10 de agosto de 2011

Descubrir la bondad



La bondad no aparece siempre a la vista, es más no suele ser aconsejable andar con ideas preconcebidas ya que uno corre el riesgo de que le den gato por liebre o se le escape más de un ejemplo edificante; y es que la bondad no viene siempre envuelta en papel de regalo, ni con frecuencia aparece con carrocería flamante o aspecto impecable. La bondad existe y hay que saber encontrarla; pero este ejercicio bueno -y necesario- exige mentalidad abierta, ejercitar el saludable deporte de vencer prejuicios y aprender a trastear por muchos lugares diferentes, porque quien se aisla en ambientes cerrados es posible que evite peligros, pero termina perdiéndose mucho de bueno.

La bondad suele carecer de glamour, porque quienes la ejercitan o no tienen tiempo para "películas" o andan muy por encima de apariencias y maquillajes; además suele ser discreta, por lo que quien la posee no lo predica a los cuatro vientos, ni siquiera en exhibiciones privadas. Hace un tiempo "Mariapi", colega de la blogosfera, hablaba en su bitácora de los "buenos oficiales": no voy a repetir su tesis -que comparto plenamente- porque ya lo explica muy bien en su blog -"Matermanías"- pero si que recojo su idea de rechazar a quienes parecen tener la exclusiva de lo bueno, de lo que es correcto. La bondad se suele predicar mejor con el ejemplo, es mucho más sencillo -y menos cargante- contemplar a quien la ejercita sin alardes, sin postizos y, posiblemente, sin darse cuenta.

La bondad está en muchas esquinas, en quienes se interesan cariñosamente por la pena del vecino, en madres, abuelos, compañeros de clase, ... en personajes anónimos que son capaces de comprender, disculpar o esforzarse por el otro, en quienes aún tienen el don de sentir lástima, afecto y hasta preocupación por el paisano, incluso cuando no le conocen, en quien sonríe ante la ingenuidad de un niño, el amor de una pareja de adolescentes o, simplemente, la felicidad ajena. La bondad está en quien se sacrifica por sus mayores, quien sufre con los que sufren y llora con los que lloran, en tantas personas anónimas a quienes nunca han propuesto para un premio o una medalla.

Lo malo es cuando todo ésto nos pasa inadvertido, cuando hemos perdido la sensibilidad para captar y, con ello aprender. Y es que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, por mucho que en tantas ocasiones nos empeñemos en demostrar lo contrario, y ese reflejo divino sigue latiendo en el alma de muchos, sólo hay que encontrarlos: así seremos agradecidos y así aprenderemos.


10 comentarios:

Camisas dijo...

"ejercitar el saludable deporte de vencer prejuicios y aprender a trastear por muchos lugares diferentes", sí, tienes razón, sin embargo, en estos tiempos de crisis los prejuicios gobiernan a muchas personas.

Modestino dijo...

Podríamos hacer una lista bien larga.

tomae dijo...

...uf, lo que me ha costado hoy encontrar comentario para este post, lo dejo con aquello de "haz bien y no mires a quién", siendo el primero de los quienes uno mismo claro...

Susana dijo...

La bondad se encuentra donde menos te la esperas si la sabes reconocer. Un beso.

Modestino dijo...

Ahí está la clave, en saber descubrirla, en no engañarse.

veronicia dijo...

En lo que ha escrito Mariapi también me identifico... los buenos oficiales

A los únicos a quien se debería mostrarlas (las buenas obras) en ocasiones que se hacen o hacen los demás es a los niños para que las aprendan y no crezcan egoistas o esperando reconocimientos sino a hacer el bien por si mismo y como fin último.

Las personas buenas actuan con bondad y creo que si un día parara por la calle a una de ellas y se lo dijese me miraría y me diria algo parecido a solo hago lo que tengo que hacer

Me ha encantado la entrada

Modestino dijo...

Hay buenos oficiales y hay mentecatos que se creen cargados de razón y son incapaces de ver más allá de sus lentes.

paterfamilias dijo...

Estoy en Huesca y aquí hay mucha gente buena. Serán las fiestas de San Lorenzo ... ;-)

Modestino dijo...

Este año se nota la crisis y hay algo menos de gente; no te extrañe que nos hayamos cruzado por la calle, aunque no recuerdo haber visto un ejército de niños ;)

Pilar Lachén dijo...

La bondad está en todos, lo malo es que muchos no la quieren sacar a relucir y otros tantos ni siquiera se dan cuenta de que la tienen.
Precioso post.