Conozco un mozo que acaba de comenzar sus estudios universitarios; tal tesitura me devuelve a tiempos bien lejanos, aunque en la memoria los tengo tan cercanos como si fuera la semana pasada. La Universidad se suele comenzar con ilusión, y a la vez es una experiencia arriesgada, porque, al menos en aquella época y cuando uno llegaba de la privada, existe una libertad de funcionamiento a la que no se está acostumbrado, además de que el nivel de exigencia suele ser mayor y corres el riesgo de estrellarte a la primera.
Por eso son tiempos de incertidumbre y si, como es el caso del chico en cuestión, eres mínimamente responsable andas agobiado y responsabilizado. Y te puede suceder como al citado, que una profesora de matemáticas afirme ante una clase de unos 60 alumnos que al final sólo va a aprobar a cuatro: lo primero que se me ha ocurrido al conocer semejante afirmación -¿la llamamos amenaza?- es que solamente la puede haber lanzado un cretino, y lo digo con perdón. ¿De verdad esa señora se cree mejor profesora por plantear un órdago de ese tamaño?, ¿qué oscuro complejo o trauma se esconde detrás de esa advertencia?.
Me parece loable poner alto el listón de exigencia; la Universidad debería de ser algo muy serio, y por ello ya está bien que quienes ostentan la responsabilidad de enseñar y evaluar a los alumnos impongan un nivel elevado, y si alguno anda rezagado tendrá que espabilar y poner los medios para ponerse al día. Pero otra cosa es mantener una especie de pulso por ver quien es más duro, plantear grandes escabechinas casi como metas a conseguir, alardear, en definitiva, de ser un hueso notable.
Si a un profesor le da por regalar los aprobados a los alumnos, no cabe duda de que comete una torpeza y, a la larga, les hace un flaco favor, pero si su actitud es exactamente la opuesta, y disfruta profetizando grandes desastres, es posible que, al fin y a la postre, le pase lo mismo que al anterior: es tan mal profesor como para ser incapaz de conseguir que sus alumnos se sepan bien la asignatura.
13 comentarios:
Bien analizado.
Yo recuerdo haber oído decir a un profesor el primer día de clase que todos teníamos, de entrada, un 10. Después, los exámenes, nos pondría a cada uno de nosotros la nota que merecemos.
Me hizo gracia.
Modestino¿"Disfrutaste" en Zaragoza a D. Leandro Rubio? Era justamente la otra cara de la moneda, y conseguí llenar el aula magna hasta los topes. Una gozada, que aún recuerdo.
No Mariapi, yo no tuve a D. Leandro porque a partir de 3º estudié en la Central de Barcelona. Pero le recuerdo perfectamente, coincidíamos a veces en el bus, casi siempre iba con algunos alumnos, embutido en ese viejo abrigo de "mezclilla" tan característico.
Al parecer era un sabio, algo incomprendido, y recuerdo como cuando se murió en el Heraldo aparecieron varios homenajes espontáneos y entrañables.
Una vez oí hablar de un viejo catedrático que no suspendía a quienes copiaban, pues aseguraba que "ya les suspenderá la vida".
Si de una clase de 60 ,el mismo proclama , que solo van a aprobar 4.El mismo profesor se esta retratando como un incompetente.
Mas suena esto a hacerse el duro ,para que no le tomen el pelo.
Este tipo de profesores ,al final son de los que aprueban a todos.
Es posible: a lo mejor es pura táctica y el alumno se estimula más y mejor ante la amenaza del suspenso que ante la frivolidad de quien asoma como una "María".
Yo tuve una profesora así y además cumplía su amenaza. Eso sólo demuestra ser un mal profesor. Un beso.
Sobre lo que cuentas, Modestino... bueno... es que no hay por dónde cogerlo. Absurdo. Se dice -y sé que es cierto- que un profesor de 2º de Bachillerato, el primer día de clase advierte que en la primera evaluación no aprueba a nadie. Y lo cumple. Aunque el examen sea de 10( y se han dado casos)!!!???
A veces parecemos el Club de la Comedia ... o la casa de los locos.
Recuerdo uan profesora de latin ,que para que no copiaramos ,nos dijo que estabamos todos aprobados .Lo que queria es que ya sin la amenaza del suspenso ,intentaramos hacer las traducciones.La pobre ,ni por esas dejabamos de copiar.Y eso que el latin me parece una asignatuta precisoa.Sino la mejor.
El latín es una asignatura que sirve para mucho más que aprender latín: una pena que esté tan aparcada.
Yo entiendo que es una estrategia para desmotivar... si un profesor dice eso y lo cumple se asegura de que los que dudan de su capacidad no irán al siguiente examen o posiblemente ni a ese, o incluso ni a las clases con lo cual el profesor criba a los mentalmente más débiles.
Que lo cumpla o no es indiferente con esas palabras los que no creen en su propio potencial ya se han desmotivado y los demás trabajan el doble pensando que el éxito está reservado para los mejores.
Hace un año a mi hermana pequeña le advertí sobre esas posibilidades y de que no cayera en las trampas del primer día de clase porque antes que ella esa carrera la habían aprobado miles de personas y tras ella la aprobarían miles (y le aseguré que muchos de ellos eran mas tontos que ella pero eso sí; todos trabajadores).
Pues menudo sentido didáctico esa estrategia!. Sí, desde luego han terminado la carrera unos cuántos más tontos que ella, alguno hasta conocido por el Somontano ;).
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