13 de abril de 2013

"Barril": ¡Qué disgusto!

 
El pasado jueves paseando por la calle San Miguel descubrí que "Barril", la ´vieja y clásica tienda de "tantas cosas" había cerrado y el local se encuentra en alquiler. Ya me había llamado la atención poco antes comprobar como la tienda de "Calzados Milán" que desde hace decenios se ubicaba en Isaac Peral había quedado reducida a pavesas, pero lo de "Barril" fue uno de esos golpes difíciles de encajar. "Barril" era un establecimiento de los que ya no existen, allí se vendía de todo y aunque en el exterior se hablaba de "camisería a medida", allí podías encontrar gemelos, alfileres de corbata -esa prenda que hace años pasó de moda y solamente usan algunos viejos "rockeros"-, mecheros de todo tipo, plumas, relojes digitales, barajas -la tienda era todo un homenaje a Heraclio Fournier-, fichas de poquer, tapetes para hacer "timbas", juegos de cartas y ruletas colocados en míticos estuches de piel, ... una especie de templo del regalo, de lugar donde encontrar mil ideas, de bazar propio de películas antiguas, de tienda que hace las delicias de los antiguos, de los clásicos.

En "Barril" te atendían dos personajes "de siempre", unos dependientes clásicos y veteranos, dos auténticos maestros que se habían pasado la vida viéndoselas con todo tipo de clientes, sabiendo como tratar a cada uno, decir lo que había que decir en el momento oportuno y callar cuando convenía, aconsejar bien, convertir una compra en un momento grato, sano y que se desea repetir, añadiendo a su trabajo esas notas de confianza, humor, casticismo y simpatía que hacen a determinados comercios distintos al resto, a los que se han dejado llevar por la rutina del trabajo ocasional, por mil teorías carentes de naturalidad y por ello de humanidad. Durante una temporada acompañaba a los citados una joven búlgara, que por cierto estaba de muy buen ver, y que suponía un magnífico contrapunto a la ortodoxia de sus compañeros de mostrador, y que a pesar de su condición de foránea y de una juventud que podía hacer presumir inexperiencia, tenía pleno dominio de su trabajo y estaba a la altura de la profesionalidad del resto.

En una web de la Fundación "Basilio Paraíso" he encontrado esta breve historia de "Barril", realmente enriquecedora y que copio dejando constancia del origen de la misma:

"Barril es un ejemplo de evolución en el mundo del comercio. Lo que comenzó como una “Camisería Francesa”, según el rótulo inscrito en el mármol del suelo de la entrada a su primer establecimiento (en el Pº Independencia 10), se ha convertido hoy en un dinámico comercio con una página web de éxito y que a la camisería añade los artículos para regalo, fumador y escritura, los productos de piel y los complementos. En el negocio que fundó José Barril en Zaragoza en 1875 se sucedieron varias generaciones familiares, hasta que un aprendiz, Emilio Gonzalvo Beneded, se hizo cargo de la tienda en 1947, año en el que ingresó com0o colaborador Emilio Berdún Nadal, padre a su vez del actual propietario. Emilio Berdún López dirige el negocio desde 1988, cuando acabó sus estudios de derecho.

El fundador José Barril estudió corte de camisería en París y en 1880, a los cinco años de abrir su tienda en Zaragoza, consiguió el título de “Camisero de la Casa Real”, un logro de especial mérito al tratarse de un negocio de fuera de Madrid. Su espíritu emprendedor le llevó también a participar activamente en la promoción del ferrocarril de Canfranc. El establecimiento Barril fue punto de recogida de adhesiones para el Canfranc. Experto filatélico y numismático, utilizaba una parte de la fachada para tal fin. La apertura de un destacamento militar alemán en Zaragoza en 1902 llevó a suprimir el rótulo de “Camisería Francesa”, debido a la enemistad manifiesta de ambos países. En 1974 el negocio se trasladó a su actual ubicación en la calle San Miguel. La constante renovación ha permitido a Barril llegar a superar con nitidez el siglo de historia."

Pero más que nunca "Barril" permanece en el recuerdo.
 
 

7 comentarios:

Brunetti dijo...

Por lo que cuentas, el "Barril" ha sido la antesala de lo que ahora son los establecimientos "chinos".

De todas formas, lo que me inquieta de tu "post" es si la chica búlgara se llamaba por un casual Dimitrieva.

Buen fin de semana, amigo.

Anónimo dijo...

A mi lo que me inquieta es que Zaragoza/cualquier ciduad parece haberse convertido en una ciudad fantasma en la que la gente trabaja para multinacionales que son propietarias de las tiendas y productos manufacturados en china que visten; que comen la misma comida procesada y que ven en la tele las mismas cosas y donde ya no hay espacio para la individualidad.
Hacen lo mismo comen lo mismo ven lo mismo y piensan igual.
Esto ya no es una visión de futuro desalentadora es el presente

Modestino dijo...

Yo creo recordar que se llamaba Marina y la ultima vez que estuve anunciaba que regresaba a su patria, no se si seria amor o saudade.

Modestino dijo...

Lo has definido muy bien.

Dimas dijo...

Querido amigo, el problema es que conforme pasa el tiempo va llegando se nos va acercando la fecha de caducidad, le ha llegado a Barril, a Nuestra Saritisima etc; saudade

Modestino dijo...

Si, Jose Luis, hasta a la mujer de hierro ... pero Barril!!!

Adolfo Ruiz dijo...

Hola.

Solo quería aportar a esta entrada que el fundador de la camisería, José Barril, y su hijo, Rafael Barril, fueron dos importantes coleccionistas numismáticos.

Aquí se habla de ellos:

http://blognumismatico.com/2014/04/14/la-coleccion-de-rafael-barril-figueras/
http://blognumismatico.com/2015/07/22/las-monedas-en-venta-de-jose-barril-en-1892-1-de-2/

Saludos,
Adolfo