1 de febrero de 2012

Paracaidista en sábado

Como es sabido razones bien tristes dieron con mi persona en Tarragona el pasado fin de semana; el propio sábado, tras asistir al funeral por mi amigo fui invitado por otro que aún me queda -¡y que dure mucho tiempo!- a una cena familiar: uno de sus hermanos cumplía años y la familia se reunía en un restaurante del centro de Tarraco para celebrarlo. He de agradecer que unos y otros aceptaran que en su intimidad aterrizara, cual paracaidista fugaz e inesperado un tercero ajeno al clan, pues, salvo mi amigo y su mujer, solamente conocía de vista al resto de asistentes. Uno, tal como confesaba aquí hace pocos días, arrastra ciertos restos de su originaria timidez, razón por la que a mi agradecimiento he de sumar el haber sido recibido como uno más, que no notara ni un signo de recelo, que no me sintiera en ningún momento extraño y que esa sensación llamada confianza la pudiera vivir desde el primer momento. Además, lo mejor de todo, fue que todo ello sucedió con la naturalidad más absoluta, que la cosa no se redujo a una exhibición de hospitalidad formal, de educación ordinaria, sino que desde el principio me sentí como si todos nos conociéramos de toda la vida.

He de confesar que la cena del sábado fue de esas que me reconcilió con el mundo, y no principalmente por las viandas consumidas -que fueron excelentes, por cierto-, sino porque descubrí de nuevo que por mucho que a veces uno caiga en la tentación de pensar que vive rodeado de gente rara y complicada, siguen abundando las personas normales, quienes entran de lleno en ese concepto tan genérico de "buena gente" ... como decía el viejo anuncio de "coca-cola": " ... la gente que vive la vida sinceramente". Imagino que todos y cada uno de quienes estábamos cenando en un reservado de la Rambla Nova tarraconí el pasado sábado -la mayoría ya no cumpliremos los 50- tendrían sus problemas, contradicciones y malos momentos, como evidentemente me pasa a mí y a todo bicho viviente, pero uno se congratula de que supieran abandonarlos para facilitar una velada inolvidable, algo que el menda necesitaba para oxigenar un corazón que, como el de alguno más que allí estaba, andaba herido y lloroso.

Para añadir encanto a la cena, descubrí que los asistentes de mi generación eran gente aficionada al fútbol y amantes de la nostalgia musical y de todo tipo, con lo que hicimos unas risas aventando los recuerdos de los cromos de futbolistas de los años 60, los grupos y solistas de ese tiempo y esa España en la que nos educamos que me parece no nos dejó excesivos traumas. Que Dios conserve la salud a todas esas personas, a quienes debo unas horas estupendas y a las que ofrezco correspondencia en el Alto-Aragón cuando quieran y como quieran.





15 comentarios:

paterfamilias dijo...

Eso es una suerte y veo que sabes apreciarlo y agradecerlo. Enhorabuena por tener amigos así.

Modestino dijo...

Sí, en eso me siento afortunado.

Susana dijo...

Me alegro mucho de que tu viaje acabara tan bien. Un beso.

Driver dijo...

A partir de ciertas edades, pasa como con las grandes composiciones pictóricas, los contornos de todas y cada una de las figuras individuales se difuminan, adquiriendo importancia la composición del conjunto de todas ellas, que dispuestas en el lienzo, se complementan de forma armoniosa ordenadas según el gusto del maestro de los colores.

Modestino dijo...

Ultimamente andas sembrado, Driver. Un abrazo bien fuerte¡¡¡¡

Uno de León dijo.... dijo...

Solo faltó que alguien gritara: "¡Y que viva el acompañamientooooo!".

Modestino dijo...

Por supuesto¡¡¡¡

sunsi dijo...

He sabido, después de la publicación de tu post, que tu amigo Gabi era una persona magnífica y muy querida en Tarragona. Me alegro mucho de que te sintieras tan arropado. La verdad es que en esta tierra se te recuerda mucho... y para bien, claro;-)Lástima que un día dijiste que segundas partes no son buenas.

Quien no ha catado lo que es tener un amigo incondicional se pierde mucho... Es, creo, la forma más pura de amar. Un saludo desde "aquí".

veronicia dijo...

Lo mismo que ha dicho Sunsi en el segundo parrafo palabra por palabra.

Habitualmente me siento sola como en una isla desierta en medio del mar... a veces la marea baja y de repente personas vienen a mi y yo puedo ir a otras islas que resultan penínsulas que son continentes donde hay mas personas como yo.
Entonces se que no estoy sola en el mundo aunque esté en esta isla desierta...

Modestino dijo...

Si, al menos es una forma de amar. Pero a veces a los amigos nos falta capacidad de darnos cuenta de las necesidades de nuestros amigos.

Gabi, desde el cielo dijo...

He sabido que, dentro de unos días, mis amigos me van a homenajear de la única manera que yo consentiría si aún estuviera ahí abajo con vosotros: sentados a una mesa, comiendo, bebiendo, riendo e imaginando historias imposibles.

En todo caso, tened cuidado con el colesterol y la tensión arterial, que son muy traicioneros. Lo sé por propia experiencia.

¡Ah! y no tengáis prisa por venir a verme: tenemos por delante toda la eternidad para estar juntos.

Modestino dijo...

Habrá que reservar el día para tal homenaje.

ana dijo...

Enhorabuena Modestino. La verdad es que cuando vives experiencias así, das gracias por los amigos encontrados. Navarra, Pamplona, para mí es cosas de este tipo. ¡Qué gratitud siento hacia todos ellos! Recuerdo en especial al padre de una amiga, que en pleno verano, cuando yo trabajaba y me quedaba un poco sola, se empeñó en que yo también iba de boda con su familia porque dónde iba él iban todos sus hijos... tenía 7 hijos, y yo... la 8ª! Cuando eres muy joven y te sientes solo, gestos de este tipo, no se olvidan nunca. Nunca. Aunque no consiguió que fuera a la boda, lo tengo siempre presente.

Bueno... aprovecho el comentario para saludar a ese cazurro que se ha asomado por aquí. No lo puedo evitar. Sí, sí... al de León. ¡Y que vivan los comentaristasssssssssssssss!

Saludines.

Modestino dijo...

Para entender el comentario del acompañamiento hay que remitirse al post que en abril de 2010 hablaba de la boda de mi amiga María José, leonesa de origen. Puede que el tal de León no sea ni de León ... ;)

ana dijo...

JAJAJAJAJAJAJA. Rememorando el post... voy pillando la bromita.

A ese falso cazurro le aviso... cuidadín, cuidadín, cuidadín. No tomarás el nombre de la tierra del vecino para comentar en falso.

... ejem!

:P