29 de marzo de 2010

Los negritos del Domingo de Ramos



Ayer, Domingo de Ramos, asistí a la Misa de 10.30 en la Catedral de Huesca; había poca concurrencia, quizá por el cambio de hora, o porque la gente tiende a asistir más cerca del mediodía, aunque me parece que no corren tiempos para que al menos quienes creemos dejemos tan vacías las iglesias. La mañana salió esplendida, todo un tesoro a la vista del invierno que llevamos, y los ramos de olivo y las palmas infantiles aportaban su poco de nostalgia de otros tiempos y de esa dorada época infantil.

Cuando ya estaba ubicado en mi banco, y poco antes de comenzar la ceremonia, se instalaron en el de atrás una familia de raza negra: la madre, una mujer guapísima, con esos pelos rizados tan peculiares que bien llevados dan un encanto especial, con cuatro niños: una mayor, otra de unos 7 un 8 años, un niño de 4 o 5 y un bebé que la madre llevaba en brazos. Y no lo pude evitar, me puse tierno y con esa lotería más bien caprichosa con que tantas veces repartimos nuestro cariño, la familia que iba a permanecer a mis espaldas tres cuartos de hora pasó a engrosar la nómina de mis afectos ... y estuve el resto de la Misa pensando en que llegará el momento de la paz para demostrar a mis vecinos que estaba encantado de dársela.

No obstante, mi simpatía hacia unas personas a quienes no había visto nunca y que posiblemente no volveré a ver, pienso que no ha sido gratuita, sino que el instinto me ha movido a la observación y he notado un espíritu de bondad, serenidad y simpatía en todos ellos; me ha llamado la atención la sencillez con la que los niños se han arrodillado nada más llegar y se han puesto a rezar, la segunda de ellas con las manos juntas, sin complejos ni remilgos; a lo largo de la ceremonia no ha habido más ruidos y movimientos que los normales en unos niños pequeños, pero siempre con un saber estar especial. Y al llegar la paz yo, que estaba solo en mi banco, me he vuelto y he confirmado que mi intuición no fallaba, recibiendo una sonrisa de todos y cada uno de los componentes del clan, de esas que te reconcilian con la humanidad.

Al final, cada mochuelo a su olivo, me fui a tomat un café con unos amigos al Bar "La Plancha", uno de esos lugares típicos, de siempre y allí el placer vino de la compañía y de la conversación, mientras en el pensamiento quedaba el recuerdo de una familia cuya manera de actuar ayuda y mucho, aunque puede que ellos no se den cuenta.


9 comentarios:

ana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ana dijo...

Probablemente ellos no se den cuenta de su ruido, de lo que su presencia como familia es para la sociedad. Pero son el pilar fundamental. La familia, es el punto básico de cualquier sociedad. En silencio, esas familias, la sostienen. Pero se nos está olvidando... vamos de camino hacia un mundo de personas sin lazos, más individuales y menos generosas. Madres que viven solas, aisladas de sus hijos. Abuelos que no se sienten cerca de sus nietos. Familias aisladas. Hijos que viven su vida, lejos del lazo que un día fue el que los mantuvo de pie.

A mí todo eso me da mucha pena, así que cuando veo a una familia como la mía, me derrito. Y eso que también tiene lo suyo de diferente... pero ahí estamos, codo con codo...

Que tengas un buena semana... hoy es... lunes!!!! Que la comiences bien!!

Modestino dijo...

Yo veo mucha frivolidad en algunos planteamientos y en algunas medidas legislativas; pero si buscas, encuentras: escenas como la que narraste hoy en tu "rincón" o como la que cuento hoy en el mío se ven todos los días, solamente hay que buscarlas.

ana dijo...

Es cierto Modestino, sólo hay que querer mirarlas...

:)

Mariapi dijo...

...la sencillez con la que los niños se han arrodillado nada más llegar y se han puesto a rezar"

Esos niños tienen un corazón preparado para amar. No creo que la simpatía que despertaron sea caprichosa...no es tan frecuente encontrar esos tesoros. Porque es un auténtico tesoro la oración de un niño.

Gracias, me has llevado por un rato a esa Catedral, donde mi abuelo me llevaba con él a Misa.

Anónimo dijo...

Modestino, la que sale en la foto de la entrada es la madre y su bebe?

veronicia dijo...

Domingo de Ramos en mi pueblo, en una pequeña procesión se sale de la iglesia con una imagen de Jesús en la burra hasta la plaza donde estamos esperando, hay muchas ramas de olivo en un montón… el sacerdote dice una oración nos bendice y lo seguimos en procesión hasta la iglesia… muchos padres madres y niños…la misa llena de alboroto… hay muchísimos niños con sus ramos y palmas… con sus ropas estrenadas para ese día… me recuerda tanto mi infancia ver a mi sobrinos…
Sólo una cosa más, los negritos de mi pueblo tambien estan en la plaza y nos observan respetuosos, como cada año, pero todos son musulmanes.

sunsi dijo...

Estas entradas, Modestino,en las que no hay prácticamente nada que añadir... y provocan una sonrisa. Se te ve tanto el alma... Me alegro mucho de que te reconforten cosas como las que has contado en este post, amigo bloguero.

Un saludo afectuoso desde Tarraco

Modestino dijo...

El domingo de Ramos era tiempo de estrenar traje, de salir con palmas y lucir el día.

Evidentemente la foto no es de la señora en cuestión, la encontré buceando en google y no voy a hacer fotos a la primera persona que pillo por la calle y colgarlas aquí...