8 de marzo de 2010

Británico y pendenciero



Hace un tiempo aseguré, a lo mejor con exceso de alegría, que los mejores actores se "fabricaban" en Gran Bretaña; si uno pasa lista puede comprobar que la afirmación no es descabellada: Charlie Chaplin, Lawrence Olivier, Richard Harris, Peter O'Toole, Richard Burton, Alec Guiness, Michael Caine, Anthony Hopkins, Glenda Jackson, Julie Christie, Vanessa Redgrave, Emma Thompson, ... confirman que las islas británicas han aportado calidad en cantidad al mundo del celuloide. También hay algunos británicos que no han tenido la condición de estrella indiscutible, pero cuyo currículum ha sido amplio y llamativo, es el caso de Oliver Reed, nacido en Wimbledon en 1939 y fallecido 61 años después en La Valette; Reed, además, fue todo un personaje cuyas andanzas más allá del plató, sin ser precisamente ejemplares, dan para escribir largo y tendido.

Oliver Reed, que dicen era descendiente directo del rey Guillermo IV, comenzó a trabajar en el cine en los años 50, si bien la primera vez que tuve conocimiento consciente de su existencia fue en la película "Oliver", donde encarna magistralmente a Bill Sikes, el más aventajado y malvado discípulo de Fagin; por esta razón tal vez, siempre he identificado a este actor con el siniestro personaje de Dickens. Recuerdo que antes de ir a ver el film vi el reparto y me llamó la atención que entre los actores figurara uno con el mismo nombre de pila que el protagonista, álgo que por uno de esos extrañas y absurdos razonamientos infantiles me inclinaba a pensar que el tal Reed habría de interpretar un papel de "bueno", de ahí mi sorpresa cuando comprobé que llamándose en la realidad como el héroe de la película, le hubiera tocado el papel de villano, de "malo-malísimo".

Curiosamente, otro papel que tengo bien grabado del actor inglés fue el de Próximo, el jefe y maestro del grupo de gladiadores donde acaba Máximo tras huir de Comodo en la "Gladiator"; fue precisamente durante el rodaje de esta superproducción donde le sobrevino la muerte a Oliver Reed a consecuencia de un infarto; dice la "leyenda" que Reed murió tras haber bebido tres botellas de ron jamaicano, ocho botellas de cerveza alemana, numerosos whiskies dobles y haber retado a echar pulsos a cinco jóvenes marinos ingleses de la Royal Navy en el bar "The Pub", el cual pasó a llamarse entonces "Ollie's Last Pub". También se cuenta que en su funeral sonó la canción "Consider Yourself", la que Oliver y el "Gran Truhan" cantan por las calles de Londrés poco después de haberse conocido.

Quienes saben del tema aseguran que su primer gran papel fue en la película "La maldición del hombre lobo" (1961), de Terence Fisher. Durante la década de los 60 Reed intervino en más de veinte películas, lo que supone una actividad notable, amen de su presencia en series de TV como "El Santo". Destacan sus trabajos con Ken Rusell: "The Debussy Film" (1965), en la que hace el papel de Claude Debussy y "Mujeres enamoradas" (1969), película en la que aparece como Reed y Alan Bates pelean desnudos, escena de la que se cuenta dio lugar a una enconada polémica entre los dos actores, que acabaron discutiendo sobre el tamaño de su miembro viril. En 1968 hizo la referida "Oliver", dirigida por su tío Carol Reed, que muy bien le debía conocer para encargarle el papel de Sikes. Con el director Michael Winner realizó "El sistema" (1964) y "El último obstáculo" (1969).

En la siguiente década el actor destacó por interpretar el papel de Athos en las películas que sobre los 3 Mosqueteros realizó Richard Lester: "Los tres mosqueteros" (1973) y "Los cuatro mosqueteros" (1974), completándose la trilogía con "El retorno de los mosqueteros" (1989). Es destacable su trabajo protagonista en "El príncipe y el mendigo" (1977), de Richard Fleischer, con un reparto sonado: Charlton Heston, Mark Lester, Raquel Welch, George C. Scott, Rex Harrison y Ernest Borgnine. En estos trabajo de neuvo con Ken Rusell en la polémica "Los demonios" (1971), así como en "Tommy" (1975), un musical basado en el disco de The Who. También son de destacar "Detective privado" (1978), de Michael Winner, donde aceptó un papel breve para poder actuar con su ídolo Robert Mutchum y "Cromosoma 3" (1979), de David Cronenberg, con la que Reed regresaba al cine de terror. No obstante yo le recuerdo especialmente por su papel protagonista en una versión de una de las novelas estelares de Agatha Christie, "Diez negritos" estrenada en 1974 bajo la dirección de Peter Collison y con nombres llamativos como Elke Sommer, Richard Attenborough, Herbert Lom, Charles Aznavour y Orson Welles, a los que habría que sumar los españoles Teresa Gimpera y Alberto de Mendoza.

A partir de 1980 se abre una época complicada en la vida del actor, protagonizada por los escándalos, el alcohol y las rupturas matrimoniales. No obstante, comenzó con un buen trabajo en "El león del desierto" (1978), de Moustapha Akkad, donde hizo hizo un interesante papel como el general Graziani y compartió escena con Anthony Quinn, Irene Papas, Rod Steiger y Raf Vallone. También protagonizó "Robinson Crusoe por un año -Castaway-" (1986), de Nicolas Roeg y "Las aventuras del Barón Munchausen" (1988), de Terry Gilliam, donde hizo el papel del dios Vulcano. Antes de cerrar su vida, profesional y personal, con "Gladiator", Oliver Reed hizo buenos papeles en "La isla del tesoro" (1990), de Fraser C. Heston, interpretando al capitán Billy Bones y en "Los comediantes (Funny Bones)" (1994), de Peter Chelsom.

Antes de comenzar su carrera como actor trabajó como portero de un club y como extra, mientras que su carácter pendenciero ya se mostró de muy joven, pues a principios de los años 60 tuvo intervención importante en una pelea desarrollada en un famoso pub londinense en el que los cristales de una botella marcaron su cara, que necesitó más de treinta puntos de sutura. Para Oliver Reed el alcohol y las mujeres eran un modo de vida y se asegura que una fiesta que organizó con 36 amigos y un equipo de rugby terminó convirtiéndose en titular de prensa cuando se supo que en una noche habían consumido cerca de 200 litros de cerveza, 32 botellas de whisky, 17 de ginebra, cuatro cajas de vino y una botella de perry.

Oliver Reed, por otra parte, fue un actor muy local y nunca quiso jugar la carta de Hóllywood; rechazó entre otros papeles importantes en películas como El golpe (1973) y Tiburón (1975), siendo ocupado su papel por Robert Shaw. También pudo haber protagonizado el rol de James Bond, pero al final los productores Albert R. Broccoli y Harry Saltzman optaron por Sean Connery, a causa de la mala prensa de Reed. Steve McQueen contaba que en 1973 había viajado al Reino Unido para discutir con Reed el proyecto sobre una película; Steve fue invitado por éste a salir por los pubs de Londres, acabando la juerga con una vomitona de Reed encima de McQueen. También se cuenta que mientras hacía una gira de promoción de "Castaway" apareció en un programa de la BBC con una gran jarra en la mano, de algo que no debía de ser zumo de naranja, pues parece que el actor llegó a los estudios directamente de algún pub.

Vete a saber porque me ha dado por hablar de Oliver Reed; puestos a contar sobre actores británicos desaparecidos que le daban al frasco podría haber hablado de Richard Burton, con siete nominaciones al Oscar, de Peter O'Toole, con ocho y uno honorífico o de Richard Harris, que aspiró en dos ocasiones a ganar la estatuilla, pero ha salido así y hoy dejo constancia de un individuo nada ejemplar, pero que por encima de sus defectos, sus pasiones y sus vicios, nos ha dejado para siempre el recuerdo de sus trabajos cinematográficos, que no fueron precisamente deficientes. Y, además, no olvidemos que, como ha quedad reflejado, fue capaz de dar vida con acierto a personajes creados por Alejandro Dumas, Charles Dickens, Robert Louis Stevenson, Daniel Defoe y Mark Twain, entre otros ... casi nada.



13 comentarios:

annemarie dijo...

Tiene mucha gracia eso que cuentas sobre pensar que un actor llamado Oliver debería representar a un personaje bueno, porque el protagonista de la película se llamaba Oliver, era buenísimo, y sufría mucho antes de la felicidad final. :)) Es tan propio de la manera de pensar de los niños, todo a blanco y negro total! Los niños con buena memoria seguro que lo tienen más difícil todavía. :))

Modestino dijo...

"Oliver" es una d elas películas de las que recuerdo con más precisión y con más agrado.

Las canciones son magníficas y la escenografía una pasada.

annemarie dijo...

Estas cosas son circulares, creo, o es que cuando nos interesa mucho un asunto parece que todo se relaciona con él, pero con esto de Oliver he vuelto al Asesinato de Road Hill, porque el ambiente de vida fabril impuesto a una población con mentalidad rural todavía, economicamente indefensa, el ambiente de pobreza, también moral, están muy bien tratados en ambos, y coinciden, claro.

De ese Oliver recuerdo mucho el protagonista, que tenía cara de niña, era algo extraño, y las canciones, como dices, magníficas, y que tuve mucho miedo. Hace una eternidad, eso sí. :))

Modestino dijo...

Hombre.... ¡cara de niña!; Mark Lester tenía cara de niño bueno: dulce y tierno, posiblemente demasiado para un personaje como el de Oliver Twist al que uno imagina un poco más de picardía.

Posiblemente estuvieran mucho más logrados el judío Fagin, por cuyo papel fue nominado al Oscar Ron Moody, el Gran Truhan, interpretado por Jack Wild y, por supuesto, el Sikes de Oliver Reed.

Tommy dijo...

Jack Wild también fue nominado al Oscar por "Oliver", película que confieso que me encanta. Fue muy criticada en su tiempo por los puristas del musical, aunque años después, allá por los 80, no eran pocos quienes decían que ojalá se hicieran musicales como "Oliver". Y eso que había escenas que estaban casi copiadas de la versíón clásica de David Lean, pero Carol Reed era, por lo menos cuando quería, casi casi tan grande como Lean.

Me ha encantado este recuerdo a Oliver Reed, un hombre tan excesivo dentro como fuera de los platós. No sabía lo de la canción que sonó en su funeral, que me ha parecido un detallazo. Tampoco sabía que rechazó "El golpe", aunque sí que intervino en "El golpe II" (1983) haciendo el mismo papel que Robert Shaw, fallecido en 1978. También interpretó a Otto von Bismarck en "Royal Flash" (1975), adaptación de una de las regocijantes novelas de la saga de Harry Flashman escritas por George MacDonald Fraser.

Modestino dijo...

He oido hablar de la saga de Harry Flashman y de George MacDonald Fraser, y cuando veía sus libros perfectamente alineados en los anaqueles de la Biblioteca de Huesca hice el próposito de leer alguno, intención que renové cuando falleció dicho autor hace dos años; no obstante no lo he hecho ... ahora que lo mencionas me lo tendré que volver a plantear.

Anónimo dijo...

..Modestino, y hablando de Oscars, ganó uno la Bullock..

Me gustó su dedicatoria.

Buena semana!

Modestino dijo...

Sí señor, gano Sandra Bullock, y yo feliz. Y también me parece estupendo el Oscar de Jeff Bridges.

Anónimo dijo...

Lo iba a decir también, me gustó mucho la referencia de Bridges a sus padres en la dedicatoria.

Alberto dijo...

Bueno...mi opinión sobre que haya ganado el Óscar Sandra Bullock, en fin, me la voy a callar... Desde luego prefería la interpretación de Carey Mulligan, la adolescente de "An education", una película muy atractiva.

El padre de Jeff Bridges era un actorazo llamado Lloyd Bridges, de los mejores secundarios de la historia. Para mí Jeff Bridges siempre será "El Nota".

Por otra parte Oliver Reed me parece uno de esos actores en el que su carrera fue muy inferior a su talento. Los papeles que aceptaba, probablemente supeditado a que le soltasen una pasta gansa que le permitiese cubrir todos sus caprichos, eran muy flojos en su mayoría y por eso no se le recuerda tanto como el gran actor que fue. Eso le podía haber pasado también a Michael Caine, que aceptó un montón de papeles infumables, pero creo que en las dos últimas décadas ha conseguido en general una carrera aceptable en papeles de calidad, próximos a su enorme talento.

Modestino dijo...

Alberto, tú sabes muchísmo más del cine y de su historia que yo, por lo que debes de tener razón en lo de Michael Caine, aunque yo pondría dos ecepciones. "La huella" (1972) de Joseph Mankiewicz y "El hombre que pudo reinar" (1975), de John Huston: m,e parecen dos enormes películas y dos grandes papeles.

Alberto dijo...

Esas películas, Modestino, son impresionantes, en especial la de Huston, que me parece una de las mejores de aventuras de todos los tiempos. En los 70´ Michael Caine hizo unos muy buenos papeles aún, pero bajo el tiro mucho en los 80, y comienzos de los 90´, aunque también estuvo muy bien en "Hannah y sus hermanas" de Woody Allen.

Una película que recomiendo de Michael Caine es "Asesino implacable", que debe ser de 1971 o 72. Es muy dura pero está fenomenalmente interpretada y dirigida. Además es la película que me ha quitado las ganas de visitar Newcastle para lo que resta de mi vida...

Tìa Antonia dijo...

Llegué a este blog con años de retraso, pero... aquí vamos.
Gracias por recordar a este ENORME actor british. Vi muchos muchos de sus trabajos. Me enamoré de él en la adolescencia, viendo esa maravillosa "Maldición del Hombre lobo", que daba tanta pena que una no hacía más que quererlo. Luego vinieron sus increíbles trabajos con Ken Russell (agreguemos "Malher") y antes otras de la Hammer y su pérfido Sikes de "Oliver" que, dicho sea de paso, aunque el personaje tiene su canción en el musical de Lionel Bart ("My Name"), su tío hizo que Reed no cantara. El musical es una verdadera joya en todo sentido, si bien Reed tomó mucho, como dices, de David Lean, principalmente el aspecto de Fagin (excelente Ron Moody) calcado del creado por Alec Guinness, caracterización con la que se presentó para que le dieran el papel y convenció a Lean.
Gracias por el dato de la cicatriz en el rostro de Oliver porque no la recordaba.
Eso sí, no has contado mucho de sus mujeres, que fueron varias.
Abrazo cinéfilo