Corría el mes de abril de 1979 y quien esto escribe, recién cumplidos los 20 años, cursaba el cuarto curso de Derecho en la Facultad de Barcelona. Se acercaba la Semana Santa y, como solía ocurrir por esas fechas, se acumulaban los exámenes parciales en un curso que, con seis asignaturas, era considerado el más difícil y complicado de la carrera. Para un agobiado alumno de los años 70 examinarse de Mercantil, Procesal o Administrativo era el "summum" de la dificultad, aunque no cabe olvidar que en ese tiempo y esa época ocurrían por el mundo sucesos bastante más importantes. El 1 de abril era proclamada la república Islámica de Irán, que cerraba la opulencia y las desigualdades propias de la Persia imperial e inauguraba un tiempo de fanatismo y radicalidad islamista en oriente próximo. Mientras tanto, en España, el 3 de abril se celebraban las primeras elecciones municipales desde la restauración de la democracia, unos comicios que dieron la victoria a UCD, aunque el vencedor moral fuera el PSOE floreciente de Felipe González que se impuso en las principales capitales. Ese año el sueco Bjorn Borg dominaba sin discusión el mundo del tenis, a Bernard Hinault nadie le tosía en el Tour de Francia y el Real Madrid seguía ganando títulos de Liga. En la ceremonia de los Oscar la película triunfadora fue "Kramer vs. Kramer", un alegato contra el divorcio que protagonizaban Dustin Hoffman y Meryl Streep y en los espacios musicales sonaban constantemente Supertramp, Queen y Pink Floyd.
Una de las asignaturas que se cursaban ese año era "Derecho Financiero y Tributario", una materia que los viejos del lugar aseguraban había venido siendo una auténtica maría hasta el curso anterior, en el que la aparición de un exigente catedrático valenciano se había convertido en todo un suceso y, en notoria manifestación de su dureza, se había cargado al 100% de la clase en el primer parcial. La materia en cuestión ya es de por sí ardua y complicada y recuerdo que estudie como nunca lo había hecho, consultando a otras personas que sabían de la materia y no fiándome, como tendía a hacer en alguna otra ocasión, de la memoria. El primer parcial fue fijado para la semana anterior al Domingo de Ramos, y se creó alrededor de dicho examen una llamativa expectación entre el alumnado causada sin duda por el miedo.
El referido catedrático, un hombre de aspecto imponente y serio, no se dignó acudir al examen, que fue presentado y vigilado por una joven ayudante que se hacía llamar Loli y acudía siempre a la Facultad de punta en blanco, con trajes que aparentaban llevar nombre y apellido italiano. De dicho examen recuerdo dos cuestiones, que las ayudas que había recibido en forma de explicación me vinieron muy bien y a lo estudiado en un aburridisimo libro de texto pude añadir las valoraciones aprendidas oralmente y, por encima de todo, que ya antes de entregar los exámenes para su corrección la mentada Loli hizo una auténtica escabechina a base de expulsar del ejercicio a quienes fueron sorprendidos copiando.
Nunca hasta entonces había presenciado un espectáculo de esa naturaleza. Sí recordaba ocasiones en que algún alumno "copión" había sido expulsado del aula, pero en el caso en cuestión la gente cayó cual moscas. Compañeros y compañeras que parecías seres modosos, incapaces de matar un mosquito, eran cazados en plena operación de dar el "cambiazo" o consultar alguna chuleta. A la vez que intentabas esmerarte en responder los temas, les veías abandonar el aula cabizabajos, incluso alguno trataba de salir del paso con excusas y justificaciones tan absurdas como increíbles. La indignación de la pobre profesora ayudante iba creciendo notablemente, y todavía recuerdo literalmente sus expresiones indignadas: “.Cómo que un esquema?, ... esto es una chuleta como la copa de un pino", incluso, cuando ya habían caído unos cuantos, la mujer se desesperaba asegurando que "ésto es de bochormo".
No digo que me cayera entonces del guindo, pero jamás había pensado hasta entonces que la capacidad de copiar en un examen pudiera ser tan variada como extendida. Me cuentan de un antiguo y venerable profesor que se negaba a suspender a quienes descubría que habían copiado, asegurando con sabiduría que "ya les suspenderá la vida" ... no digo que sea mala filosofía, aunque ante la realidad de tantos estudiantes intentando hacer trampas me preguntaba entonces si el resto de asignaturas las habían aprobado con las mismas argucias ... Ahora lo que me pregunto es si les habrá suspendido la vida o han seguido saliendo adelante a base de subterfugios.
15 comentarios:
Buffff, vaya asignatura. Sin ser de las que más me costó, no le guardo ningún cariño.
El Financiero te enfrenta con un mundo sobre el que lo ignoras casi todo.
Copiar alguna vez lo entiendo, pero hay gente que copia por sistema y eso me parece muy injusto para los demás.
Es lo que me pregunto, Susana, cuánta gente ha sacado adelante su carrera a base de trampas y sí luego en su trayectoria profesional han seguido funcionando así ... y sí encima les ha ido bien.
¡Menos lobos, señor Modestino!...usted sabe tan bien como yo que tenía al rey del copiar y pegar mucho antes que la era de los ordenadores, y que respondía al alias de "El Bolas".
Un auténtico genio, para enfado y mosqueo de algún maño empollón, no me refiero a usted, que gustaba de comer a mordiscos pasta dentrífica...ya sabe, el de la "Lobito".
El rey de copiar estaba de viaje ese día; aunque más que por copion yo lo tenía por pesado-pelota de profesores.
...ahora entiendo lo de tu capacidad de hacer posts amigo Modestino,
ayer con lecciones de buceo en la red
hoy con la financiera excusa del copiar...
...y mañana, pues eso el pegar
pues también es un hecho imponibe
¿o punible?
PD, he de proteger mi identidad ;) ya sabes que alguien puede culparme de sembrar falsas acusaciones.
Pues digo yo que para preservar tu identidad, bien podrías haber elegido otro seudónimo, querido amigo, puesto que entre es "Brunetiti" que utilizas y el mío, cualquier Juez medianamente sensato vería un plagio inadmisible y te condenaría a pagar las costas. O las cervezas.
Por cierto, y ya que estoy aquí, aprovecho para decir que con el Derecho Financiero sucede algo parecido que con el filete de hígado: o se odia, o se le venera.
Yo apenas tengo idea sobre impuestos, pero el hígado encebollado o con tomate me apasiona.
Salud (también para "mi impostor"),
No me gustan los tramposos pero como en el deporte una vez me enseñaron que sólo es falta si lo pita el árbitro (hay que joderse!!!)
No pensaba dedicarme en la vida a aquella asignatura, ni siquiera a aquello que estudiaba así que cuando estaba viendo mi expediente !vi que la tenía aprobada con sobresaliente! pedí que llamaran a la profesora, dijo que imposible que en el acta (la sacro-santa acta ponía sobresaliente y en mi expediente sobresaliente... retocarlo!) el examen destruido....
Y yo "dale con la zapatilla" por narices creyeron que habían duplicado la nota de alguien con mi apellido... pude hacer el examen de una carrera que no me importaba y saque mi aprobado mio y solo mio.
Ni jamás de los jamases podría imaginarme que te gustara el Hígado auténtico Brunetti, eso el Hígado Auténtico (con o sin cebolla/tomate) Además bajo una interpretación fisco-jurídica debe esta exento de IVA pues no sé que valor añadido puede tener esa víscera...
Salud!
Hace unas semanas pasé por el bochorno de tener que decirles a dos alumnos universitarios (ambos haciendo su segunda carrera) que dejaran el examen que estaban haciendo, por copiar. Creo que lo pasé yo peor que ellos.
En cuanto a mí, reconozco haber copiado dos veces. En 1º de carrera, en la asignatura "Prehistoria". Era un horror de datos, fechas en miles de años y nombres rarísimos. Tenía un esquema que abarcaba toda la asignatura en una cara de folio, y me lo puse a la vista por si necesitaba refrescar la memoria. Realmente, quien no hubiera estudiado no tenía suficiente con ese esquema. Pero si habías estudiado, te venía bien para salir de algún atasco. Fue en el curso 76-77 y ya ni recuerdo si lo llegué a utilizar.
En 5º de carrera, en la asignatura "Historia de la música", lo que hacíamos los poquísimos alumnos que había era dar el cambiazo, algo que se venía haciendo tradicionalmente desde hacía lustros. Podías ser una enciclopedia de la música clásica (yo no tanto, pero tenía ya previamente muchos conocimientos del tema) que si ponías lo que el profesor había explicado en clase no aprobabas ni por casualidad. El realidad el catedrático daba unas charlas totalmente anárquicas donde podía empezar hablando de la música egipcia y al poco tiempo estar contando anécdotas de cuando la cupletista Tal se lió en Sevilla con el torero Cual. La única manera de aprobar era dando el cambiazo, para lo cual un bedel nos facilitaba folios con el sello del departamento, para que lleváramos escritos todos los posibles temas. Aquello sí lo hice, lo reconozco. En esa clase me cogió el 23-F, por cierto.
La única vez que he copiado en mi vida fue en un examen de Formación del espíritu nacional en sexto de bachillerato. Pero creo que en mi caso había más miedo a ser pillado y completa desconfianza en mis habilidades que virtud.
Los copiadores profesionales que, encima, no se tomaban la molestia de hacer "chuletas" eran una pesadilla.
No sé tú, Modestino, pero yo, en los exámenes de la facultad, necesitaba concentración. Los copiadores profesionales averiguaban previamente quién llevaba bien la materia. Y tomaban posiciones. Leían la preguntas y empezaba el bombardeo: "Ei... la dos... ¿Quién es autor?"... "Tsh, tsh... pon el folio más a la derecha que no veo..."
Y claro, la solidaridad es la solidaridad... pero me parece que no es justo que, habiéndote dejado las cejas preparando el examen, no pudieras hacerlo con paz porque no podías ni pensar a conciencia las respuestas.
Recuerdo las primeras elecciones municipales de la democracia... Mi padre se presentó (o lo convencieron para que se presentara). Era el alcaldable ¡independiente! de la lista de la antigua ap. Yo vivía entonces en Barcelona. Vaya sofoco ver pedazos de calles empapeladas con su cara... Menos mal que no salió.
Qué recuerdos...
Un saludo, jurisconsulto.
Brunetiti debería copiar mil veces: "No suplantaré la identidad de otros blogueros". Verás tú como se le pasan las ganas de hacer el gamberro;-)))
Yo a los que agobiaban al otro en los exámenes les llamaría más que "copiones", "acosadores", incluso algunos practicaban cierto tipo de chantaje, llegando a comprometerte.
Modestino, me ha gustado la entrada de hoy pero... ¡Leñe! nos dejas con la intriga: ¿cómo te fue aquel curso la temible asignatura de "Derecho Financiero"? Imagino que los que te echaron una mano para mejor entender esta materia serían del Betis. ¿Por qué lo imagino? ¡Hombre! Porque en el Betis los que conocen la materia financiera (mba; fiscalistas; economistas; etc) son unos cuantos... y algunos muy buenos, ¿o no?
Víctor
Publicar un comentario