2 de junio de 2010

Mi primer Mundial



Corría el año 1966 y con siete años a cuestas llegaba el caluroso verano de Zaragoza: el sol caía en seco sobre el asfalto y los colegiales de la época alcanzábamos las soñadas vacaciones; quienes ya habíamos adquirido la conciencia del fútbol aún vivíamos la resaca de la Sexta Copa de Europa conseguida por el Real Madrid frente al Partizán de Belgrado, un Madrid que solamente conservaba a Miguel Muñoz en el banquillo y a Gento en el extremo zurdo y al que llamaban "ye-ye" por la aportación de quienes entonces eran la nueva ola: Amancio, Pirri, Sanchís -padre-, Zoco, Velázquez, ... los zaragocistas teníamos más motivos de satisfacción, pues los Magníficos se habían hecho con su segunda Copa del Generalísimo tras barrer del campo a un Athletic de Bilbao en una final en la que el capitán de los blanquillos fue Carlos Lapetra y el héroe en el campo José Angel Iribar.

El inicio de las vacaciones supuso mi primera experiencia "consciente" de un Mundial de fútbol, que en ese año tuvo por escenario los campos del país donde nació el fútbol, Inglaterra. Aunque parezca chocante, mi recuerdo de este Mundial va íntimamente unido a la gaseosa "La Casera", pues las botellas traían, embutido dentro del hierro que sellaba su boca, un cromo con uno de los futbolistas de las selecciones participantes. Recuerdo que como el consumo de gaseosa era, lógicamente, limitado, no pude llegar a completar ni media colección, pero conseguí pegar en el álbum, arrugaditos tras su cautiverio en el tapón, los cromos de jugadores importantes de la época como los españoles Amancio, Gallego y Rivilla, el francés Lucien Muller, que jugaba en el Barça, el formidable extremo brasileño Garrincha, famoso por sus piernas torcidas, el húngaro Albert, que fue por esos años "Bota de Oro" europeo jugando en el Ferencvaros, los argentinos Rattin, Albrecht y Oscar Mas, el mítico portero ruso Yashin, llamado la "Araña negra" y el ariete inglés Jimmy Greaves.

Recuerdo que uno de los últimos días de colegio oí hablar por vez primera de Pelé, de quien me comentaron los niños más entendidos de la clase que era el mejor jugador del mundo. Pero en Inglaterra Pelé fue sometido por sus rivales a un marcaje implacable y a base de dureza y malas artes acabó lesionado y la selección brasileña eliminada a las primeras de cambio. Habitualmente la selección carioca era una fija en el podium mundialista, pero en Inglaterra no pudo lucir su indiscutible categoría y jugadores del nivel del citado Pelé, Garrincha, Zito, Tostao, ... no pasaron de la primera ronda al caer derrotados frente a Portugal y Hungría.

En Inglaterra hubo dos selecciones que sorprendieron a propios y extraños; una fue la de Corea del Norte, un equipo que partía como víctima propiciatoria en el grupo D, donde los grandes favoritos eran los rusos, en cuya selección militaba quien era considerado el mejor portero del mundo, el ya mencionado Lev Yashin, y los siempre competitivos italianos de Mazzola, Fachetti, Corso, Rivera, ... En el último partido del grupo, los italianos, que habían vencido a Chile y perdido con la URSS se enfrentaban a los orientales, que solamente habían alcanzado un empate con los andinos; contra todo pronóstico Corea venció 1-0 y dio la gran campanada del torneo al dejar fuera de combate a los transalpinos. La otra selección que dio el "pelotazo" fue la de Portugal, un equipo donde brillaba con luz propia el mozambiqueño Eusebio, un delantero con clase y dinamita en las botas que acabó siendo el máximo goleador del campeonato; Portugal solamente cayó en semifinales frente a los anfitriones por 2-1. Destacaba la sensacional línea atacante que formaban José Augusto, Eusebio, Torres, Coluna y Simoes.

El Mundial, dureza con Pelé aparte, tuvo su momento polémico cuando en el encuentro de cuartos de final entre Inglaterra y Argentina el árbitro expulsó al volante albiceleste Ubaldo Rattin, el cual no entendía las razones de su expulsión y solicitaba un traductor, estando el encuentro parado durante diez largos minutos hasta que el argentino abandonó el campo, no sin antes sentarse en la alfombra roja destinada a la Reina. Los sudamericanos se sintieron perjudicados, máxime al concluir el match con victoria británica por 1-0.

Al final la Copa Jules Rimet se la llevaron los ingleses en una Final que les enfrentó a Alemania en el estadio de Wembley y que también tuvo su polémica. Haller adelantó a los teutones, pero pronto Geoff Hurst y Martin Peters, dos jóvenes atacantes del West Ham United, remontaron el marcador, empatando el defensa Weber cuando se llegaba al final del encuentro. En la prórroga el árbitro dio validez a un remate de Hurst que dio en el larguero y no llegó a entrar, llegando este mismo jugador a firmar el primer, y hasta ahora, único hat-trickk de la historia de las finales del Mundial. Los germanos se quejaron mucho de la decisión, pero tuvieron que aceptar que por primera vez en su historia la selección inglesa se hiciera con la Copa del Mundo. El equipo británico estuvo formidablemente dirigido por Alf Ramsey, teniendo como grandes figuras al portentoso meta del Stoke City Gordon Banks, su capitán Bobby Moore, un defensa libre a la antigua usanza, pilar del entonces poderoso West Ham United y con un poderío enorme y, por encima de todos, su cerebro Bobby Charlton, líder del Manchester United, un auténtico artista del balón y uno de esos jugadores de época. El equipo lo completaban jóvenes valores como los citados Hurst y Peters, el interior Alan Ball, que después del Mundial fue traspasado por el Blackpool al Everton y el extremo Hunt, que jugaba en el Liverpool, así como los veteranos defensas Cohen, Wilson y Jackie Charlton y el durísimo Nobby Stiles. Los alemanes contaban con primeros espadas como el ariete Uwe Seeler, figura del Hamburgo, el líbero del Bayern Munich Franz Beckenbauer, quien comenzaba su brillantísima carrera internacional, el lateral zurdo Schenellinger, que jugaba en el Inter e hizo un Mundial formidable, el goleador Haller, que lo hacía en el Bolonia, el poderoso centrocampista del Colonia Wolfgang Overath y el extremo izquierdo del Borussia Dortmund Lothar Emmerich.

La selección española volvió a defraudar y no pasó de la primera ronda; en su primer partido frente a Argentina perdió 2-1, siendo el gol del debutante Pirri insuficiente para superar los dos marcados por el ariete rival Luis Artime; los argentinos, que contaban con jugadores del nivel del defensa Perfumo y el interior Onega, fueron superiores. En el segundo partido la roja se enfrentaba a la cenicienta del grupo, Suiza, sudando la gota gorda para remontar el inicial gol suizo con tantos de los madridistas Sancís y Amancio y volviendo a realizar un flojo encuentro. El seleccionador nacional Pepe Vilallonga, que dos años antes había llevado a España a conquistar la Copa de Europa de selecciones, había confiado buena parte de la suerte de España a los tres jugadores que militaban en el fútbol italiano: el gallego Luis Suárez, el sevillano Luis del Sol y el madrileño Joaquín Peiró, ninguno de los cuales estuvo a la altura. Por esta razón, frente a la poderosa Alemania revolucionó el equipo y dio entrada a los jugadores del Atlético de Madrid Adelardo y Glaría, el barcelonista Fusté y los tres zaragocistas Reija, Marcelino y Lapetra; la misión, no obstante, acabó siendo imposible y pese a las ilusiones que nos hicimos con un tempranero gol de Josep María Fusté, un increíble tanto de Emmerich desde el corner y otro de Uwe Seeler en la segunda parte mandaron a los españoles rumbo a Barajas.

El Mundial de Inglaterra, eso sí con una modesta televisión marca "Inter" en blanco y negro, fue mi primer contacto con el fútbol internacional; así comencé a familiarizarme por vez primera con las indumentarias de las grandes selecciones de la época: Brasil, Argentina, Inglaterra, Alemania, Rusia, Uruguay, ... con los nombres de las figuras del momento, casi todas citadas, y a las que cabría añadir el uruguayo Pedro Rocha, el luso Jaime Graça, el soviético Valeriy Voronin, el húngaro Bene y el mejicano Borja, y con las diversas incidencias de signo tan distinto a las que da lugar una competición de esta naturaleza.


7 comentarios:

Mariapi dijo...

Me impresiona cómo la huella futbolera está ahí desde ¡los 7 añitos! ¿Qué tedrá el futbol que os apasiona de tal modo...? porque algo interesante tendrá, seguro.
"Mis chicos", igualico que tu.

Gracias, un saludo y a disfrutar con "la roja".

Modestino dijo...

Pues debe de ser como una droga, una pasión, una obsesión ... y mira que nos trae disgustos ...;)

Anónimo dijo...

Modestino, aún recuerdo mi primer mundial; fue el de España 82 y sinceramente creo que fue -junto a méxico 70- uno de los dos más espectaculares de la historia. Nunca volví a ver un equipo tan espectacular como el Brasil de aquel mundial. A propósito de la anécdota con Rattin, años después, el capitán argentino recordaría: “Yo no sabía que significaba esa alfombra, la vi seca y me tiré en ella para descansar y ver el partido un ratito más, después me fui porque me tiraban chocolates, como tenía un poco de hambre, y para darles bronca, me los comía y seguía caminando despacito. Cuando llegué al banderín del córner agarré la banderita inglesa, la retorcí, los insulté y me empezaron a tirar latitas de cerveza. Me fui porque o me mamaba con cerveza o me mataban.
La verdad que el único equipo que era superior a los demás entre los ocho que habíamos llegado a los cuartos de final era Alemania. Inglaterra, mas allá de la ventaja de ser local, no tenía mejor equipo que nosotros. Les podíamos ganar. Y lo hubiéramos hecho si jugábamos en cancha neutral o en Buenos Aires, porque lo del árbitro fue demasiado evidente. Como el “Toto” Lorenzo (el D.T.) me dijo que le podía pedir al árbitro un intérprete si tenía que comunicarme con él, lo hice y terminó expulsándome. El estaba dirigiendo de forma parcial y nos sentíamos perjudicados por muchos de sus fallos...
En aquella Copa no terminamos campeones porque éramos visitantes. Teníamos un equipazo...El que me dijo que no me despegara del árbitro contra Inglaterra fue Valentín Suárez. En esa época en los Mundiales eras visitante en serio y había que enfriar el partido...Nosotros a pesar de que nos negábamos a aceptarlo, ese partido estaba cocinado de antemano y no había manera de pasar, con tal de frenarnos, hubieran echado a cualquiera. Hay que entender que antes el local, como mínimo, llegaba a las semifinales, porque la boletería era la única fuente de ingresos de un Mundial”.

Mariapi, el fútbol es una montaña rusa de emociones: se empieza con la ILUSIÓN de lograr algo importante antes de cualquier competición de nuestro equipo, luego está la ANSIEDAD ante la llegada de cada partido y si es de los importantes aún más, en pleno partido puedes tener momentos de EUFORIA, IMPOTENCIA O PREOCUPACIÓN y al terminar el juego ALEGRÍA o TRISTEZA; y por último cuando se deciden los títulos una inmensa SATISFACCIÓN y ORGULLO sí se logra el objetivo o lo contrario sí no es así. No sé como explicartelo mejor.

veronicia dijo...

No soy mucho de mundiales como ya sabes Modestino y cuando le recuerdo a mi esposo que en el mundial de españa del 82 se hacía la colección de cromos y el álbum del mundial con los yogures de Danone me dice que ahora tambien pero que le colección es virtual, y le he dicho que no es lo mismo tener un coche de verdad que uno virtual...

Modestino dijo...

Excelente la información sobre el tema Rattin, desconocía lo que cuentas. Sobre mundiales ya tengo tres post más, incluyendo el mejor partido que recuerdo: el Brasil-Italia jugado en "Sarriá" en julio de 1982:

http://modestino.blogspot.com/2009/04/el-partido-en-el-que-ganamos-todos.html

http://modestino.blogspot.com/2008/09/el-gol-que-no-marc-cardeosa.html

http://modestino.blogspot.com/2008/06/la-copa-del-jogo-bonito.html

En cuanto a las colecciones virtuales, siguen existiendo los cromos de siempre, me consta: a 0.6 € el sobre.

Alberto dijo...

Mi primer mundial fue el de 1974, el de Alemania. Tenía 7 años y aún recuerdo haber visto varios partidos, como uno entre la República Federal de Alemania y la República Democrática de Alemania, que ganaron éstos últimos por 1-0, el tercer y cuarto puesto entre Polonia y Brasil y por supuesto la final, entre la favorita, Holanda, de un genial Johann Cruyff y la anfitriona Alemania, con victoria alemana por 2-1, con un gol "subterráneo" del cañonero Gerd Müller.

Por cierto Modestino, ¿has escrito algún post sobre el Cosmos de Nueva York?. El otro día, en uno de esos canales por cable, pude ver una película sobre la historia del Cosmos y me pareció fascinante y muy interesante.

Modestino dijo...

También recuerdo esos partidos, en concreto hace ya más d eun año abrí una entrada sobre el histórico partido que enfrentó a las dos Alemanias.

Sería interesante hablar dell Cosmos, pero la verdad es que tendría que docuemntarme bastante, porque solamente recuerdo que allí jugó Pelé.