Es una frase que puede significar mucho, que tiene un sabor especial. A mí me gusta que me lo digan, significa que alguien cuenta contigo, que te aprecia -por lo menos-, que le importas. Es posible que sentir agrado ante una expresión semejante tenga algo de egoísmo, suponga una manifestación de debilidad, pero hace ya tiempo que he dejado de avergonzarme de mostrar mis limitaciones, porque en el fondo todas estas cosas nos hacen más humanos, además de que no creo que sea muy sano esa especie de ascetismo estoico que les entra a algunos que en ocasiones dan la impresión de haber emprendido una auténtica cruzada ante cualquier manifestación de sentimientos, emociones o morriñas.
Pero también puede resultar gratificante decirlo; entre otras razones porque significa que estamos vivos, que nos quedan sentimientos, que tenemos humanidad, que no hay indiferencia hacia el resto del mundo. Es cierto que la frase puede suponer que nos sentimos solos, que no lo estamos pasando bien, pero el echar de menos a alguien quiere decir que existe solución, que si no hay compañía actual, la hubo en el pasado y en nuestro corazón la sigue habiendo. Porque echar de menos tiene algo de recuperar vivencias, de restaurar afectos, de hacer que los que se fueron revivan junto a nosotros.
Hay quienes son muy fríos, y no por ello tienen que ser peores ni carecer de capacidad de querer, pero esa frialdad pienso que tiene el peligro de la deshumanización; hay quien prefiere vivir al día, y no digo que sea una mala opción, es más, no niego que mirar hacia atrás puede convertirse, según las circunstancias, en un obstáculo para tirar hacia delante. Pero nuestro pasado existe, y frecuentemente es parte de nuestra historia y parte de nuestra vida.
Se pueden echar de menos épocas de nuestra vida, momentos en los que disfrutamos y nos regocija evocar, aún con ese punto de nostalgia y melancolía; cabe echar de menos a personas que ya no volveremos a ver en esta tierra, y su recuerdo, con la inevitable tristeza de un adiós definitivo, también nos enriquece, y hasta nos consuela; se echa de menos a los amigos que están lejos, a aquellos que hace años que no vemos e incluso a alguno con el que no terminamos excesivamente bien; y hasta echamos de menos a aquél con el que coincidimos a diario, porque el cariño es en ocasiones insaciable.
Echar de menos es un sentimiento que demuestra tanto estar vivo como ser capaz de querer, una manifestación de capacidad de comunicarse con el mundo y con los demás; decirlo supone una manifestación de voluntad, un reconocimiento de nuestra propia fragilidad, de que necesitamos a los demás, y escucharlo es la conciencia de que no estamos solos.
16 comentarios:
Modestino, bonita entrada!
Si te hechan de menos, seguro, seguro que han compartido mejores momentos con tigo que los del "nescafé"... e intuyo que tu sincera respuesta a ese echar de menos será ¡no será para tanto!
Echo de menos aquellas oportunidades de almacenar vivencias con los que se fueron y por "dejadeza" no pude aprovechar para estar un ratito más con ellos...
El paso el tiempo y el poso de la edad provocan la tentación de pensar que uno no ha aprovechado las oportunidades, pero cada momento tiene su "Tempo" y siempre surge una postrera oportunidad.
Yo pienso que sentir agrado ante una expresión como "Te echo de menos!" no es egoísmo, al revés. Egoísmo es no abrirse a los otros. (Esta es del Palisse en fase completamente grillada :)) Cuando finalmente esa abertura nos causa a nosotros agrado, como si extrañamente nunca hubiésemos entendido nada de lo que verdaderamente es fundamental, (estaríamos grillados? No encuentro otra explicación :)) sigue siendo el contrario de egoísmo, es antes el resultado de saber amar: amo porque amo, amo por amar: la frase es así, creo. Montes de saudades, Modestino!! :))
La entrada es preciosa...
Puedo llegar a echar de menos ante la posibilidad de una ausencia... y vivir el sufrimiento por anticipado yo soy de "aun no te has ido y ya te estoy echando de menos"
... suena tonto, pues es así.
Modestino ;)):(
Todos tenemos nuestros egoísmos ... es inevitable sentir necesidad de cariño, pero ésto no puede ser necesariamente malo.
Me ha gustado mucho tu post.
¡Qué absurdo pretender que la perfección consista en estar desprendido de afectos, como si fuesen impropios de lo divino...! ¡Qué ignorancia supina sobre lo que es de verdad-de verdad el sentido del amor!
No sólo "echo de menos", me gusta decirlo, y por supuesto, que me lo digan.
Gracias, Modestino, me ha encantado.
El mayor error de mi vida fue escribir a una persona "que le echaba de menos", la verdad es que era cierto, aunque nunca habíamos tenido una relación digamos que carnal.
Desperté sin saberlo un corazón que, de repente, rejuveneció y apareció en la puerta de mi casa, a 400 kilómetros de la suya.
Y se lío una buena.
Hace tiempo que,depende con quién, no digo eso de "te echo de menos". Nunca sabes qué puedes despertar.
Vaya experiencia¡¡¡ ... es cierto que en ocasiones podemos ir demasiado lejos en nuestras interpretaciones: pero las más de las veces lo que puede pasar es que pretendemos ver más allá de una simple frase.
A mí lo que me sucede con mucha frecuencia es que, además de echar de menos a algunas personas, también echo de menos algunos lugares. Aunque quizá se trate de nostalgia.
En realidad, raro es el día en que no me gustaría estar en tal o cual sitio. Por ejemplo, ahora mismo me gustaría estar (por lo tanto, "los echo de menos") en Córdoba, en Oviedo, en Lisboa o en Las Palmas. Pero estoy aquí y no allí.
Será que, en mi caso, es cierto aquello de que, a menudo, creemos que vamos a ser mucho más felices allí donde no estamos.
Salud!
Echo de menos a mucha gente.
Así, que en muy contadas ocasiones madrugo, me salto todas las reglas y aparezco en la otra punta del país.
Es una jugada de póker.
Al llegar te encuentras a veces a una persona con los brazos abiertos.
Y otras, un extrañ@ que te dice que tiene que ir al supermercado, y no puede atenderte.
...
Esas opciones no puedo cambiarlas; la vida es una jugada de póker.
Pero lo que tampoco puedo cambiar es el impulso irracional que me hace correr por la autovía, una mañana de un día cualquiera.
Realmente,ése es el mejor momento.
Cuando tomas la decisión.
El resto es azar, casualidad, magia, ilusión, o...
un buen tortazo.
Yo también echo de menos los lugares. Cuando se trata de sitios importantes de mí vida .Tarragona, Valencia, Zaragoza, ... regresar a ellos va acompañado de un cosquilleo especial.
Pero es igual de cierto que hay que aprender a pasar página.
Es cierto lo que comenta Driver: a veces la distancia y el paso del tiempo nos hace olvidadizos y en ocasiones uno se lleva algún chasco.
Pienso que egoísmo, no es echar de menos a alguien, sino todo lo contrario; egoísmo es no saberse necesitado del otro. Independencia emocional patológica. El egoísta muy pocas veces echa de menos a alguien, casi diría, que nunca lo hace. Consigo mismo tiene más que suficiente, y se equivoca.
Reconociendo esas ausencias, reafirmamos nuestra presencia como seres humanos. Y también, ese haber habitado alguna vez al lado de la complicidad, la alegría o el llanto; al lado de un alguien. Significa que lo hemos tenido, un tiempo compartido, que no hemos estado solos, que caminamos al lado de alguien, un paso, tres pasos, mil pasos, durante unos minutos, unas horas... pero supimos sabernos tal cual, un alguien pleno.
Es una de las más hermosas entradas que te he leído. Preciosa de verdad.
Un abrazo.
;)
Y la tuya una hermosa contestación.
Echar de menos ... Por resumir, me adhiero al comentario de Ana.
Creo que echar de menos tiene tanta intensidad como lo que has vivido junto a... Yo he llorado por echar de menos. Y cierro los ojos y repaso a veces a todas las personas que no sé qué daría por recuperar unas horas de muchas otras compartidas. Y entonces respiro hondo y me sirven los recuerdos.
Precioso post, Modestino. Gracias...
Me ha recordado...bueno, me lo quedo guardado
Ami una expareja me llama diciendo que me echa de menos pero el está casado y con un bebé de 9 meses porque me echa de menos????
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