1 de noviembre de 2010

Dice el Eclesiastés




"Quien reúne saber, reúne dolor"


Sigo leyendo "El imperio", de Ryszard Kapuściński, un libro de viajes que da muchísimo de sí y que seguro que volverá a dar pie a otras entradas; hoy he profundizado en un capítulo donde el periodista y escritor polaco incide sobre la costumbre de los habitantes de la antigua Unión Soviética de no preguntar, pues acostumbrados a la tiranía bolchevique, al estado policial, consideraban que lo mejor era suprimir cualquier tipo de curiosidad. A propósito de ésto Kapuscinski cita la frase del Antiguo Testamento que encabeza el post y que yo desconocía.

Me ha parecido que tal frase esta cargada de sentido, es absolutamente cierta y real. A veces es más fácil -y generalmente más cómodo- utilizar la táctica del avestruz, esconder la cabeza debajo del ala y negarse a asimilar las cosas como son. Pero tarde o temprano esta actitud nos puede perjudicar. Muchas decepciones, no pocas frustraciones y unos cuantos disgustos nos evitamos cuando somos capaces de enfrentarnos a las realidades que se nos presentan; frecuentemente tenemos la ingenuidad de pretender ver la vida de color de rosa, sin comprender que todo tiene matices. Pienso, por ejemplo, en el excesivo número de matrimonios que se van a paseo: tengo la sensación de que nos agarramos al "platonismo" y somos incapaces de darnos cuenta de las limitaciones del otro, justo lo contrario que puede ocurrir a continuación, tras pasar por el altar, cuando lo que nos parecía totalmente blanco ahora lo vemos negro, posiblemente porque no quisimos asumir la realidad de la otra persona y fuimos, con ello, incapaces de quererla de verdad, es decir, con sus defectos.

En ocasiones nos gusta estar ciegos con la salud, tenemos como un miedo enorme a enfrentarnos con la enfermedad y retrasamos la visita al médico, o nos negamos a plantearnos lo peor, ... y también nos negamos a admitir nuestras enfermedades del alma, que es la forma más fácil de evitar superarlas. La inevitabilidad de la muerte, el no ser tan agradables a los demás como nos parece o nos gustaría, las críticas que recibimos, los fracasos profesionales, los errores de nuestra vida, nuestras decisiones equivocadas, que nuestros amigos no nos quieran como desearíamos o hasta les pillemos algun comentario crítico hacia nosotros,... son realidades con las que nos cuesta enfrentarnos, tanto que no es raro caer en la tentación de ponernos una venda en los ojos.

Pero el libro sagrado es sabio, porque ser conscientes de estas cosas es, efectivamente, sabiduría, un saber necesario y recomendable; y aunque reunir saber suponga reunir dolor, este mismo dolor nos hará mejores, nos ayudará a madurar ... seremos verdaderamente sabios.


14 comentarios:

Driver dijo...

Se dice que la felicidad reune.
Pero el dolor, agrupa.
Importante matiz.

Modestino dijo...

Un matiz para pensar; son importantes los conceptos¡¡¡¡

sunsi dijo...

El dolor tiene una proporción: el amor. Tanto amas , tanto te dueles. Es un buen termómetro. Empíricamente comprobado.

Saludos

Modestino dijo...

Un saludo Sunsi, pensaba que estabaseb uno de esos periodos de desintoxicación bloggera que algunos deberíamos tomarnos también alguna vez.
Evidentemente quién no sabe sufrir no puede amar.

veronicia dijo...

Sentarme delante del médico y pedirle una lobotomía; porque no quiero sufrir más ni viendo ni conociendo ni sabiendo ni nada de nada; porque lo que yo quiero es la "felicidad de los tontos".
Sencillamente se rió de mi.

(Y ya descartada la lobotomía me aconsejo como a sacarle provecho tanto a mi sensibilidad como a mi saber)

Modestino dijo...

Menos mal que el doctor era sensato. Tu podras tener la felicidad, pero no la de los tontos.
Feliz día¡

annemarie dijo...

El Ecclesiastes es una cosa asombrosa, a la que llegué de la mano de la querida Agatha, si se lee como una novela policíaca, porque es posible :)) entrever la psicologia divina. :)) Thriller psicologico de lo mejor, pero termina muy bien, muy romanticamente. :)) Dios es como tu, el ultimo romantico. :))

En mi opinión, el sufrimiento está muy sobrevalorado: existen maneras de aprender mucho más eficaces y mucho más agradables - y mucho más civilizadas. Es impensable que Dios no sea civilizado, no sé, parece basico. :))

El Altísimo es muy cuidadoso: lo que no vemos en una determinada epoca de la vida, es porque no tendríamos entonces capacidad para digerirlo: hay m muy indigestas. Es una cosa básica de la Historia, (dice ella :)) pero que también funciona con la historia personal de cada uno: las cosas tienen sentido en el tiempo. Fuera del tiempo no sé como funcionan,:)) pero hay pistas divertidísimas en el Ecclesiastes. (Conoces "Tiempo de matar", de John Grisham?)

Modestino dijo...

"Tiempo de matar" es una muestra del mejor Grisham, lo leí hace 17 años, casi sin parar.
Yo si creo que el dolor tiene toque divino: Cristo, que era Dios, sufrió mucho para abrirnos las puertas del cielo.
No vale, eso sí, ese dolor masoquista, postizo, fruto de un absurdo ascetismo éstoico.

annemarie dijo...

Si, Cristo amó gente poco civilizada, nosotros, e hizo lo que fue necesario para que lo entendieramos todos sin grandes problemas.

Modestino dijo...

:) Sí que somos poco civilizados ... y no cambiamos.
Por cierto, Rudyard Kypling es un gran desconocido para mí, tendré que arreglar ésto.

Brunetti dijo...

No sé por qué, pero al leer tu post de hoy se me ha venido a la memoria aquella memorable frase con la que Leon Tolstói comienza su "Anna Karénina":

"Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su manera".

Sufrir por el mero hecho de poder luego explicarles a los demás lo mal que lo está pasando uno es una manera como otra cualquiera de querer ser protagonista siempre y a toda costa. Todos conocemos a gente así. Y agobian mucho.

Salud!

Modestino dijo...

C... si agobian¡. También hay tipos que lo que quieren es ser protagonistas sea como sea, y hacerse la víctima es una de los modos más sencillos de serlo.

Modestino dijo...

Los medios de transporte, las antesalaa de las consultas médicas, incluso las colas del supermercado son a veces escenario de narraciones de dramas personales, no pocas veces exageradoa ... y es que hay quién carece de pudor para enseñar sus entretelaa.

sunsi dijo...

Modestino...estoy en esta fase. Pero no dejo de leerte. Y hoy no he podido evitar decirte algo. Me ha gustado mucho el post.
Con tu permiso... Brunetti: llevas razón. Qué absurdo sufrir para contar... No tiene ningún sentido

Otro saludo