4 de diciembre de 2011

Juanele en caída libre

La noticia ha causado impresión en los mentideros futbolísticos, en especial en los que giran en torno al Sporting de Gijón, el Tenerife y el Real Zaragoza: el ex-futbolista Juan Castaño "Juanele" ha ingresado en la prisión de Villabona para cumplir la pena impuesta por infringir malos tratos a su ex-mujer; no es la primera vez que el asturiano salta a la primera página de los magazines por motivos ajenos al mundo del fútbol, pues ya hace un tiempo se tuvo conocimiento de su ingreso en un centro hospitalario por una sobredosis de pastillas y este mismo año fue portada por haber sido sorprendido causando daños de diversa consideración en el vehículo de su ex-esposa. Estamos ante un nuevo caso de deportista convertido en juguete roto, de ídolo que acaba superado por los inconvenientes de la fama; la verdad es que Juanele siempre fue un jugador con tendencia a la polémica y el conflicto, además -eso sí- de un superdotado para el fútbol. Juanele fue un extremo explosivo, tanto a la hora de realizar jugadas increíbles como a la de montar el número y organizar la parda en un terreno de fútbol: el "yogurín" alternaba con la misma frecuencia los goles más decisivos y las expulsiones más absurdas.

Juanele fue uno de los frutos más brillantes en la década de los 90 de la siempre fecunda cantera de Mareo, junto a nombres tan brillantes como Abelardo, Manjarín o Iván Iglesias; el "Pichón de Roces" -así se le ha conocido siempre por ser originario de ese barrio gijonés- tenía algo distinto, una calidad fuera de lo común, un regate eléctrico y una capacidad de improvisación notable. El gijonés jugó tres temporadas en el Sporting, cinco en el Tenerife y otras cinco en el Real Zaragoza, todas ellas en primera con excepción de la 2002-2003 que jugó en la división de plata con el Zaragoza, terminando su carrera en el Terrassa y el Avilés. En La Romareda Juanele tuvo un inicio brillantísimo, formando con el ariete serbio Savo Milosevic un ataque de lujo que hizo las delicias del público maño: uno de los gritos de guerra de su primera temporada en Zaragoza (1999-2000) fue el de "illa-illa-illa, Juanele maravilla"; ese año Juanele marcó 9 goles y dejó al Zaragoza clasificado en cuarta posición, habiendo aspirado por vez primera en su historia a ganar la Liga hasta el último encuentro. Las temporadas siguientes su rendimiento bajó notablemente, algo que hubo quien atribuyó a un exceso de devoción por la noche zaragozana, a pesar de lo cual la afición blanquilla, que siempre ha tenido debilidad por los jugadores con "duende", le recuerda con bastante cariño.

Con el Tenerife tuvo posiblemente sus mejores años, llegando a jugar en Europa con los chicharreros en ese equipo donde brillaba junto a Antonio Mata, Chano, César Gómez, Aguilera, Jokanovic, Juan Antonio Pizzi, Chemo del Solar, Diego Latorre, Ezequiel Castillo, Felipe Miñambres, ... una plantilla de auténtico lujo en la que imperaban los "jugones". No obstante, en las islas Juanele tuvo también una salida polémica, pues su último año fue bastante flojo, el Tenerife se fue a segunda y el asturiano tuvo roces con la afición, por lo que acabó marchando a Zaragoza a cambio del regreso a Tenerife de un jugador que había fracasado a orillas del Ebro: Pierluigi Querubino. Estando en el Tenerife alcanzó la internacionalidad, e incluso llegó a viajar a Estados Unidos como integrante del grupo que entrenado por Javier Clemente disputó el Mundial de 1994, aunque no llegó a vestirse de corto.

Esperemos que el enorme jugador asturiano sepa reaccionar en este momento difícil de su vida y pueda comenzar un período vital más tranquilo y sin sobresaltos. Mientras tanto nos vuelve a venir a la cabeza esa idea tan recurrente acerca de lo rápidos que pasan los días de gloria, lo breves que suelen ser las etapas cumbres de nuestra vida y en qué medida con frecuencia la fama y el éxito son pura pompa de jabón.


2 comentarios:

veronicia dijo...

Le deseo toda la suerte y lo mejor porque el trago que le queda es muy duro.

Es demasiado triste saber que personas que han dedicado su juventud a un deporte no consigan hacer la transición a la madurez fuera de la competición.
Desconozco hasta que punto haber instrumentalizado su cuerpo les crea problemas psicológicos.

Modestino dijo...

Yo creo que a Juanele siempre le patinó una biela.