26 de noviembre de 2014

El cromosoma de la cordialidad


En las relaciones con los demás suelo plantearme la cuestión que podríamos denominar como  la sinceridad de los afectos; crecí ingenuo y confiado por lo que tendía a pensar que cuando alguien te trata bien y sonríe cuando se topa contigo era porque interiormente sentía lo que mostraba por fuera, o cuando menos no me planteaba que en el fondo ni se alegrara de verme ni me valorara positivamente. Con los años descubrí que existían los intereses personales, las reservas mentales, el afán de quedar bien y hasta las tácticas más o menos interesadas. Ni hay que fiarse de las sonrisas "profiden" ni dar por sentado que todos te aceptan como eres.

No obstante, sigo pensando que sigue pululando por ahí gente buena, que se alegra sinceramente de verte, que te aprecia sin más valoración, sin considerar lo que te pueden sacar, ni si tu opinión coincide con la suya, ... que no se plantean en sus "entretelas" esa frase tan manida de "más vale llevarme bien con éste". Yo aseguraría que la cierta sabiduría que da la experiencia te dota de una especie de sexto sentido para averiguar quien te quiere de verdad, un conocimiento que desde luego dan los hechos, pero para el que tal vez baste con saber leer el brillo de los ojos, la claridad de la mirada o la autenticidad de la sonrisa. En cualquier caso, y sin tener duda de que toda persona tiene valores, que Dios me permita descubrir donde se encuentra el cariño verdadero.


5 comentarios:

Susana dijo...

Te llevarías sorpresas. Hay gente que finge estupendamente. Mira el pequeño Nicolás.:) UN beso.

paterfamilias dijo...

Ya somos dos

Modestino dijo...

Pienso que hay que evitar toda desconfianza, pero a veces es sorprendente ver determinadas formas de funcionar.

Brunetti dijo...

La verdad sea dicha y escrita: cada vez que te veo (muy de cuando en cuando, qué pena), te saludo y abrazo con sinceridad y afecto no disimulados. Y lo mismo me sucede con otras personas.

Como alguien dijo alguna vez, podemos amar a los que nos odian, pero no a aquellos a los que odiamos (conste que doy por sentado que tú no me odias, pese a algunos de mis comentarios en tu blog).

Salud!

P.D. Ya casi estamos en diciembre y, en seguida, en Navidad. No me negarás que esto va que vuela....

Modestino dijo...

Es recíproco Celes ... y no sufras, que tus comentarios jamás me molestan. Manos blancas no ofenden ... ;);)