16 de abril de 2010

"La impaciencia del corazón", Stefan Zweig













"La impaciencia del corazón"
Stefan Zweig
Acantilado. Barcelona (2006)
464 páginas




En los albores de la Gran Guerra, el teniente Anton Hofmiller recibe una invitación para acudir al castillo del magnate húngaro Lajos von Kekesfalva, cuya hija, que sufre parálisis crónica, se enamora del joven oficial. Hofmiller, que sólo siente compasión por la joven Edith, decidirá ocultar sus verdaderos sentimientos y le hará tener esperanzas en una pronta recuperación. Llega incluso a prometerse con ella, pero no reconoce su noviazgo en público. Como un criminal en la oscuridad, Hofmiller se refugiará en la guerra, de donde regresará como un auténtico héroe.

Hacía tiempo que quería leer un libro de Stefan Zweig; me constaba que se trata de un enorme escritor y me parecía que estaba desaprovechando una ocasión de enriquecerme en todos los sentidos con literatura de la buena. recuerdo que en el colegio leí alguno de sus "Momentos estelares de la humanidad", y que en la década de los 90, época en la que me aficioné a las biografías, leí las que el escritor austriaco hizo sobre "Fouché", "María Antonieta" y "María Estuardo", escuché a quienes le acusaban de absoluta falta de rigor histórico, cosa que ignoro, pero puedo asegurar que me parecieron al menos literariamente fantásticas. Por fin ahora he cumplido mi deseo de terminar una novela de este magnífico escritor.

El libro me ha parecido excelente; es, por supuesto, de los que uno tiene que leer despacio, deteniéndose en cada párrafo e incluso volviendo a leer alguno. Se trata de un libro duro, carente de visiones idealistas y glamourosas de la vida y plantea cuestiones importantes que tienen mucho que ver con la fortaleza de carácter y la madurez humana; una novela que hace pensar y mucho.

El libro tiene dos protagonistas principales, el teniente Hoffmiller, un joven y brillante militar, bondadoso e idealista, pero débil e inseguro y Edith Kekesfalva, una joven inválida y enamoradiza que va tendiendo su hilo sobre el primero, que cae en la trampa de la falsa compasión, y en torno a este enredo se desarrolla toda la trama, la lucha entre un persona obsesionada, esclava de su invalidez y rebelde ante la misma y un hombre que ingenuamente se deja llevar por la caballerosidad y la compasión y se ve metido en un dilema comprometido y agobiante. Está muy bien dibujado el título, pues todo gira en torno a un corazón que no se sabe controlar, al imperio de los sentimientos que no se tamizan con la cabeza.

Zweig es un maestro escribiendo y con su estilo sobrio y elegante nos va describiendo en primera persona el sufrimiento de Hoffmiller, que refleja igualmente el de Edith y el de su familia; la novela se hace densa y también el léctor tiene que vencer la impaciencia, porque si se tiene el contenido de sus páginas, su mensaje va consiguiendo calar y el libro te coge del todo. En el drama surge un personaje que representa la lucidez, unida a la bondad del alma, el doctor Cóndor, un médico entregado a su profesión que se casó con una mujer ciega, no por sentimentalismo sino consciente de sus consecuencias y dispuesto a asumirlas: no considera que haya sacrificado nada, sino que “ha vivido para algo”. ; en cierto momento Cóndor explica al joven teniente: “Hay dos clases de piedad. Una, débil y sentimental, que en realidad sólo es impaciencia del corazón para liberarse lo antes posible de la penosa emoción ante una desgracia ajena, es una compasión que no es exactamente compasión, sino una defensa instintiva del alma frente al dolor ejeno. Y la otra, la única que cuenta, es la compasión desprovista de lo sentimental, pero creativa, que sabe lo que quiere y está dispuesta a aguantar con paciencia y resignación hasta sus últimas fuerzas e incluso más allá.”, este párrafo puede acrisolar perfectamente el núcleo de lo que nos quiere decir Zweig.

Stefan Zweig, que muchas veces ha demostrado ser un excelente narrador, se nos muestra aquí como un perfecto conocedor de las emociones humanas; Zweig consigue un elaborado estudio psicológico acerca de la piedad, la honradez y la desesperación. Los personajes han sido elaborados hasta rozar la perfección y el autor consigue que un libro que, a la vista de lo concreto de su trama, podría parecer excesivo en su extensión, se lea con agrado y sin cansarse.


8 comentarios:

ana dijo...

He leído tu reseña muy atenta. En casa tengo dos libros de este autor, dos historias que no son extensas, y aún no he empezado a leerlas; "Veinticuatro horas en la vida de una mujer" y "Carta de una desconocida".

Quiero leerlos en un momento de tranquilidad. Sin interrupción. No es fácil en el día a días conseguir ratos así, de silencio. Me compraré el que hoy has reseñado. Me parece muy atractivo, toda una lección como tú dices. Y este fin de semana se presenta tranquilo, así que probablemente caigan.

Gracias Modestino, porque tengo una pequeña libreta en la que voy apuntando sugerencias, y tu haces que cada día esté más llena.

HOY ES VIERNES!!!!!

Modestino dijo...

Tomo nota de esas obras breves que comentas. Leyendo "La impaciencia del corazón" alguna vez pensé que su único problema podía ser su extensión, que tal vez podría haber contado la historia en menos páginas, por eso estoy seguro que en relatos cortos Zweig aún es mejor.

No obstante, la apreciación de la extensión es muy subjetiva.

Viva el viernes¡¡¡¡

Suso dijo...

Las dos novelas que habla Ana son excelentes. La de Impaciencia, la leí hace unos meses, me pareció una delicia, profunda y conmovedora.Con mucho contenido.

Al que le gusten las biografías que se zampe Magallanes, es fantástica.

Modestino dijo...

Magallanes la tengo pendiente desde hace .... y hace mucho que no encaro una biografía, puede ser la ocasión.

A mío el libro me ha hecho pensar mucho, y me he visto reflejado bastante en los defectos del protagonista.

Sinretorno dijo...

Muchas gracias por la visita.

Modestino dijo...

Fue un placer y lo mismo te digo.

Tintin dijo...

Zweig es un escritor extraordinario,ameno y apasionado cuyo estilo y narración histórica ya no está de moda aunque siga siendo mejor que la mayoría.Hoy predomina el libro tocho, plagado de datos y fechas minuciosísimas, profundamente aburrido, que no sabe - como Zweig - darte cuatro pinceladas y llevarte a sentir la época de la que te habla, y te explica, con perspectiva, la importancia histórica del momento.

Siempre me ha impresionado que una persona de su nivel decidiera suicidarse con su esposa en la ciudad brasileña de Petrópolis, abatidos ante la idea de que el nazismo se extendiera por toda Europa y acabara con su historia y cultura.Su último escrito dijo:

"Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual, la labor intelectual significó el gozo más puro, y la libertad personal, el bien más preciado sobre la Tierra."

Su obra autobiográfica,"El mundo de ayer", es un maravilloso panegírico a la cultura europea.

molinos dijo...

Yo como Tintín te recomiendo sus memorias " Un mundo de ayer"..una delicia de paseo por Europa antes de la segunda guerra mundial.

Y por supuesto " Carta de una desconocida" que a mi personalmente me gusta mucho más que " Veinticuatro horas en la vida de una mujer".