Esta frase la repetía con frecuencia una persona a la que conocí hace unos cuantos años; era una especie de recurso verbal -e imagino que ideológico- ante los imprevistos, las dificultades y las cosas que no salen como se espera. Posteriormente conocí a otro que cuando me oía comentar los mismo -uno había asimilado el concepto- se ponía nervioso hasta quemarse más que la pipa de un indio.
No negaré que en ocasiones -puede que en bastantes- somos nosotros, con nuestra torpeza, nuestra debilidad o nuestras miserias, los que complicamos las cosas, pero tiendo a pensar que a mi amigo no le faltaban argumentos cuando afirmaba lo que afirmaba; y le doy la razón porque interpreto la filosofía que existe detrás de esa frase, lo que trascendía a esa aseveración. Y es que hay personas que da la impresión de que tuvieran un aparatito con tres o cuatro botones y pretendieran solucionar todo lo que se les presenta por delante apretando uno de aquéllos; han hecho de la opinión dogma y de la virtud reglamento. Parece que no comprenden que en esta vida no todo es blanco o es negro, sino que puede que haya quinientos matices de grises.
Yo pienso que la diversidad de problemas, la pluralidad de soluciones, los matices de cada caso, de cada historia es algo con lo que te vas enfrentando conforme el contacto con lo que te ofrece el gran espéctaculo del mundo te va abriendo los ojos; la realidad social suele ser muy enriquecedora, y asumir el espíritu que se esconde en la mentada frase te ayuda a ponerte en el lugar de los demás; me parece que es positivo buscar siempre una salida al prójimo, aunque a veces haga cosas que no entendamos.
Muy unido a lo anterior debe de estar la personal convicción de que no somos nadie para juzgar a los otros; se muy bien que es algo bien difícil y me temo que lo he incumplido unas cuantas veces, pero pienso que adquirir esta costumbre es algo que necesariamente nos va a hacer mejores. Ya llevo muchos años teniendo como trabajo colaborar en la Administración de Justicia, lugar donde si te descuidas puedes incurrir en lo que comento cada día, a no ser que te esfuerzes en asimilar que de lo que se trata es de demostrar hechos y aplicar la ley y, sobre todo, de juzgar conductas concretas, no vidas en conjunto.
Aceptar que la vida es complicada ayuda a asumir que la vida es dura; también es cierto que la vida es bella, que se puede disfrutar y mucho, pero cuanto antes seamos conscientes de que la enfermedad, el dolor -físico y psíquico- y la muerte son compañeros de viaje, mejor. La conciencia de estas realidades no solamente nos ayuda, sino que nos empuja a querer y comprender más a los demás. La experiencia profesional me ha puesto en contacto con el dolor ajeno, con realidades tremendas, y eso o te lleva a ponerte en su piel o te convierte en un ser frío e implacable.
Toda esta realidad te empuja a vivir al día, a no hacer demasiados planes para el futuro, porque a la hora de la verdad esa propia complicación, esa cruda dureza de la vida tiende a desbaratar demasiados de esos proyectos; y junto a ello, tampoco es bueno poner a nadie en un pedestal: a los amigos, a los que tienes cerca se les quiere, pero sin condiciones ni idolatrías, pues como bien decían hace poco en un blog vecino, si conviertes a un hombre en un dios, luego no le perdonarás que no lo sea.
Pero en este entramado vital, Dios es quien deshace el nudo; con Él aparecen los dos elementos que llenan el vacío: la confianza para el presente y la esperanza para el futuro. Pero junto a ellas hay que contar con un tercer elemento, la caridad que nos ayuda a comprender y nos impide convertirnos en jueces del resto.
Es bueno ser sencillos, naturales, sin aristas, pero en el trayecto de la vida también hay que alcanzar la madurez de asumir las dificultades de los demás, las asperezas del camino y las limitaciones de cada uno.http://www.historiasdelmotor.com/; anotsoveryhappyworld.blogspot.com
12 comentarios:
"No somos nadie para juzgar a los otros". De todo lo que expones, que es mucho y bueno, hoy me quedo con esta frase.
Si me lo permites, te explico algo de mi hija de 16 años. Cursa 1º de Bachillerato. En clase salió el tema del aborto y le preguntaron su opinión. Contestó (no es textual): "No estoy de acuerdo con el aborto pero no puedo juzgar a las mujeres que han abortado porque no conozco su situación ni si sabían lo que hacían..."
Pensé que ojalá muchos adultos lo tuvieran tan claro. Y , la verdad, se me cayó la baba.
Saludos desde Tarraco
Como siempre, eres un señor (pero no el Señor, tranquilo, que no te idolatrar, ni a tí ni a nadie)
En cualquier caso y aunque no hace falta añadir ni una coma ni comentar nada a tu post voy a decir algo que pienso de verdad tras un mes blogueando por aquí y por allá y 47 de vida.
Te diría que es hasta genial ver meter la pata ligeramente o hasta el corvejón, tener una salida de tono o mil de vez en cuando, que digan o hagan algo que tú nunca dirías o de una forma totalmente distinta, que se extiendan o que no lleguen, que profundicen en algo o que lo pasen por alto.
Es que me da igual, mientras esté la gente a "su" partido, al que juega cada uno... El que tenemos, que es personal.
Hay que jugar el partido ¿no? Pues eso, a jugar.
Teniendo en cuenta además, como tú bien señalas, que a menudo es lo que a nosotros "nos parece" que puede ser no llegar, pasarse, etc.
Yo de comentaristas de la jugada y correctores de estilo y de la ortodoxia, la que sea, estoy hasta la coronilla, de verdad.
Por Dios, qué miedo hay a todo, a vivir, mecachis en la mar. Qué fácil comentar y qué arriesgado jugar ¿no?
Y qué libre y qué bien me siento cuando digo lo que pienso y me da igual quién lee o quien no lee, qué van o que no van a decir o decirme. Paso.
Más naturalidad y ser como uno es no vendría mal muchas veces pienso yo.
Mira, de las pocas cosas que sé es que no se puede ir por la vida con pies de plomo si no es tu estilo ir con pies de plomo. Cada uno tiene un encanto ¿no?
Si no, acabaríamos todos siendo iguales, que es lo que pasa muchas veces.
Libertad ¿no?, pues eso.
Y no es libertad estar a ver si alguien dice o hace y si dice o hace como hay que decir o hacer...
Es que no puedo soportarlo y se nota un montón quien va a su bola, a su vida, en buen plan, y quién realmente se dedica a la monitorización, seguimiento y análisis.
Gracias por internet, Dios mío, muchas gracias.
Espero que se entienda que me encanta cómo escribes y pareces ser, pero que de la misma forma me encanta otra gente a la que no idolatro pero que respeto y mucho.
Para que se entienda: me pueden gustar a la vez Sean Connery, George Clooney, Sam Shepard, Viggo Mortensen y un montón más.
A mí me gusta todo el mundo mientras no se dediquen a ir de casa en casa a ver si dicen o hacen: jolín, tío/a, juega tu partidito y déjanos en paz.
Sabes que no va por tí sino por tanto/a palizas que hay, por Dios.
Modestino, me gusta mucho tu estilo y tu forma de ver la vida.
No voy a decirte nada porque no hay nada más que añadir a tu entrada de hoy, salvo que me gustó mucho lo de la Caridad, que para mí es la virtud más importante que debe tener un cristiano, más que la fe, si cabe.
La frase esa, Sunsi, denota mucha madurez para 1º de Bachillerato.
Me ha gustado que dice Master sobre jugar el partido: a veces es difícil prescindir de los espectadores que, como en el fútbol en ocasiones se creen con derecho a criticar sin medida.
Por supuesto que la caridad es la más importante: es el único mandamiento, el que resume todos.
Con la venia, Modestino... Máster, ¿te ha pasado algo hoy? ¿Quién te ha dado un sopapo, que le doy yo otro?
Si te apetece, te puedes pasar por el blog y leer algo de Driver, que relaja mucho. Es como un valium en forma de cuento.
Un abrazo.
Con la venia, señor fiscal... y para Sunsi
Uy, qué va, si no es algo mío personal, al revés, me driveó hoy un cuento Driver ...que es como hecho para mí y estoy con una sonrisa de oreja a oreja todo el día: oye, como si me hubiera echado el super serum de Clarins...
Lo que he apuntado aquí es cuestión de pensar cosas al leer de aquí y allá: y al no leer también, al pensar nada más. Es lo que tiene pensar: que piensas.
No somos nadie para juzgar a otros, es verdad, pero tenemos que ser conscientes que un futbolista no tendría trabajo sin sus espectadores, un actor, sin espectadores, etc.
En el momento que sales a escena sabes que el público está ahí, pendiente de tus palabras y que en cada función unos saldrán contentos, otros menos y, finalmente, otros decepcionados. No olvides que no puedes gustar a todo el mundo y acuérdate de la fábula del asno, el padre y el hijo.
Es lo que tiene, si no te gusta no salgas. Si te gusta, ten paciencia y acepta todo con resignación cristiana, aunque no sea justo, como Cristo también lo hizo.
No somos nadie para juzgar a los otros, ni siquiera para juzgar a los que nos juzgan.
Modestino, hace tiempo que te leo y me encanta la filosofia que tienes de la vida ...
Vivir y dejar vivir, ese es mi lema. Por eso comparto contigo , lo de no atreverme a juzgar a los demas
Un saludo
Bienvenida por estos pagos, maripaz; la filosofía de la vida puede ser tan variada.....
Querido Modestino, y cuanta razón tienes cuando dices que no se puede juzgar al prójimo...!! Y la de veces que lo hemos hecho....Es dificil de conseguir NO juzgar a los demás ya que involuntariamente cuado comentamos algo respecto a otra persona en el fondo muchas veces lo que hacemos es juzgar una actitud o una forma de actuar en un moemnto determinado. Hay que empatizar con las personas que nos rodean e intentar ponernos en su piel, ya que muchas veces cuando se hace o se dice algo o se toma una decisión siempre hay una razón u otra que mueve a la persona, la cual no siempre podemos compartirla.
Todos nos equivocamos y lo mejor es darse cuenta uno mismo de ello, ya que sienta a cuerno quemado que te lo digan.Pero para poder madurar y avanzar en la vida es necesario equivocarse y debemos escuchar las críticas ajenas con la misma naturalidad que los halagos, ello nos hará más personas y más humanos.
Como ha dicho alguien que ha contestado a tu comentario, hay que ser uno mismo, hay que actuar con naturalidad y no dejarse llevar por lo que está políticamente correcto; hay que ser consecuente con lo que uno hace o dice ya que la esencia de las personas esta en ello.
En fin, me incorporo a tu blog que me encanta, ya sabes que siempre me ha gustado como escribes... y creo que yo también conozco a alguien que solía usar esta frase y frases como esta.
Por supuesto que nos equivocamos, y que nos viene bien que nos lo digan, ya dijo alguien aquí que los buenos amigos son los que te dicen que estás sucio, no los que sólo te doran la píldora; pero el problema surge cuando somos incapaces de ponernos en la piel del otro.
Nos conocemos, Juan?
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