Asistí ayer miércoles a un funeral por el alma de un buen amigo; falleció el 25 de febrero tras luchar durante dos años contra un cáncer, esa enfermedad que en los usos periodísticos se califica como cruel y donde tantas veces -es el caso- quienes la sufren muestran su valor: fortaleza, capacidad de sufrimiento, esfuerzo personal, ... a la vez que los más próximos tienden a olvidar diferencias y a unirse en apoyo de quien lo está pasando francamente mal. Es inevitable -y conforme vas cumpliendo años más- que la muerte de alguien cercano nos mueva a la reflexión sobre un hecho irrefutable: habrá un día en el que el convidado protagonista del evento será uno mismo, y no es ni de valientes ni de sensatos esconder la cabeza bajo el ala y no pensar alguna vez en que eso va a pasar. Hay muchas cosas en la vida de las que no estamos seguros, pero hay un suceso que ocurrirá impepìnablemente, tal vez el único del que tengamos certeza plena: el de nuestro fallecimiento. Por eso es cosa prudente estar preparados, y que cada uno se plantee lo que ésto significa.
No abro el post para hablar del fallecido, ya ha habido quien lo ha hecho mejor que yo y solamente me queda poner de manifiesto mi agradecimiento a quien siempre me trató con cariño y una sonrisa en la boca. El funeral se celebró en la capilla del tanatorio madrileño de la M-30 y fue llamativo el talante de los familiares, el ambiente de paz y serenidad de quienes habían perdido al marido, el padre, el hijo, el hermano ... También una muerte puede servir para que haya quien nos de ejemplo y para que el alma de cada cual reciba un impulso, un deseo de alcanzar la paz interior, la tranquilidad del alma.
D.E.P
ResponderEliminarNo hay cosa peor que un funeral con parientes divididos. Un beso.
ResponderEliminarUn día moriré, moriré de verdad y al dia siguiente y seguira saliendo el sol para todos menos para mi.
ResponderEliminarCuando llegue ese dia espero no arrepentirme de no haber vivido. Espero no darme cuenta de que llevaba años muerta y nisiquiera lo sabia.
A lo mejor, Susana, una muerte puede volver a unir a la familia.
ResponderEliminarSaldrá el sol para todos, y tu lucirás como una estrella en el cielo y seguirás iluminando la vida de muchos.
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ResponderEliminarYo creo que, en general, las vidas se esfuman: una persona muere y poco a poco todo rastro de su vida desaparece.
Mucho me temo que así suele ser, mal que nos pese.
En todo caso, salud y buen fin de semana (carnavalesco o no).
Como te gusta ir de librepensador, amigo Brunetti :):)
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