15 de octubre de 2009

Un momento "Fantoba"



Con cierta frecuencia -entre una y tres veces al año- un par de amigos de Tarragona se presentan, unas veces los dos juntos, otras en visitas individuales, en Huesca o Zaragoza para pasar unas horas juntas; en tales ocasiones ni arreglamos el mundo ni tratamos de temas excesivamente trascendentes, pero siempre constituyen una ocasión de cultivar una amistad que es auténtica: algo que existe y que ya de por sí justifica un encuentro, una compañía, un rato de felicidad, de estar a gusto.

Es también la ocasión de compartir una buena pitanza: la ocasión lo merece y no se trata de ser cicatero; así vamos recorriendo los restaurantes de prestigio, algo en lo que por cierto pienso que Huesca va por delante. El resto del tiempo lo llenamos con ejercicios tan enriquecedores como la conversación y el paseo, la visita larga y "estudiosa" de alguna librería, una copa que ayude a la digestión y alguna otra actividad, pues siempre surge la oportunidad de algo sencillo y atractivo que cabe aprovechar.

En los primeros días del pasado mes de agosto tocó encuentro en Zaragoza; la comida la hicimos en la "Bal d'Onsera", restaurante que ha sido "bendecido" recientemente con la estrella "Michelín", convirtiéndose en el primero que la tiene en la capital aragonesa; la comida no está mal, aunque uno siempre espera más de establecimientos con esos atributos. Y después de comer tuvimos una ocurrencia y nos fuimos a tomar el postre a "Fantoba".

"Fantoba" es una pastelería de siempre, ubicada en la céntrica calle Don Jaime de Zaragoza y bautizada con el sobrenombre de "La flor del almíbar", toda una declaración de intenciones. Tanto el escaparate, una permanente incitación a desatar el apetito, como el interior presentan un muestrario de delicias difícil de mejorar, una auténtica exhibición de las maravillas del mundo en reposterías. Hay muchos establecimientos del ramo capaces de ofrecer productos estupendos, pero uno siempre es capaz de distinguir donde se llega a la excelencia, donde se impone la exquisitez, la calidad. Entrar en "Fantoba" es intorducirse en un mundo cercano a la fantasía, casi como un cuento de Hans Christian Andersen, Charles Perrault o los Hermanos Grimm. Desde la repostería fina, con los pequeños tocinillos del cielo, las bolas de chocolate y los pastelitos de moka hasta los turrones clásicos de Jijona y Alicante, pasando por pasteles borrachos, las especialidades de la tierra -frutas de Aragón, guirlaches y guindas al marrasquino-, tartas de todo tipo, selva negra, capuchina, sacher y de manzana, frutas escarchadas, yemas y mazapanes, esos brazos de gitano rellenos de chocolate o crema, los bocaditos de nata, bombones de licor, trufas y almendras garrapiñadas, ciruelas confitadas, pastel ruso y trenzas de Almudévar, delicatessen en estado puro como el marrón glacé, los huesos de santo o el tiramisú, bizcochos, confituras, mermeladas, merengues sufflés, cakes y galletas ... En "Fantoba", si llevas dinero eso sí, solamente tienes un problema, aunque es gordo: hay que elegir, y resulta muy difícil, casi heróico, descartar.

Tengo que reconocer que no recuerdo qué elegimos cada uno, solamente que fueron unos minutos especiales, un momento de esos que, con toda su intrascendencia, uno grabaría para visionarlo con frecuencia. Uno de mis amigos, tendente a la circunspección y a los modos clásicos era partidario de consumar el atrevimiento en el interior de la tienda, el otro y yo, quizá más "inconscientes" iniciábamos la salida para airear por la rue nuestra glotonería; al final venció el estilo tradicional y nos acabamos el producto en el interior de una tienda bien cuidada, con una dependienta perfectamente instruida en la buena atención al cliente y de aspecto bien agradable, rodeados del abolengo y el estilo que ha perdurado con el paso de los años. Pero, por encima de todo, disfrutamos de la compañía, supimos aprovechar el momento, extendimos un concepto de amistad en estado puro que también incluye, ¿por qué no? estas frivolidades.



9 comentarios:

Anónimo dijo...

Leer tu entrada de hoy ha sido una dulce tortura, al final no me he podido resistir y he merendado chocolate.
Un saludo.

Modestino dijo...

El pan con chocolate es toda una de leyenda de las meriendas infantiles. Yo aún recuerdo las meriendas de mi infancia en las que imperaban marcas como " La Campana", de Elgorriaga y "Dolca", que era la segunda marca de Nestlé.

FRANK dijo...

Ñan, ñan, ñan ... Hemos leído tu post y no hemos podido evitar comprar bombones en el Jeff de Brujes de la calle Cádiz y ahora los estamos comiendo.

Modestino dijo...

Ya sabes que los bombones son un peligro y pueden provocar algún suspenso en los próximos análisis. En Zaragoza, además de Fantoba, hay pastelerías excelentes, como Soconusco, Yuma o la delegación zaragozana de Ascaso. En Huesca, además, destacan Tolosana y Vilas, a mí esta última es la que más me gusta.

Rosaura dijo...

Modestino, ¿Quieres matarme con este post?, que lujuria en cuanto a la descripción de los productos, ha sido casi una tortura para mí, como dice Anónimo, puesto que, después de los helados, (aún recuerdo tu post sobre ellos), los pasteles y dulces es lo que más me gusta en esta vida, es terrible porque me paso el día diciendo que estoy a dieta y luego, tú bien sabes los atracones de dulce que me doy y que me hacen sentir fatal.
Tengo que decirte que nunca he entrado en Fantoba, precisamente por esa costumbre mía de pretender estar a dieta, pero sus escaparates me alucinan y siempre me quedo mirando casi boquiabierta pensando qué elegiría, a veces he retrocedido sobre mis pasos para volver a mirar.
Osea, !que tu has entrado y elegido!, me tienes que decir qué elegiste, por cierto, ¿entrasteis después del postre de la Bal'de Onsera?, eso si que es para nota, aunque lo felices que os sentiriaís no os lo quitará nadie, qué envidia!.

Modestino dijo...

Querrás decir gula, Rosaura, que la lujuria es otra cosa.
El problema del postre de la Bal d'Onsera es que al tomar el menú degustación aquél se quedó corto y lo completamos en Fantoba. Y aún queda pendiente de contar el gin-tónic del "Moss", pero reconocerás que este establecimiento merece una entrada propia.

annemarie dijo...

La tienda de Hansel y Gretel y La rose: uau! :))

Modestino dijo...

Sí, Annemarie, pero te aseguro que la chica que atendía no era una bruja :)....

annemarie dijo...

Ganaste!! :))))