...

Modestino dijo...

Harán falta varias generaciones ... ¿tendremos la grandeza para emprender un camino cuyos frutos probablemente no llegaremos a ver?, ¿tendremos paciencia para ello?, ¿hay humildad en los padres de la patria y en determinados ideólogos para admitir los errores cometidos?....

Modestino dijo...

Huy, ojalá sea Disney, que vete a saber sí piensa en el Marca o en la serie Crepúsculo ...

Anónimo dijo...

Yo lo que no puedo entender es porque en nuestra época(hace ya algunos años),todos estudiábamos solos(salvo alguna duda concreta que preguntabas a quien tenias a mano,padres,compañeros,etc) y ahora todos los chicos estudian y hacen los deberes con sus padres.Y no eramos mas listos antes.

Modestino dijo...

A lo mejor antes éramos más responsables, o había más temor reverencial ... Y puede que haya quien piense que ahora los padres se implican más ...

sunsi dijo...

Vaya tema, Modestino. Cierto que los profesores están AGOTADOS y que pasarán años hasta que se instale de nuevo en la conciencia de los estudiantes (y de los padres) que el que está a pie de aula tiene una autoridad... En la concertada, por ejemplo, se observa al docente con lupa y el papá cliente machaca de forma despiadada. Y así no hay quien trabaje con unos mínimos.

Pero el tema que traes es la calidad. Señalaría la excesiva especialización en favor de las materias "útiles", el barrido de las humanidades, el olvido de la historia del pensamiento, el exceso de controles exámenes que impiden asentar los conocimientos y que el alumno se responsabilice de sus estudios... Aparentemente no paran de hacer y hacer, sin embargo no les dan herramientas para aprender a estudiar y que lo que estudian cale sin tener que repetir año tras año lo mismo. Y, aunque parezca contradictorio, la cantidad de tareas que no llevan a ninguna parte les resta tiempo para leer.

Este post daría para mucho. Solo he apuntado lo que veo cada día y quizá mi punto de vista es parcial.

Un saludo.

Modestino dijo...

Completamente de acuerdo en que existe cierto desprecio a las humanidades.

Anónimo dijo...

Modestino soy, más o menos, de tu generación y estudie en la enseñanza religiosa.
Mis hijas lo han hecho en la pública y te cuento mis impresiones: creo que su enseñanza ha sido, en general, cien veces mejor que la nuestra y, en cuanto a dirigir o manipular los contenidos, creo que en nuestra época fue mucho mayor esta tendencia.
Desde luego que es mejorable y se debe mejorar la calidad, pero no mirando atrás sino adelante.
Es curioso como se critica por un lado la gran tasa de fracaso solar y, por otro, el que sea facilísimo llegar a la Universidad sin hacer nada.
Saludos.

Modestino dijo...

Yo siempre pensé que me hubiera venido muy bien una temporada estudiando en el Instituto, hubiera madurado antes.
Sí, nuestra educación andaba sesgada por vivir en un régimen sin libertades, por eso me rechina la educación para la ciudadanía, me suena a la famosa FEN.
Completamente de acuerdo en eso de mejorar mirando al futuro. Aunque nadie me sacará de que la LOGSE ha sido devastadora.

Modestino dijo...

Ah, y añadir que lo que cuestiono es la calidad de la enseñanza en general, no la de la pública en concreto. En nuestros tiempos el nivel de los catedráticos de Instituto era muy alto.